CAPÍTULO 26

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Al día siguiente, y como cada día Adhara Raphaella fue a su trabajo en el hospital, cumplió con su jornada de trabajo y ya estaba de camino a la cita con Zeynep.

Zeynep terminó la cena de negocios y se dirigió al hotel donde se hospedó, llamó a su tía y pudo escuchar a su pequeña.
Fue al baño y bajo la lluvia artificial trato de despejar sus nervios.
Aún seguía creyendo que Adhara tenía contacto con Emir.
Al igual que Adhara se sentía nerviosa y con temor de que Ugür supiera de su pequeña y tratará de quitársela.
— ¡Alah! Alah, no permitas que me quiten a mi hija, por favor.
Se metió a la cama tratando de conciliar el sueño.
Al día siguiente se levantó temprano se duchó y arregló, luego fue a recorrer las nuevas instalaciones que adquirió, hasta que llegó la hora del almuerzo con Adhara.
Llegó al restaurante, la anfitriona la guio a la mesa con vista al jardín y espero, diez minutos después estaba Adhara caminando en su dirección.
Zeynep se puso de pie para saludar y recibir.
— Zeynep, tarde mucho tiempo, pero así estoy, estás muy hermosa.
— Y usted igual Adhara, pero no espere mucho tiempo, tranquila.
— Somos amigas, por favor dime mi nombre sin el usted.
Rieron y se sentaron, vieron la carta y pidieron.
Mientras traían el pedido trataron de ponerse al día.
— Y cuéntame, ¿Qué haces aquí en Berlín? ¿Estás de vacaciones?— Preguntó Zeynep.
— No, estoy trabajando aquí, ya tengo tres años aquí, Emir y yo nos divorciamos
— Que tristeza, hacían una linda pareja y se veían muy enamorados.
Adhara sonrió y esa sonrisa no llegó a sus ojos.
— No Zeynep, lo nuestro era un contrato, no había amor.
— Pues para ser un contrato se veía mucho amor en sus miradas.
— Nada es lo que parece Zeynep. Pero cuéntame, como así estás aquí por negocios de tu tía, ¿Acaso ya no trabajas con Emir.
— No, hace exactamente tres años que dejé de trabajar con él y me fui a vivir a Londres, donde mi tía tiene una cadena de hoteles cinco estrellas, y decidimos extendernos.
— Me alegro mucho por ti, ¿y por qué dejaste de trabajar con Emir?
Zeynep tragó el nudo en su garganta, miró hacia fuera apretó sus labios, la miró y respondió.
— Ugür y yo teníamos una relación, era secreta, yo pensé que eran por las reglas de la empresa, pero no fue así.
— Lo siento mucho por ti Zeynep, parece que no tuvimos suerte con los Aksoy. — Habló casi susurrante.
Zeynep suspiró profundo y respondió.
— Jamás perdonaré su traición, creí en el, creí que, que me amaba y todo fue mentiras.
— Ya lo olvidarás, conocerás a alguien que te ame y te valore, serás feliz ya lo verás.
— Olvidar será imposible, y más si tengo una miniatura versión mujer tan parecidas a él.
Adhara quedó sorprendida al escuchar esa declaración, pues para ella también sería imposible olvidar.
— Zeynep, para mí también sería imposible olvidar a Emir, pues también tengo dos versiones de el.
Zeynep se abrazó a ella, y sus lágrimas rodaron.
— Que cosas de la vida, nosotras estaremos unidas por nuestros hijos, mi pequeña se llama Hande Nuray, Ese es su nombre. — La miró y expresó con tristeza.
— El nombre de mi príncipe es  Ahmed  Iskander y el de mi princesa Handan Deniz.
— Nombres de sultanes.— Dijo entre risas.
— Si, son mi vida y lo único bueno de ..
— Es difícil perdonar un engaño, además jamás creí que el señor Emir fuera así, se veía tan enamorado de ti, incluso nos quedaremos hasta tarde, para adelantar trabajo y yo había hecho el  itinerario del viaje que harían, no entiendo en qué momento pasó.
Adhara sentía un mal sabor de boca al recordar la escena que vio.
—  No lo sé Zeynep, pero pasó, eso destruyó nuestro amor.
— ¿Y quien es esa mujer? — Preguntó Zeynep sin imaginar que se trataba de la misma mujer.
— Prefiero no perder el tiempo hablando de esa mujercita, pero dime, ¿te quedarás a vivir en Londres?
— Talvez tengo que mudarme aquí por el trabajo.
Zeynep y Adhara hablaron por más tiempo, al momento de despedirse intercambiaron dirección y se fueron cada una a su residencia.
Adhara no quitaba de su mente las palabras de Zeynep.

"Es difícil perdonar un engaño, además jamás creí que el señor Emir fuera así, se veía tan enamorado de ti, incluso en algunas ocasiones nos quedamos hasta tarde, para adelantar trabajo para no tener inconvenientes cuando estuvieran viajando, y yo había hecho el itinerario del viaje que harían, no entiendo en qué momento pasó."

— ¡Dios! Logró engañar a todos, pero ya no caeré en el engaño, en su engaño.
Zeynep estaba de igual manera, recordar lo que vio le rompía el corazón.
"Ugür me mintió, y verlo con esa mujer en la firma en como los encontré fue algo que jamás podré olvidar."
Adhara llegó a su departamento, fue a la habitación de sus pequeños, los vio dormir y los observó por mucho tiempo.
— Tienen derecho a conocer a su padre, a sus hermanas, no soy quien para alejarlo de su familia paterna".
— Luna llamando a tierra. Raphaella,¿Que te pasa, por qué tan pensativa?
— Yoris, voy a volver a Roma.
— Perfecto, haré todo para el viaje, ¿Cuándo deseas viajar?
Adhara miró a su mejor amiga, y sonrió, era como si adivinaras sus pensamientos,
— Dejaré un reemplazo en el hospital y entonces nos vamos.
Su celular sonó, miró la pantalla, reflejaba madre, contestó pronto sin imaginar la noticia.
— ¿Qué estás diciendo madre? Saldré lo más pronto posible.
Colgó la llamada y miró a Yoris.
— ¿Qué sucede Raphaella? Te pusiste palia.
— Mi abuelo, está muy mal, deseo verlo .
Cerró los ojos queriendo no imaginar lo que vendría. El viaje se realizó a la brevedad posible y luego de horas de vuelo estaban subiendo a los autos que esperaban por ella en el aeropuerto.
— Directo a hospital, y tú Yoris te vas a casa con los niños.
Se despidió de sus pequeños y fue al hospital, el recorrido fue rápido y mientras iba en su mente venían recuerdos de su infancia junto a su abuelo.
— Llegamos señorita Adhara Raphaella.
Adhara bajó tan rápido como pudo, caminó por los pasillos blancos y llegó al piso donde estaba su abuelo.
— ¿Cómo está mi abuelo? Preguntó con premura.
— Solo pregunta por ti y AmiCris.
— ¿Amaranta ya está aquí?
— Esta llegando.
Pronto se encontraron se miraron y por fin después de tres años estuvieron juntas nuevamente.
Pasaron juntas a ver a su abuelo por última vez.
Escucharon cada palabra y consejo sabio.
— Abuelo, saldrás bien de esta también, tu eres mi super héroe favorito, tienes que ver a tus bisnietos, son hermosos, mi hija, Handan Deniz y mi hijo Ahmed, tienes que verlas abuelo.
— Me hace feliz saberte  con una familia, se feliz nieta mía,
Adhara se le estrujo el corazón sabía que su abuelo ya no saldría con vida de ahí.
Unos días después el temor más grande se hizo realidad, estaban en el funeral de Renato D'Alessio.
Adhara miró a lo lejos a Emir junto a Lavinia,  cerró los ojos, suspiró profundo y su corazón dolió.
— No creo lo que veo. — Susurró Daimon, haciendo gesto de negación.
— Tiene el descaro de venir con su amante, de verdad que Emir no tiene vergüenza — Renegó Yoris.
— Tiene derecho a ser feliz, nuestro matrimonio fue solo un acuerdo bajo contrato, solo eso.
— Si supiera que de ese acuerdo nacieron mis ahijados hermosos.
— Así es, y pronto lo sabrá.— Dijo Adhara para así misma
Emir la miró sintió su corazón latir tan fuerte, acudió a funeral, era la ocasión perfecta dónde encontrarla, la vio irse y se dispuso a seguirla.
— ¿A donde vas Emir?
— Si estoy aquí, es por que sabía que la encontraría aquí.
— ¿Irás tras ella después de que se fue sin decir nada? Emir, si ella te dejó es que que no te ama.
— Pues que me lo diga frente a frente.
Lavinia lo vio irse, sintió temor, de que descubriera la verdad y se adelantó. Corrió por la parte posterior a la que Emir fue.
Vio a Adhara subir al auto sin ser alcanzada por el.
Salió del cementerio subió a su auto, para seguirla a distancia, la vio llegar al departamento salió sin ser vista, tomó el segundo ascensor y subió.
Llegó al piso del departamento, y pudo ver en la terraza a una mujer y dos niños, escondía entre las columnas vio a Adhara llegar hasta ellos y cogerlos y besarlos.
— ¿Dos hijos? Emir tiene dos hijos, tengo que evitar que se encuentren. No puede saberlo. Pero es inevitable, el lo sabrá, piensa Lavinia, piensa, evita que se encuentren.
Lavinia volvió a subir al ascensores bajó, fue a su auto y vio a Emir llegar.
— ¡Rayos! Maldita sea.
Cogió el teléfono y marcó un número, era de Alexey, su ex-novio.
Alexey era un delincuente de cuello blanco, y enemigo de  los Aksoy.
— Mi bella Lavinia, cuando el desierto  arde es por esta falta de regio, o me equivoco.
— Te necesito Alexey, pero ya.
— Hace años me dijiste que no necesitabas de mí, me dejaste por ese imbécil, y ahora dices que me necesitas.
— Escúchame, te daré la mitad de todo lo que tengo,  pero necesito que me ayudes.
— ¿En que puedo ayudarte?
— A desaparecer a alguien.

UN TRATO CON EL CEO (5to libro de la saga cielo eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora