{+%{Quizas}%+}

49 6 0
                                    

*Isaac*

Pase todas las vacaciones con Victoria, iba casi diario a su casa y ella a la mía, íbamos al parque, caminábamos diario y en ocasiones le parecía divertido hacerme manejar su bicicleta, nos escribíamos y hacíamos llamadas a cualquier hora por cual...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pase todas las vacaciones con Victoria, iba casi diario a su casa y ella a la mía, íbamos al parque, caminábamos diario y en ocasiones le parecía divertido hacerme manejar su bicicleta, nos escribíamos y hacíamos llamadas a cualquier hora por cualquier cosa; Sin notarlo, faltaba solo una semana para que empezaran las clases y estábamos en casa de Victoria, ella estaba sacando toda la ropa de su armario decidiendo cuál iba a conservar y cuál podía vender a chicas de su clase de ballet.

—¿Qué tanta ropa tienes? — pregunté después de oírla decir 20 veces "me la quedo" y ni un solo "ésta no"

—La necesaria, solo que algunas cosas ya no me quedan y otras ya no son mi estilo—Solo la oía hablar mientras me describía la ropa que sacaba para que al final ella se respondiera a sí misma si la conservaría o no. Yo solo podía pensar en la escuela, me ponía nervioso y sabía que no era solo un simple cambio y que no sólo sería un chico nuevo, sería el chico ciego, y creo que mis pensamientos se notaban porque después de unos minutos callado Victoria terminó lo suyo y se sentó a mi lado en su cama.

—¿Todo bien? — me preguntó amablemente.

—¿Eh? Si

—¿seguro? — continuó, sabiendo que estaba pensando en algo.—¿en qué piensas?—

—En nada, solo... la escuela

—No tienes de qué preocuparte, yo estaré ahí— me aseguró dándome un empujón. En eso cayó una fuerte lluvia repentina y oí a Victoria correr a su ventana para cerrarla y ver. —Dios, salió de la nada, vamos— dijo acercándose a mí y tomándome del brazo.

—¿A dónde?

—Afuera, ven, vamos a caminar

—Pero nos vamos a empapar

—Da igual— Jaló mi brazo sin importarle lo que dije y salimos. Después de un par de pasos decidí guardar mi bastón deteniéndome, los charcos que crecían volvían difícil mover mi bastón y seguir el paso de Victoria.

—¿Qué haces? —Me preguntó.

—Lo guardo, mejor volvamos, no puedo usar bien mi bastón en la lluvia—En un segundo, sentí como tomó mi mano y la puso en su hombro guiándome como si nada, a pesar de que hacía frío se sentía bien estar en la lluvia, podía oír un millón de charcos resonando por las gotas de lluvia nuevas que caían en ellos y el olor a lluvia era más agradable cuando se mezclaba con el de su perfume, solo volvimos a casa de Victoria porque entro agua en sus zapatos y devuelta en su cuarto me dio una toalla para secarme un poco.

—Mi mamá me matará por llegar así— Dije secando mi cabello sin éxito y mi cuerpo.

—Para eso es la toalla, espera.

—¿Qué?

—Tus lentes...—Los quito de mi rostro y los volvió a colocar. —Listo, estaban sucios—se sentó a mi lado. —¿Sigues preocupado por la escuela? —preguntó.

—No... no lo sé

—Solo... si alguien te dice algo, no hagas nada estúpido ¿sí? Se más listo que ellos

—Está bien— Victoria intentó secar más mi cabello y no pude evitar sentir curiosidad por saber cómo lucía ella, era raro oír la voz de alguien y pasar casi todo tu días con ellos pero no saber como son, mi vista había empeorado en los ultimos meses pero no le dije nada a Victoria ni a mi mamá, ahora no solo veía borroso, sino que ya no podia ver colores y todo se habia vuelto una pintura abstracta en escala de grises que se convertian lentamente en negro. El agua pareció bajar así que decidí ir a casa con un paraguas que me prestó Victoria, al llegar, la lluvia volvió a desatarse como si hubiera esperado que llegara a casa, me fui a sentar en la puerta que daba mi jardín a escuchar la lluvia, era un paisaje grisáceo con negro y las gotas de lluvia parecían estática, estaba empezando a oscurecer pero la lluvia no se iba así que extendí mi mano para sentirla, aunque caían gotas pesadas, era agradable de sentir, como una ola golpeando tu cuerpo. Ahí volví a pensar en la escuela, no eran nervios ni emoción, solo pensaba en ello, no tenía idea de cómo sería, si me tratarían diferente o si a nadie le importaría, decidí que lo mejor era no pensarlo tanto y dejar que solo pasara, después de todo Victoria estaría ahí y eso bastaba para que estuviera bien. Al otro día ella apareció en mi puerta sin mandar mensaje antes.

—¿Qué haces aquí?— pregunté porque no habíamos hecho planes para hoy.

—Ayer dijiste que con la lluvia no podías usar bien tu bastón y- ¿no viste los charcos?- bueno, es obvio que no los viste, pero si salimos yo estoy aquí para guiarte ¿okey? —dijo con entusiasmo.

—...okey—Sin tomarse un segundo ella tomó mi mano y salimos a caminar, el día era frío y todavía se apreciaba el paisaje gris y la mano de Victoria era lo único cálido en ese momento.

Ya no hablamos de la escuela, solo caminamos y ella me hablaba de peliculas que habia visto, la última película que pude ver en un cine fue la película de Robert Pattinson como Batman, después de eso fue el accidente y fui perdiendo lentamente la vista, todo lo que veía en pantallas tenía un audio descriptivo, que como su nombre lo dice, describe lo que aparece visualmente en la pantalla, pero como todo lo dice una voz robótica por encima de los diálogos, termine perdiendo el interés en películas y programas de televisión y termine oyendo y leyendo libros. Se lo dije todo a Victoria y ella reconoció lo horrible que debía ser eso y me prometió que si veíamos una película juntos ella sería el audio descriptivo, yo solo asentí con la cabeza sin darle importancia por fuera, pero en mi interior me encantaba la idea de oír su voz por horas, no decía nada de esto en voz alta, pero oía con atención todo lo que decía y de pronto pensé en cómo sin importar los años que estuvimos separados, aun le confiaría mi vida, en cómo literalmente en ese momento estaba confiando ciegamente en ella, la quería, la quería demasiado. No sé por qué de pronto me gustaba oírla hablar, me gustaba su olor, me gustaba tomarla de la mano y abrazarla y cada que ella se despedía con su beso no podía evitar sentir nervios al tenerla tan cerca de mi rostro, sus labios eran suaves y a veces tenía curiosidad de cómo sería... besarlos.

Vidas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora