Una lágrima solitaria rueda por mi mejilla cuando el Sacerdote termina de sellar la unión en Sagrado Matrimonio, cada uno de ellos toma su momento para besar mis labios en frente de todos; el Rey rojo, el Rey negro y El Rey dorado.
Cada uno muy diferente del otro, el primero de ellos me besó de forma fría, el otro me besó y mencionó en mi oreja que se muere por llegar a los aposentos a consumar nuestro matrimonio, cuando el último de ellos me besó sentí una chispa que no puede interpretar.
Luego fue que posaron una corona de plata con tres joyas representando a los tres reyes, en la cima de mi cabeza tomando asiento en los cuatro tronos del Salón. Todos iguales, del mismo material, de la misma altura y eso me dejó sorprendida, muy lejos de lo que pensaba que pretendía el Rey rojo.
Y así comenzó la celebración con más de un invitado desconcertado como su nueva Reina.
El vino se vuelve tu mejor amigo en momentos incómodos, sin embargo dejaron de rellenar mi copa a la segunda ronda.
Mis Esposos están a mi alrededor mientras que yo me dejo estar en la mesa principal recibiendo los presentes de todos, más que todo son libros, sin embargo llega un baúl de aspecto antiguo y de plata, el cual ordeno subir a mis aposentos de inmediato.
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