Ella no lo sabrá

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—¿Vas a seguir sin hablarme, Romina? ¿Hasta cuándo?

—¡Hasta que mi exnovio deje de follarte!

Y sale de nuestra habitación dando un fuerte portazo.

En realidad, daba portazos siempre que yo me encontraba adentro de la habitación y ella salía de esta. Esta rutina fastidiosa empezó desde que su novio, Gerardo, se fijara en mí y es que, él era el novio de Romina, mi hermana melliza.

Melliza porque en el vientre de nuestra madre, teníamos nuestro espacio propio y no compartida como los hermanos gemelos, además de que somos niño y niña. Sin embargo, la similitud entre ambos es muy notoria, por lo que no vamos explicando lo demás a la gente y decimos que somos gemelos, así lo entiende cualquiera con mayor facilidad.

Cuando Romina me presentó a Gerardo, lo hizo como si fuera la parte más esencial en su vida.

—Gerardo, él es Mateo, mi hermano gemelo y amigo. Confío plenamente en él y debes ser excelente persona con él y viceversa.

Ese apretón de manos, fue el primero de muchos contactos piel a piel. En ese momento nadie lo podía vislumbrar, pero sí que después de un tiempo, pues en los siguientes meses, Gerardo recurría a mí para cualquier cosa que se le ocurriera. El cumpleaños de mi hermana, sus aniversarios de mes, día de San Valentín, Navidad y cuando pasó de grado en la escuela.

—Hola, me di... —abrió la puerta de mi habitación, sólo miró un poco porque cerró y empezó a hablar avergonzado detrás de la puerta—. Lo siento... debí tocar antes.

—Adelante —acababa de regresar del entrenamiento y me estaba cambiando de ropa.

—Lo siento.

—No te preocupes. ¿Qué ocurre? —le pregunté y él entró sin apartar la mirada de mí. Lo había notado desde el primer día, siempre que yo estaba cerca de ellos, me miraba con frecuencia, sólo que siempre aparanteba que no me daba cuenta.

—Quería preguntar si quieres ir mañana a mi casa. Romina me contó que estás ahorrando para el videojuego que acaba de salir y yo... Yo ya lo tengo.

—¿Qué? ¿En serio? Ese videojuego está muy caro. ¿Cómo que ya lo tienes?

—Pues mis papás le dan todo a su único hijo así que, si quieres podemos jugarlo.

—Por supuesto. ¿A qué hora?

—Yo vengo por ti, saldré con tu hermana y vendré a dejarla. Como a las 6:00.

—Perfecto. Estaré esperándote.

—Adiós.

Y ese, ese fue el segundo contacto piel a piel. En su casa.

Estábamos uno junto al otro en un sofá de la sala, la pantalla frente a nosotros nos daba en una resolución increíble el campo de batalla y los gráficos cada vez eran más altos.

—Oye, siempre saldo que salgo con Romina tiene algo qué contarme sobre ti.

—¿En serio? —no dejamos los control de lado, pero respondiamos y escuchábamos al otro.

—Sí, no digo que sea molesto. De hecho, se ha vuelto costumbre. Es genial que siempre tenga algo por contar, ya sea sólo de ti o de los dos.

—Sí, bueno... Hacemos todo juntos, desde que nacimos. Y pues más que mi hermana, es mi mejor amiga. Sabe todo de mí y yo de ella.

—Lo sé. Pero se me hace extraño que no tengas novio.

Ese comentario fue el único que pudo hacer que nuestra atención al videojuego se fuera. Empecé a mirarlo escéptico. Quería irme.

Sexo[S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora