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El frío se cala en mis huesos, y mis dientes empiezan a tiritiar, llegamos a las calles del Reino de las Montañas y los pueblerinos salen a ver quién se pasea pavoneandose, con dirección al Palacio.

El frío se cala en mis huesos, y mis dientes empiezan a tiritiar, llegamos a las calles del Reino de las Montañas y los pueblerinos salen a ver quién se pasea pavoneandose, con dirección al Palacio

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Las banderas del Castillo helado se ven elevadas y orgullosas. Al entrar al castillo directamente al salón del trono, este se encuentra vacío.

 Al entrar al castillo directamente al salón del trono, este se encuentra vacío

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Sin embargo, el dueño del trono sale de uno de los laterales del mismo.

- Vaya, quién diría que el crudo invierno me traería una invitada no esperada - El viejo Rey se sienta en el trono.

- Rey de la Montaña, nosotros le trajimos a la Reina de Plata, esposa de sus tres enemigos - Los tipos me arrojan al suelo.

- Si si, pero no lo hicieron solo porque si - Dice el rey.

- Si usted nos puede recompensar, estaríamos agradecidos - Dice el líder arrodillándose.

- En este momento tú Laila del Reino Alado, serás mi invitada, en mi palacio - Dice el Rey con cierta satisfacción - Y a ustedes les voy a recompensar por sus servicios caballeros - El Rey agita su mano y los guardias empiezan la matanza, asesinan a los cazarecompensas, su sangre me salpica el rostro - Portate bien niña, mi hospitalidad tiene un precio - Dice el Rey, para después ser escoltada por sus guardias.

El Reino Alado 🪽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora