*Victoria*
Era el día antes de clases y yo estaba preocupada por Isaac, no sabía cómo se sentía con respecto a la escuela así que sin nada mejor que hacer a las 9 de la noche, decidí escribirle <¿salimos?> <ok> con eso estuve en su puerta en menos de 5 minutos. Había una parte del fraccionamiento que estaba en construcción y a partir de las 5 de la tarde la dejaban sin supervisión así que sin decirle, lo lleve ahí, estaba oscuro pero con la luz de mi celular podía ver lo suficiente.
—¿Por qué querías salir? —me pregunto después de dar solo unos pasos en la oscuridad.
—Porque sí, tenía ganas y no tengo nada mejor que hacer ahora y supongo que tú tampoco
—Con que así me vas a tratar— bromeó siguiéndome el juego dándome un empujón pequeño el cual yo regresé con el doble de fuerza.
—Llegamos— dije entrando a una casa con Isaac.
—¿Dónde estamos?—preguntó.
—En una casa
—¿En una qué?—dijo confundido.
—Hace unos meses, antes de que te mudaras devuelta, empezaron a construir más casas y de noche no tienen supervisión, es solo la base, ni siquiera las han pintado
—¿No nos meteremos en problemas?
—Pues hasta ahora nadie me ha descubierto
—¿Y te gusta venir?
—Ajá, solo ten cuidado, hay ladrillos y bolsas de cemento tirados por ahí
—¿Dónde? —dijo y se desconcertó por una cuerda colgada del techo que tocó su rostro.
—Ven—dije tomando su mano para que evitara más obstáculos y luego encontré un lugar para sentarnos, no soltó mi mano cuando lo hicimos, eso era raro. Mire a través de un hoyo en la pared que sería una futura ventana y el cielo estaba casi negro y tenia estrellas que lo decoraban junto a la luna, todo eso se lo describí a Isaac hasta que oímos un ruido que me hizo soltar un grito ahogado hasta que nos dimos cuenta que fue solo el viento moviendo bolsas de cemento, al darnos cuenta soltamos unas carcajadas que hicieron a unos vecinos encender las luces de sus casas y acercarse, cuando lo notamos corrimos como locos entre risas escandalosas y tropiezos.
Después de correr por un tiempo, nos sentamos en la acera al fin guardando silencio pero aun riendo entre dientes sobre lo que acababa de pasar.
—¿Te digo algo?—comencé a decir inclinando mi cuerpo hacia él recuperando mi aliento.—Cuando te fuiste tuve problemas haciendo amigos—
—Sí claro... —Dijo sin creerme —Tú hablas hasta por los codos—
—Solo contigo soy así y porque me aguantas, con los demás no tengo tanta confianza, solo con Abby, y nos hicimos amigas porque ella fue quien inició la conversación, antes de ella me sentía muy sola
—¿Por qué?
—¿Recuerdas que en un cumpleaños mío me obsequiaste un conejo de peluche?
—Umm tal vez
—Cuando te fuiste, lo llevaba a todos lados, a la escuela, al parque y en viajes
—¿Y qué le pasó?
—Lo lleve en carretera a visitar a mi abuela y lo perdí ahí ¡lloré días por él! —Isaac río por la nariz— ¡cállate! Era lo único que me quedaba de ti—
—Bueno... ahora me tienes a mí— dijo poniendo su brazo sobre mis hombros formando un abrazo.
—No es justo
—¿Qué?
—Esto, siempre soy yo la que habla y para los meses que llevamos de amigos tu sabes casi todo de mi y yo nada de ti más que-
—¿Más que ahora estoy ciego? — dijo completando mi pensamiento.
—Tu lo dijiste, no yo— me excuse— pero sí, cuéntame algo, algo que yo no sepa, es lo justo— suspiró y se tomó unos segundos antes de volver a hablar.
—Pues... hace dos años más o menos, comenzó a haber problemas entre mis padres
—¿Puedo preguntar por qué?
—Era mi papá, trabajaba mucho y ya no se llevaban muy bien ellos dos, así fue hasta que se divorciaron
—¿Así como así?
—Algo así, lo hicieron un año antes de mi accidente
—¿Aún hablas con él?
—Algo... casi no. Él habla con mi mamá por correo de vez en cuando pero conmigo... no mucho
—Que mal...
—Lo siento— dijo apartándose.
—¿Por qué? —pregunté tomando su brazo para que no se alejara.
—Lo volví incómodo, perdón
—No— le aseguré de inmediato. —No te disculpes, gracias por la confianza de decirme— Lo abracé y él recargó su cabeza sobre la mía. —Y... ¿cómo te llevas con él? Digo ¿aún tienen una relación?—
—Es complicado— dijo con normalidad como si no le afectara en lo más mínimo. —comenzó a alejarse de mí cuando me quede ciego, creo que tener un hijo discapacitado no es algo de lo que esté muy feliz—
—No digas eso
—Tranquila, no es algo malo o un insulto, al final del día es lo que soy—contestó calmado.
—Lo siento...
—Dijiste que no me tendrías lástima, no te preocupes. Estoy bien — Su mano acariciaba mi brazo y no pude evitar sentir raro que tuviéramos tanto contacto físico, de repente me abrazó y solo lo deje hacerlo porque no sabía qué más hacer.
—¿Sigues nervioso por la escuela? —Pregunté para regresar a la normalidad.
—No lo sé, creo que no— me levante y lo tome del brazo.
—Ven, se está haciendo tarde—Caminamos de regreso a su casa en silencio pero no estábamos incómodos. —Te veo mañana para ir juntos ¿ok? —
—Ok... —Le di su beso de despedida y me fui.
ESTÁS LEYENDO
Vidas Cruzadas
Roman pour AdolescentsIsaac y Victoria fueron amigos de pequeños pero se tuvieron que separar por varios años, eso no impidió que Victoria siguiera pensando en Isaac todos esos años. Isaac ha tenido unos años difíciles pero una vez reencontrándose con Victoria tal vez su...