Mi... ¿amo?

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Llego a casa después de la escuela como siempre. Como siempre estaré en casa los fines de semana, no me interesa otra cosa.

—Leo, ¿por qué no sales ésta noche? Es viernes

—No mamá, tengo que leer un libro de 800 páginas para el martes

—Leo, nunca sales como lo hacen los chicos de tu edad, me tienes preocupada

—No lo hagas, estoy bien... Ya terminé, buenas noches

Me levanto del comedor con mi plato y vaso para llevarlos al lavaplatos. Voy a mi recámara y prendo la laptop para hablar con Fer, un chico parecido a mí en la web, realmente es un buen amigo.

Al día siguiente, después de la comida, voy a mi habitación para seguir hablando con Fer, dice que sus padres, al contrario de mi madre, no lo molestan, ni siquiera le preguntan como le fue en el día. A veces me siento mal por él.

—¡Leo! ¡Baja por favor!

Reacciono al llamado de mamá y bajo las escaleras. Encuentro a un tipo alto y atlético junto a la sala, me quedo totalmente perdido en sus ojos claros, y su barba muy bien estilizada.

—Leo, ¿recuerdas a Mario? —niego nervioso —es tu primo cariño

—Hola Leo —extiende su mano para saludarme pero no sé qué hacer

—Ho-hola —reacciono aunque completamente nervioso

—Él es entrenador de soccer, pensé que...

—¿Sin preguntarme antes? —ambos me miran desconcertados —No quiero nada

Doy la media vuelta y sólo escucho un suspiro de mi madre. Mientras subo las escaleras, escucho la voz grave de él que le dice que hablará conmigo. Mierda, que no suba.

Cierro mi puerta con seguro y segundos más tarde, escucho unos toques por fuera.

—Hola Leo, ¿podemos hablar?

—No, lo siento —sujeto mis piernas contra mi pecho en la esquina de mi cama

—Por favor Leo, abreme —me lo pienso, no quiero abrir —Por favor

Me levanto de mi cama, más en automático que de otra manera. Abro la puerta y él está ahí.

—¿Puedo pasar? —niego rotundamente —Oye, no quiero que te sientas obligado con lo que hace tu mamá, ella me llamó preocupada, creo que estás así desde que tu papá...

—Eso no tiene nada que ver, por favor vete

—Ok, no me iré Leo, escúchame, quiero ser tu amigo, déjamelo fácil

—¿Mi amigo? ¿qué mierdas estás diciendo? Ni siquiera me conoces

—Pero me gustas

¡Qué!... ¿¡Qué fue lo que dijo!?

Mis piernas empiezan a fallarme, me siento totalmente vulnerable y él se da cuenta. Me da un leve empujón hacia atrás haciendo que pueda entrar y cerrar la puerta tras de él.

—Mira Leo, se te nota a leguas que eres gay, así que permíteme enseñarte algunas cosas

Lo próximo que siento son sus manos en mi cara y su boca en la mía, mis manos tratan de apartarlo de su pecho pero al colocarlas en ese sitio, siento su pecho por completo, sus pectorales y sus grandes bíceps.

De pronto su lengua toca la mía de repente está encima de mí y yo sobre mi cama. Una de sus manos sube mi playera mientras que con la otra acaricia mi entrepierna. No puedo detenerlo.

Sexo[S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora