•._-^Recuerdos^-_.•

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*Victoria*

—Otra vez gané— dijo Isaac azotando su mazo de cartas, estábamos sentados en la acera en frente de mi casa jugando con una baraja de cartas vieja de mi mamá.

— ¿Cómo es que siempre me ganas si yo soy la que tiene una baraja en casa?

— Pues porque soy mejor

—Callate, ¿en serio te tienes que ir? — Le pregunté a Isaac recogiendo las cartas para mezclarlas otra vez.

— Yo no quiero, pero papá dice que es mejor

— ¿Pero tú te quieres ir? — Le pregunté viéndolo, me gustaba verlo.

— La verdad no, pero ellos quieren que vaya— Notaba que estaba triste pero teníamos 7 años, no sabía qué más decirle en aquel entonces, solo podía escucharlo e intentar distraerlo con algo más para que no estuviera triste en ese momento.

Isaac y yo fuimos amigos desde pequeños, por pequeños me refiero antes de tener conciencia, habíamos hecho todo juntos desde entonces y de la noche a la mañana nos habíamos enterado que él se iba a tener que mudar a otra ciudad por el trabajo de su papá, todos esos eran vagos recuerdos que llegaban de la nada, apenas y me dio tiempo para regresar a mi realidad, 10 años después, cuando de la nada sentí una pelota chocando con mi cabeza.

— ¡FUERA! —Gritó el coach y sopló en su silbato.

—No puede ser Victoria, te quedaste 5 minutos parada como estúpida ¿o no chicas?— dijo una chica de la clase cuando volvía a las bancas.

—Lo siento, pero no importa, es solo educación física

—Como sea...— Las chicas se fueron a los vestidores y yo detrás de ellas para recoger mis cosas, me fui a casa caminando mientras escuchaba música. No sé porque a veces pensaba en Isaac, de la nada llegaban pequeños momentos que compartimos juntos y siempre me preguntaba a dónde se mudó y qué pasó con su vida, tal vez nunca lo sabría. Cuando llegué a mi casa, vi que había varios camiones de mudanza enfrente de una de las casas de mi fraccionamiento y ya no estaba el cartel de venta pero no le di importancia y entré a casa en donde mi madre me recibió con un abrazo y la mesa lista para comer.

— ¿Qué tal la escuela?—dijo mamá con muchos ánimos.

— Normal— respondí neutral.

—¿Pasó algo, cielo? Siempre llegas sonriendo

—Nada malo, sólo recuerdos

— ¿Por qué no das una vuelta cuando termines de cenar? Te vendrá bien un poco de aire fresco

—Okey... — Cenamos y conversamos de la escuela en general, mi papá se fue cuando yo era un bebé y nunca llegué a conocerlo así que desde siempre solo hemos sido mi mamá y yo, aunque eso no me causaba ningún problema, mi mamá siempre lucho por mi futuro desde que tengo memoria convirtiéndose en una persona tan fuerte y digna de admirar; le hice caso y salí a dar una vuelta, mañana era sábado así que también estaba pensando algo que hacer, dando vueltas sin un rumbo en específico, llegue a la casa donde se estaban mudando mis vecinos nuevos, eran solo una mamá y su hijo que parecía de mi edad, tenía un aspecto un tanto familiar, así que mire más detalladamente. Sentí un golpe en el pecho cuando me acerqué... ¿Acaso era Isaac? Imposible, él se mudó a otra ciudad y nunca nos volveríamos a ver, tal vez era un recuerdo que se mezclaba con la realidad, así que decidí no darle tanta importancia y saludar a lo lejos, sin que pareciera que estaba espiando, sin embargo, no obtuve una respuesta por parte del chico, lo cual me molestó así que dí media vuelta y regresé a casa. Intenté pensar en otras cosas para no obsesionarme pero de regreso a casa alistándome para dormir, me seguía preguntando si ese chico en realidad era Isaac, y sí lo era ¿por qué no me saludó?

Estaba en la cama viendo mi celular y mamá vino a mi habitación.

—¿Sigues despierta?

—No... — contesté con sarcasmo.

—Oye, ¿recuerdas la casa que estaba en venta?—comenzó a decir mamá sentándose en el borde de mi cama.

—Sí, vi en la tarde que se estaban mudando

— ¿Y sabes quién se está mudando? — dijo mamá con una cara que gritaba "yo sé".

— Pues vi a un chico de mi edad y lo saludé de lejos pero él no a mi

— No me lo vas a creer pero estuve preguntando a todos los vecinos y jamás creerás quienes son

— ¿Quiénes son?

— ¡Es Isaac! — grito mamá emocionadisima.

— ¿Isaac? ¿Isaac con quien jugaba?

— ¡Sí! ¿No es increíble? Y creímos que no se verían de nuevo ¡qué coincidencia!

De pronto mi falta de interés por la casa se esfumó y me llené de curiosidad, ¡Sí era Isaac! ¿Entonces por qué no me saludó? No importa, tal vez no me reconoció, y quiero preguntarle un millón de cosas.

— ¿Sabes qué cielo? Deberías ir a saludar cuando puedas, yo mañana tengo que ir a la oficina, puedes hacer eso a menos que tengas planes...

— No no no, no tengo planes, claro que iré a saludar

— Que bueno, duerme bien, te amo...

—Igual— Me fui a dormir con algo de insomnio por todo esto e intentando pensar en una forma de ir a saludar.

A la mañana siguiente desperté algo tarde, dormí demasiado, eran las 12 del día y terminé de arreglarme alrededor de las 2 de la tarde, por algún motivo me importaba verme bien, incluso intenté peinarme pero no lo hice porque no sabía cómo, desayuné con mamá y ella se fue rápido a su oficina, ella era contadora, lo cual significaba que a veces trabajaba demasiado, pero sin importar lo que yo le dijera ella siempre trabajaba horas sin descansar pero sabía que lo hacía por mi. Salí de casa muriendo de nervios y emoción al mismo tiempo, no sabía todavía que decir cuando tocara la puerta pero no me dió mucho tiempo de pensarlo porque mecánicamente sin meditarlo toque la puerta y una señora conocida me abrió.

Vidas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora