Capítulo: 27
—¿Tienes problema si falto el viernes?
JinYoung quién estaba inmerso en su trabajo, elevó la vista para encontrarse con Jackson asomando la cabeza.
Sus cejas se elevaron en una combinación entre sorpresa y risa, le parecía cómica la forma en la que entraba a su oficina para preguntar algo así, como si fuera el fin del mundo.
—Al menos dime porqué.
Una sonrisa iluminó su rostro, pensó que sería mucho más complicado convencerlo debido a la cantidad de trabajo que tenían encima.
Pensó que tendría que cancelar a JaeBeom por la misma situación.
—Voy a salir de campamento.
Elevó su ceja en signo de sorpresa, ya que aquel alfa no era el tipo de persona que iba por voluntad propia a un lugar como ese, pero sabía que la respuesta del porque no sería difícil de atinar.
—¿JaeBeom?
—¿Como sabes?
Su voz denotaba genuino asombro, como si unir los puntos fuese una tarea muy difícil e incluso pensar que era a causa de JaeBeom era algo inimaginable.
Su amigo soltó una pequeña risa, los gestos de Wang podían ser todo un espectáculo, desde la forma en que se movía, hasta como sus ojos mostraban esos gestos honestos.
—No es tu estilo ese tipo de cosas—comentó—, eres un hombre de ciudad.
Pareció pensar en sus palabras, como si fuese una noticia nueva lo mucho que le molestaba el campo, no porque fuese hermoso, sino lo incómodo que se sentía alrededor de tantos animales que podían picar o asustarlo.
—Oye, también me gusta el campo —trató de convencer al otro.
JinYoung negó, no había esperanza alguna con ese hombre, porque podía notar desde lejos todo el esfuerzo para estar con Lim, incluso si tenía que ir a lugares que no eran de su agrado su disposición estaba ahí.
—¿Quieres que te recuerde ese campamento?
—Ni lo menciones.
Jackson apenas pudo recordar y todo su cuerpo tembló en terror. Tuvo pesadillas lo que restó del año, y es que un pequeño insecto subió por su pie, el susto fue tan grande que terminó con un esguince.
Park amaba esa anécdota y cada que salía a colación no paraba de reír, era como si cada vez fuese la primera vez que la oía, incluso si la sabía de inicio a fin, era un deleite escucharlo una y otra vez.
Notó la poca disposición de su amigo de hablar del tema y supo que hoy no era un buen día para recordar aquella anécdota. Sacudió su cabeza y le extendió un par de documentos a sus manos.
—Bien, puedes faltar —aceptó sin problema.
Le daría el día, era un precio que estaba dispuesto a pagar si podía tener entre sus manos otra historia de Jackson tratando de vivir en el campo.
—Entrega esto a Kunpimook, no estoy de humor para lidiar con sus quejas.
Jackson miró las hojas, era el mismo documento que hace un par de días le regresó, con nuevas notas y detalles a mejorar. Elevó su ceja bastante consternado por sus acciones.
Era bastante raro verlo pasar de querer hacer todo por él, cuidarlo y procurar lo a que de la noche a la mañana no le importase más. Incluso pensó que ya tenía su lazo, pero miró su cuello, sin alguna marca, sin rastro de nada, ni siquiera un cuello tortuga, nada.