[/_Desde cero_\]

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*Isaac*

Era el primer día de clases y aunque se sintiera raro, sentía nervios, ya no me importaba lo que los demás pensaran de mí, me sentía feliz y normal por primera vez en mucho tiempo. A las 7:40 Victoria tocó en mi puerta para irnos, comenzamos a caminar y a hablar a la parada del camión donde oía voces de otros chicos, la mayoría en sus propios asuntos y otros pocos murmurando cosas sobre mi pero no le di importancia.

—¿Dónde está Abby? ¿No va a venir? — pregunté al notar su ausencia.

—Sí pero se enfermó y faltara toda esta semana, solo seremos tu y yo— Esa idea me agradaba, llegamos y tomamos las primeras clases con normalidad, matemáticas, literatura y química; Se supone que los maestros sabían que yo era ciego pero mientras que la mayoría actuó con normalidad, hubo uno que pareció que en vez de oír ciego oyó sordo y sin importarle cuántas veces le dije que oía perfectamente bien él siguió gritando todo rompiendo mis tímpanos.

—Ahora tenemos una hora libre, a no ser que hayas metido alguna clase—Dijo Victoria en lo que salimos de un salón.

—Uh sí, entré a clases de portugués— respondí.

—¿Tú? ¿Portugués?—exclamó confundida.

—¿Qué tiene?

—Nada solo... no pensé que te interesará, no importa ¿Dónde es tu clase?

—Está en el salón... 207— Dije haciendo memoria.

—Es aquí—dimos pocos pasos al otro lado del pasillo y me dejó en la puerta—Bueno, te dejó, la novia de Abby y yo almorzaremos juntas, te veo luego—— Se despidió y oí sus pasos alejarse. Entré al salón y por unas personas que estaban conversando en grupo en la puerta, tropecé con uno de sus pies, quedando en el piso sin mi bastón, pude sentir un silencio donde había gente aguantando risas y otros incluso aguantando su aliento. Era una sensación horrible, sentir mil miradas encima y no saber qué hacer ni a donde ir, solo pude comenzar a tantear el piso buscando mi bastón e ignorar a los demás.

—Ten—Dijo una voz masculina amablemente enfrente de mí, dándome mi bastón y ayudándome a pararme. La gente volvió a hacer ruido.—Mejor tómenle una foto, durará más— exclamó y la gente se alejó de nosotros.

—Gracias—dije finalmente.

—No te preocupes, aquí hay un asiento— me guió a un lugar.

—Um gracias— respondí y él comenzó una conversación sentándose a mi lado.

—¿Eres nuevo? —me preguntó.

—Eh sí— hizo un sonido de alivio, que me dio más confianza.

—Al menos no soy el único ¿cómo te llamas?

—Isaac ¿tú?

—Alex ¿ya estás inscrito en algún taller?

—Umm no, no sé qué opciones hay

—Bueno... —comenzó— es que, yo me inscribí en el de música pero aun no conozco a nadie así que no sé si consideras entrar, está bien si no— Nunca había tomado clases de música en serio, mi mamá intentó que aprendiera piano a los 12 pero yo me rehusé, no me gustaba tocarlo, pero aprendí un par de canciones y eventualmente me gusto el sonido.

—Sí claro—Dije sin nada que perder.

—Gracias—empezó la clase y todo transcurrió con normalidad, tomé notas con mi tableta por medio de voz y nos dejaron una tarea sencilla, al sonar la campana llegó Victoria por mi.

—Entonces ¿te veo en el taller? Es a las 4—dijo Alex caminando conmigo a la puerta.

—Sí claro

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