|#El Inicio de Nosotros#|

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*Victoria*

Llevábamos una semana de novios y las cosas realmente no habían cambiado, al menos aún no, seguíamos pasando todo el tiempo juntos y cuando no lo estábamos físicamente, hablábamos y nos escribiamos, la única diferencia era que ahora teníamos más contacto físico y nos dabamos besos cuando el momento lo ameritaba. Estábamos tranquilos comiendo en una heladería cerca del parque pero había un grupo de chicos de nuestra edad que nos volteaban a ver constantemente, veía como imitaban a Isaac burlándose de él y a mí me hacían gestos molestos para llamar mi atención.

—Solo ignoralos— dijo Isaac relajado cuando le dije lo que veía.

—Es algo difícil cuando literalmente me están obligando a verlos...—Uno de los chicos decidió que sería una buena dejar de hablar de nosotros y acercarse conmigo ignorando totalmente a Isaac.

—¿Cómo te llamas linda?— me preguntó sentándose en nuestra mesa, dándole la espalda a Isaac.

—¿Qué te importa?— contesté fríamente.

—Déjame llevarte a una cita, no creo que a tu amigo le importe

—Es mi novio, idiota

—Con más razón—dijo levantándose mirándonos a ambos, Isaac solo bajó la cabeza sin decir nada— ¿Por qué no mejor sales con un chico que pueda ver lo linda que eres?—

—¿Por qué no te vas al diablo?—le contesté enojada, levantándome a su nivel e Isaac volvió a alzar la vista poniéndose alerta.

—Vamos, admite que sales con él por lastima y ven a divertirte con un verdadero hombre

—Preferiría lamer el piso del baño antes que pasar otro segundo cerca de una mierda como tu

—Aparte de linda malcriada ¿eh? Tal como me gustan...— intentó acercarse a mi rostro pero lo abofeteé antes que lo hiciera. Isaac se levantó inquieto y yo fui de su lado, el chico solo sostuvo su mejilla con enojo viéndonos a ambos.—Maldita loca—

—No te atrevas a insultarla—dijo Isaac defendiendome en un tono amenazante poniéndose enfrente de mi.

—No me meto con chicas...— comenzó a decir acercándose a Isaac intentando asustarlo pero él no se movió un centímetro—Pero no me limitaré contigo solo porque seas ciego— en eso le dió un golpe bajo a Isaac en el estómago y empezaron a forcejear hasta que un empleado los separó y nos hecho a todos. Los chicos se fueron por su cuenta mirándonos con enojo e Isaac y yo fuimos al parque por más calma.

—¿Estás bien?— le pregunté cuando nos sentamos en un banco y vi que estaba palpando su ojo bajo sus lentes.

—Sí, no es nada—dijo restando importancia.

—Quítate los lentes, déjame ver— suspiró pero lo hizo. Tenía algo enrojecida esa parte de su cara, tal vez al caer se golpeó.

—Espera aquí— dije levantándome y fui rápido a una máquina expendedora, compré una lata de refresco para dársela— ponla en tu ojo, así— le dije colocándola justo donde debía.

—¿Tan mal está?— me preguntó riendo sin tomar en serio la situación.

—No, pero tal vez te salga un pequeño moretón, por ahora solo está rojo— suspiré y me acomodé en el banco resoplando con enojo.— Son unos idiotas ¿cuál es su problema?— quejé.

—Pues...—comenzó a decir con su vista perdida en mi dirección—El problema soy yo—admitió con simpleza.

—¿¡Qué?!— grité confundida enojada a la vez.

—Es la verdad, es porque soy muy guapo—bromeó y yo solo rodeé mis ojos soltando una risa por la nariz.—¿Por qué te ríes? Es la verdad, alguien tan apuesto como yo no debería salir a la calle, es un peligro—

—En ese caso no te vistas tan revelador—dije siguiendo el juego.

—Tomaré tu consejo

—Es más, mañana mismo vamos a afeitarte la cabeza ¿sí?

—Wow wow wow, el punto es no llamar la atención, no atentar contra mi belleza—finalmente solté una risa honesta—Por cierto, es verdad que no haz cambiado—

—¿Por qué lo dices?

—Por nada, solo por esa bofetada y por la otra que le diste al chico de la escuela— le di un empujón.

—Te dije que si me hacen enojar en serio puede que pase eso—admití e intentamos disfrutar el resto de la tarde en el parque y en su casa pero yo no podía olvidar lo que había pasado.

—Es que enserio no entiendo a esos tipos... —me quejé mientras estábamos sentados en el sillón de su sala abrazados viendo y escuchando la televisión.

—No les des importancia— dijo para calmarme —yo estoy bien, tú estás bien y nadie salió herido—

—Tu sí

—¿Esto?— dijo señalando su ojo—no es nada, me he golpeado peor yo solo y sin ayuda de nadie—se acomodó sus lentes riéndose de sí mismo.

—Da igual—me acomode en el sillón viéndolo—¿qué hubiera pasado si no los hubieran separado?—

—Le hubiera dado su merecido—contestó con calma—Te recuerdo que solía jugar fútbol, fuerza no me falta—suspiré y volví a sus brazos. —Ey...—comenzó a decir sin verme pero dándome un apretón en el brazo para que lo escuchara—No digo que quiera meterme en peleas, pero no olvides que siempre te voy a proteger, incluso si significa recibir un par de golpes— le di un beso en la mejilla y no volvimos a mencionar el tema en el día. No me gustaba la idea de que Isaac se metiera en problemas por mi, pero me parecía dulce que me quisiera defender sin importarle las consecuencias, simplemente algo de ese lado protector suyo me parecía hermoso. No podía creerlo, esta era mi vida ahora, mi mejor amigo era mi novio, él, Isaac, mi Isaac.

Vidas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora