Recorro las calles cerciorandome que los habitantes no son esclavos ni están en situaciones precarias, aunque ya están ampliando los muros, para los nuevos habitantes por la unión de los reinos.
Los niños corren imitando a los guerreros de armaduras negras que recorren el mercado para su resguardo, los guardias que cuidan mis espaldas son los Guardias Rojos, no dejaron acompañarme a mis guardias de confianza.
Veo a unos niños correr mientras que sus madres los vigilan desde la fuente, el agua viene de las montañas nevadas, es purificada por la naturaleza.
Volvemos por otro camino para un último vistazo de los ciudadanos que me regalan sonrisas tensas, pero que se encuentran bien.
Al llegar al Castillo cruzamos los jardines, aún así los guardias no desvían su camino y siguen mis pasos muy de cerca.
- Ya estoy dentro del castillo, es innecesario que cuiden de mi dentro de la fortaleza - Detengo mis pasos exclamando, para quedarme a solas.
Luego del recorrido, me retiro a mi habitación para ver el paisaje desde el balcón, las Damas se encuentran fuera de mi puerta, no deseo ver a nadie, ni ingerir alimentos siquiera.
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Escucho el sonido de mi puerta al abrirse, ignoro totalmente el intruso y aún veo hacia el atardecer recostada en mi sillón favorito.
- Encontré un libro muy viejo en la biblioteca, tu Reino es el más antiguo, además que los ancestros de Sam y Donovan tienen sus guías, antes tus antepasados volaban entre los nuevos con los caballos alados debió ser increíble domar el viento - Me intereso en Leo que trae en sus manos el Libro Magno - Dicen que los ancestros de Donovan tenían la capacidad de volverse lobos, y los de Sam compartían la energía mística de los fénix - Me acerco para observar de cerca lo mencionado.
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