Vidas Cruzadas

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*Victoria*

La primera semana de clases fue normal, íbamos a la escuela y ambos teníamos actividades los mismo días, llegó el viernes y estábamos caminando a casa pensando en algo que hacer.

—¿Entonces? ¿Se te ocurrió algo? —me preguntó Isaac a medio camino.

—No sé... ¿qué tal si jugamos cartas? Como cuando éramos niños — sugerí con entusiasmo.

—Si quieres, pero creo que el que yo no pueda ver mis cartas te da cierta ventaja—bromeo

—Ah cierto...—dije ahora desanimada y apenada.

—Podemos hacer eso si quieres, digo, perdería un par de veces pero creo que a comparación de cómo jugabas de niña, mejorarías bastante— bromeó de nuevo, llegamos a mi casa después de unos minutos más, mamá regresaría en la noche así que tendríamos la casa el resto de la tarde.

—Tengo hambre—me quejé tirándome en el sillón de mi sala cuando una idea llegó a mi cabeza. —¡Ya sé! — exclamé viendo a Isaac.

—¿Qué?

—Hay que preparar algo, tengo los ingredientes para hacer una pizza

—Si quieres, pero no sé como ayudarte

—Está bien, yo tampoco sé mucho, aprenderemos juntos— amarré mi cabello en un nudo y saqué todos los ingredientes en la barra de la cocina para comenzar, ninguno de los 2 sabía nada de cocina y menos sobre cómo hornear algo pero nos las arreglamos, yo leía las instrucciones y hacía las medidas mientras que Isaac mezclaba, cuando logramos hacer la masa pusimos salsa encima y trozos de jamón para ponerla en el horno.

—Esperame, quiero lavar mis manos— dije y deje a Isaac solo en la cocina, al regresar vi a Isaac esperándome mientras lavaba los platos, se veía... lindo. Nunca lo vi de ese modo, pero decidí ignorarlo y me acerqué a él tomando sus lentes de su rostro.

—¿Qué haces? —Me pregunto desconcertado.

—Estaban sucios, y puedes quitártelos aquí adentro ¿sabes? — en el tiempo en que esperamos a que la pizza saliera del horno guardamos todo pero quedó un cuenco de harina y empezamos a arrojarla y jugar con ella como si fuéramos niños otra vez. La pizza salió y la comimos en el piso, tenía una forma fea que parecía todo menos un círculo y estaba quemada de ciertas partes pero no sabía mal.

—Fue divertido— dijo Yahir con la boca llena.

—Si, hay que hacer algo. Todos los viernes hay que cocinar algo ¿okey?

—Okey— nos dimos el meñique y limpiamos el desastre que dejamos en la cocina.

—Oye— dije mientras subíamos a mi cuarto. —Voy a ducharme, tengo harina en el cabello pero tú espérame en mi cuarto ¿si? No tardo — Él asintió y tomé mi ducha en solo 5 minutos, cuando entré a mi cuarto vi a Isaac enfrente del mueble donde tenía mis medallas de ballet, tenía una de primer lugar en sus manos y estaba tocándola con curiosidad.

—¿Qué haces? — pregunté entrando al cuarto con una toalla envolviendo mi cabello.

—¿son tus medallas?

—Ah si

—¿De qué lugar es?

—Primero

—¿Y el resto?

—Tengo... — Comencé a decir acercándome a él. —2 terceros lugares, 3 de segundo y 4 primeros—termine de mencionar con un tono presumido. Él solo pasaba sus dedos sobre ellas analizando su diseño—Espera... —dije poniéndolo frente a mi y quitando la toalla de mi cabello. —Aún tienes harina en el pelo— le quite las manchas de harina de la cara y sacudí el resto que estaba en su cabello.

—¿ya está? —me preguntó.

—Sí— se sentó en mi cama y yo en mi tocador para hacer mi rutina.

—Oye... ¿te puedo preguntar algo? —dijo él después de unos minutos en los que mi música y yo quitábamos el silencio.

—Ajá

—¿Por qué te gusta bailar?

—¿A qué te refieres?

—Bueno ¿te gusta el ballet no?

—¿Sí?

—¿Por qué te gusta?

—Oh umm, no lo sé. Cuando se trata de verlo solo me gusta, se ve... muy elegante, pero cuando lo bailo... no lo sé, es un bonito sentimiento.

—¿Qué sientes?

—Es difícil de describir—comencé a decir buscando las palabras— es como cuando escuchas tu canción favorita y no puedes evitar mover un poco los pies al ritmo, es parecido. Escucho la música y es como una ola golpeando mi cuerpo, me siento abrazada por la sensación y solo... me dejo llevar ¿me explico?

—Sí, te entiendo— dijo con una sonrisa la cual le devolví sin importar que él no la viera—me gusta como lo dices—

—¿Cómo lo digo?

—Tu... hablas como un libro, no te saltas detalles— lo mire unos segundos— salvo cuando me das indicaciones, en eso te saltas varios detalles—

—¿Qué? ¿Por qué dices eso?

—De hecho me sorprende que no me hayas matado aún

—Ay cállate, ¿qué tal el taller? ¿Qué instrumentos tienen? ¿Cómo va todo?

—Ummm Alex toca la guitarra y también pude oír una batería, un violín y los demás creo que no tocan pero debe haber una o dos flautas y un par de panderos

—Wow, yo solo he visto a chicos tocando la guitarra en el patio.

—¿Tú no sabes tocar algún instrumento?

—No, nunca aprendí y sería muy complicado aprender ahora, pero admiro mucho a quienes pueden. Cuando tengan una presentación ya tendré motivos para ir.

—No soy muy bueno, apenas lo retome

—Da igual, iré a verte si hacen algo. Y tú puedes ir a algún recital mío, por cierto...—Dije sentándome a su lado porque era una noticia que me emocionaba mucho. —Pronto tendré otra competencia—

—¿En serio? ¿Cuándo?

—En diciembre

—Estamos en agosto

—Bueno, todavía estamos ensayando y a mediados de noviembre tendremos rutinas asignadas

—¿Y tú qué quieres bailar?

—No sé, apenas estamos viendo y siempre bailo en las rutinas grupales.

—Pues con tus medallas seguro te ganas algo—Dijo sonriendome, terminé mi rutina y de pronto se volvieron las 10 de la noche, Isaac tuvo que irse y cuando él salió por mi puerta llegó mi madre.

—¿Ese es Isaac? —Me pregunto emocionada, ella no lo había visto porque por su trabajo casi no estaba en casa.

—Sí

—Ha crecido mucho, y se puso muy guapo—Dijo con una sonrisa y yo solo hice una expresión con mis ojos. Me fui a dormir pensando en todo lo que había pasado en estos meses, eran muchos cambios y todos buenos, había reconectado con Isaac rápido, como si no hubiera pasado el tiempo.