Capítulo: 22
JinYoung meneó la tarjeta de presentación entre sus dedos, frunció el ceño y mantuvo esa idea poco realista en su mente por un par de segundos.
¿Qué pasaba si todo era una broma? Como un juego para ridiculizarlo y exponerlo ante YuGyeom y peor aún exponerlo ante BamBam, quién seguro lo haría sentir en la miseria completa.
Aún así, las palabras resonaban en su cabeza "espera por mi llamado" ¿por qué debía hacerle caso?
Aún si sus razones tenían sentido, aún si parecía convincente no podía fiarse solo porque sí.
Las instrucciones que le dio eran sencillas, Mark se comunicaría con él, incluso si tenía su número entre los dedos, aquel doctor fue muy puntual en esperar de forma paciente.
¿Qué debía esperar? Lanzó la tarjeta sobre la mesita de la sala, juntó sus manos y dejó que ese sentimiento incómodo de angustia permaneciera dentro de su pecho.
La moral entre los que debía hacer y ese pequeño deseo se mezclaban y causaban que el alfa sintiera una especie de propia desconexión de su propio ser.
Los alfas tienen un solo Omega, no más, le enseñaron que no podía existir ninguna duda cuando se trata de tu persona destinada. Por años pensó en eso, en el tema delicado que tendría que explicar respecto a sus gustos dentro del sexo, pero ahora que tenía un Omega, ni siquiera quería acercarse a él.
Era extraño, como si algo lo atrajera a él, pero al tiempo le crease una sensación de repulsión, que lo hacía sentir distante, incluso si estaban uno a lado del otro, riendo, JinYoung incluso si sentía que todo podía salir bien con él algo no lo dejaba sentir convicción por esa oración.
Tocaron la puerta.
Podía suponer de quién se trataba, se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta.
Su idea no fue errónea cuando abrió la puerta y se encontró con esos ojos grandes y brillantes, que poseían una sonrisa grande, hasta animada. Su corazón se detuvo por un momento, lamió sus labios y lo dejó pasar.
No fue hasta que lo vio frente a sus ojos que supuso que debía hablar con él.
No era algo grato jugar con los sentimientos de la persona, ni siquiera lo había pensado bien, pero ahora que estaba frente a él no quería herirlo, no quería lastimarlo.
Consideraba que era una gran persona, un gran humano, y aún hiciera lo que hiciera sentía que esos sentimientos por él nunca llegarían.
Sabía que algo no estaba bien entre los dos, incluso si lo intentaba con todas sus fuerzas, con todo su corazón, presentía que no podía amarlo tanto como deseaba.
No tenía planeado nada con él, de hecho, ni siquiera lo esperaba en su casa, aún así lo invitó a pasar, tomaron asiento y Kim le miró con una gran sonrisa.
Por un instante sintió un pequeño dolor de pena dentro de su pecho, se le partió el corazón por tener que enfrentar sus propias emociones, no quería jugar con él, y ponerlo en su vida como un plato de segunda mesa.
Tomó una bocanada de aire tanto aire como sus pulmones le permitieran, lo miró a los ojos por primera vez y enunció:
—No te esperaba.
La sonrisa del menor se ensanchó, para luego acercarse un poco más a su alfa.
—Ya sé, ya sé, —concordó—, pero sé que estos días en la oficina tienes mucho trabajo, así que quise pasarme por aquí.
