CAPÍTULO 28

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Alexey y Lavinia tenían todo preparado, listos para despegar al momento de interceptar a los pequeños. No contaban con algo inesperado, y era la seguridad de la cual no se habían percatado antes, viendo la seguridad que se les dificultaba acercarse a los niños, no tuvieron otra opción más que tomar la oportunidad que se presentó, Adhara buscando algo en su bolsa quedó muy atrás de sus hijos y fue ella el blanco.
—  ¿Como que no tiene a esos mocosos? Te di una orden Alexey, y haces lo que te da la gana. — Reclamó Lavinia muy enojada.
—  ¡Quieres callarte y escucharme! No pudimos con los niños, no contábamos con esa seguridad que tenían, ella quedó expuesta y la agarramos, el dará por ella lo que piden, pues es la madre de sus hijos.- Explicó Alexey.
Lavinia cerró los ojos, sentía impotencia, quería hacerla sufrir y torturar la, una sonrisa malévola se formó en sus labios.
—  Quiero verla. — Ordenó apretando sus dientes y sus puños.
El avión levantó el vuelo con destino a Turquía, se adentro a la habitación donde tenían a Adhara atada de pies y manos, y con los ojos vendados.
Caminó hacia ella muy despacio, la observó por algunos minutos, suspiró blanqueando los ojos, dio vuelta y salió.
— Como odio a esa mujercita, la detesto con todas mis fuerzas, me robó el amor de Emir, por su culpa el no me quiso a su lado. Pagarás muy caro perra, pagarás por haberte metido con mi hombre. Pagarás cada cicatriz marcada en mi piel.
Caminó a la pequeña sala de reuniones y empezó a enviar fotos al correo de Emir.
Mientras en Roma, todos estaban alarmados por la desaparición de Adhara Raphaella, el jets nunca levantó su vuelo, todos bajaron del avión subieron al auto y fueron a la mansión Pierre.
Dante intervino en cada una de las cámaras del aeropuerto, y vio en el momento en que Adhara fue raptada, sin saber el paradero exacto donde iría el jets.
Los niños preguntaban por su madre, mientras los detectives hacían lo suyo junto a la policía, que esperaban la llamada que nunca llegó de los secuestradores.

Mientras tanto en Turquía.
Emir llegó a Estambul, y fue directo a las oficinas donde había un levantamiento en su contra. Subió por el ascensor que lo llevaría directo a su oficina, donde estaba Ugür tratando de negociar los pagos pendientes de seis meses atrás.
— Ugür, ¿que carajos está pasando? Explícame detalladamente por qué no entiendo nada
—  Millones de pagos pendientes hermano, los proveedores de perlas no reciben un solo dólar desde hace un año, siete meses, y los proveedores de las demás piedras preciosas igualmente. Pagos a los empleados. ¿¡Que carajos hiciste tú Emir!? - Casi grito con desespero Ugür a ver las cuentas en números rojos y con millonarias deudas.
Emir pasó sus manos por su rostro, no creía lo que estaba sucediendo, organizó una reunión con los demás socios, ya todos en la sala de reuniones abrió su correo por la notificación que llega y ve las imágenes y la nota al pie de ellas.
" Si te interesa la madre de tus mocosos, tendrás que pagar muy caro.
—  ¡Ugür! —  Gritó girando la portátil hacia el.
Ugür miró las fotos y leyó el mensaje.
—  No lo creo, ¿Raphaella tiene hijos? ¿Tus hijos ?
—  ¡Por Alah! Son mios, son mios. —  Se pronunció en un susurro.
Salió de la sala de reuniones fue a la oficina y marcó su número un y otra vez sin tener una sola respuesta.
En la pared se vio estrellado el celular, se sentía impotente atado de pies y manos, se maldecía internamente al perder la oportunidad de tenerlos, recordó cuando trató de decir algo que el no le permitió.
—  ¡Joder! ¿Seré más imbécil?
— Tranquilo hermano, encontraremos una solución.
Miró a Ugür, y justamente entra Yagmur su padre.
—  Hijo, no se lo que hiciste, pero juntos lo solucionaremos, no te desesperes Alah está con nosotros.
Emir miró a su padre, y terminó contando el secuestro de Adhara.
— ¿Mis nietos? ¿Por qué nunca me dijiste eso Emir?
—  Padre, recién me entero de que tengo dos hijos más, y mi mujer secuestrada.
Otro teléfono volvió a sonar y rápidamente respondió.
—  Como saben de estas líneas, se supone que son privadas. — Se preguntó Ugür mirando a todos.
—  No llames a la policía.
— ¿Dime lo que quieres para dejar libre a mi mujer?
—  Espero no le avises a la policia, por qué será ella quien pague por cada uno de tus estupideces. - Repitió nuevamente.
— ¡Déjame escucharla! !por favor! No le hagan nada.
— ¡Emir! Emir ayúdame. —  El grito de Adhara era lejano.
— ¡Raphaella! Raphaella mi amor, tranquila, pronto estarás conmigo, lo prometo ¡Raphaella! —  Gritó al momento en que cortaron la llamada.
Y momentos después nuevamente sonaba el teléfono, Stéfano poniendo se en contacto con Emir al no tener información ni nada del secuestro de su hija.
—  Emir, secuestraron a mi hija.—  La voz de Stefano al otro lado de la línea.
—   Señor Pierre, estoy al tanto de todo, me están llamando, negociarán conmigo.
—  Salimos enseguida para allá. —  Le dijo y colgó la llamada Stéfano.
De pronto un mensaje llegó a su correo y era, eran fotos de Adhara con la nariz sangrando. Dio un fuerte golpe sobre el escritorio, se sentía impotente, y nuevamente el teléfono.
Tres horas después Stéfano y Pierina estaban en el aeropuerto de Estambul subiendo a uno de sus datos y yendo a las oficina de Emir.
Media hora después estaban frente a Emir.
— Señores Aksoy, aquí estamos. —  Expresó Stéfano.
—  ¿Donde están mis hijos ? - Fue lo primero que preguntó yo al verlos entrar a la oficina.
—  Los enviamos al hotel, están con los custodios.
— Envié los a casa, por favor, estaré más tranquilo.
Emir envío la dirección para que sean trasladado a la mansión Aksoy.
Las horas pasaban y la angustia crecía, por el resto de lo que quedaba del día no volvieron a llamar.
— Está espera me volverá loco. — habló con angustia Emir.
— Tranquilo Emir, la encontraremos, nuestro equipo de Restrepo dará con los secuestradores.
Llegaron a la mansión Aksoy y los pequeños estaban en compañía de su hermana Ezra y sus hijas Aylín Dylara y Yara Elif, Emir caminó muy despacio y se acercó a ellos, los miró, se puso a su altura, acaricio sus cabellos.
— Mis amores, mis hijos, prometo que traeré a su madre, lo prometo, nunca más nos volveremos a separar, estaremos juntos. — Dio un abrazo a sus pequeños y continuó. — Ellas son tus hermanas mis pequeños.
—  Hola, soy Lyn
—  Yo soy Yara Elif, pero me pueden decir liff, somos amigas de tu mamá, y te cuidaremos hasta que ella regrese.
—  ¿Tardará mi mami? — Preguntó la pequeña Handan.
—  Pronto volverá mami, y traerá muchos regalos, ahora vamos para que descansen. —  Aylín y Yara los cogieron en sus brazos y los subieron a su habitación, Emir los vio irse, ellos sonrieron, pero el cansancio se reflejó en sus rostros, restregaron sus ojos y se durmieron luego del baño.
Dos días pasaron, y no volvieron a llamar, todo era sombrío, y desesperante, Emir estaba al borde del colapso, los problemas de la empresa era cada ves insostenible y los secuestradores no daban noticia de nada.
— Me volveré loco si no llaman, ¿!Que carajos quieren!? Si es dinero, que lo pidan se les dará, pero que se comuniquen.
El teléfono sonó sin pérdida de tiempo Emir abrió la llamada.
—  ¡Aló! ¡Aló! ¡Hablen! —  Contestó y solo el silencio el otro lado de la línea, y al rato hablaron.
—  Queremos veinte millones de dólares si quieres ver a tu mujercita viva, espera instrucciones. — Hablaron después y ese tiempo fue suficiente para localizar la llamada.
Dante envío había hackeado la red telefónica de la casa y las empresas de Emir y así tenés acceso a la información de cada llamada y dar con los complices de los secuestradores.
Dante envío la información al celular de Stefano quien en segundos la envio y dio la información a los detectives.
Tres horas después ya estaban en la casa toda rodeada listos para rescatar a Adhara, Emir se adentró sigilosamente, junto a los miembros de rescate.
—  Señor Aksoy, manténgase detrás de nosotros, pondrá en peligro la operación.
—  No me pidan que me quede, por que no lo haré, no voy a interferir, pero no dejaré de estar junto a ustedes.
Subieron las escaleras sigilosamente, mientras en el sótano de la casa era donde estaba Adhara atada de pies y mano a una silla.
El celular de Emir sonó nuevamente, y sintió el vibrador, miró la pantalla vio el mismo número, y respondió.
—  Tengo el dinero, dime dónde lo dejo pero por favor, no le hagas nada a mi mujer.
—  Ya te están esperando en el sótano, cuando llegues ahí, dejaras la maleta en el ascensor que está ahí y la enviaras a la planta alta, y no se te ocurra seguirnos, diles a todos que no lo hagan por qué entonces te costará muy caro. Harás, todo lo que te diga. dejar la maleta en el ascensor ya.


Emir bajó al sótano, y vio a Adhara en la silla casi inconsciente y con la ropa llena de sangre.
—  ¡Amor! Mi vida, responde.
El celular sonó nuevamente y respondió.
—  Enviaste la maleta.
—  Malditos miserable la han lastimado.
—  ¡Envía la maleta! —  Gritó Alexey, su teléfono fue arrebatado de sus manos y habló Lavinia.
— Emir, mi señor, ¿Recuerdas esas palabras? Soy Genevieve mi señor, soy quien tú quieras.
—  ¿Lavinia? Tu, tu eres .
—  ¡Si! Era yo, fui yo en el club, soy yo ahora, la que complacía tus perturbados instintos, tu enferma obsesión por esa perra de Genevieve que solo te utilizó a su antojo, soy yo, Lavinia Valvonesi, la mujer que estuvo a tu lado todo ese tiempo amándote y tratando de sanar tus heridas, cuando tú mujercita te dejó, y tú, tu solo me usaste, yo pagué la furia que te desató esa mujer y me dejaste al borde de la muerte.
—  Estás loca Lavinia, ¡Loca!.
Colgó la llamada y desató a Adhara, la timo en brazos y la llevó fuera de esa humedad en la que estaba.

UN TRATO CON EL CEO (5to libro de la saga cielo eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora