Atrapado contigo

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Hace algunos días, encontramos a la madre de Gabriel, muerta. Mi madre y yo enfrentamos muchos problemas por eso, como haber ido a declarar, ya que mi madre llamó a emergencias y por lo tal, los policías llegaron por ambos, ahora puedo decir que estoy descansando de un par de días realmente pesados. Aunque mañana debo ir al psicólogo, no sé por qué pero supongo que debe ser por el mismo caso ¿cierto?

~*~

-Dime Leo, ¿cómo te sentiste con la pérdida de Gabriel?

-¿Qué?... Obviamente muy mal, era mi novio.

-Vieja estúpida -ese comentario viene como brisa, como una repentina ráfaga de aire, a pesar de que no hay ventanas abiertas, y como si fuera poco, lo veo ahí, dentro del consultorio viendo atento un estante con muchos libros en sus repisas.

-Vete de aquí -apenas dije en un susurro.

-... ¿Y cómo te sientes ahora? ¿El dolor que sentías aún está dentro de tí?

-... No, ya no como antes -eso era verdad.

-¿Por qué? ¿A qué piensas que se debe el cambio de tu estado de ánimo?

-No lo sé, sé que tal vez él está mejor, y tal vez eso me haga sentir tranquilo -algo había de eso, en realidad la explicación sería otra, pero sinceramente no creo que sea bueno resaltar ese punto con una psicóloga.

-¿Cómo te sientes con la muerte de la madre de Gabriel?

-Fue muy triste, duro en realidad. Desde la muerte de Gabriel no sabía nada de ella en lo absoluto, pero algunos días antes de su muerte, la vi completamente restablecida, como si su vida hubiera dado un giro de 180 grados, la vi muy bien. Después mi mamá me dijo que debería ir a su casa para hablar como antes lo hacían.

-¿Su relación era buena?

-Sí, se la pasaban horas charlando de temas que vivían en sus épocas.

-¿Cómo reaccionó la relación que Gabriel y tú tenían?

-Me dijo que no le importaba, que iba a apoyarme y que siempre sería su hijo, que eras bienvenido a nuestra pequeña familia -eso me hace sonreír, nunca me lo había dicho, siempre que le preguntaba me decía algo como «bien, lo aceptó muy bien.»

-Le dijo que no le importaba, que iba a apoyarlo y que siempre sería su hijo, que yo sería bienvenido a su pequeña familia.

-¿Y qué hay del papá de Gabriel?

-De eso no quiero hablar Leo

-¿Esto es relevante?

-Podemos saber con exactitud el problema que tenía la señora Carlota, y determinar que se trató de suicidio, sabes que tu madre resultó ser sospechosa al ser la única que se encontraba ahí ¿cierto?

-Bueno sí pero... Nunca supe lo que pasó con el papá de Gabriel.

-Y no quiero hablarte de eso

-Pues no lo hagas

-¿Perdón? ¿Dijiste algo?

-Eh, no.

-Ok, ¿Alguna vez lo conociste a su padre?

-Sí, pero cuando empezamos a ser novios oficialmente, ya no lo volví a ver.

-Bien, puedes retirarte.

Debo decir que ahora la mirada que me sostiene es de confusión, una mirada que trata de saber más de mí con tal de mirarme así a los ojos. Debo aceptar que incluso me atemoriza, creo que quiere ver lo más profundo de mí, hasta mi alma, como si de verdad estuviera ocultando algo de vida o muerte, pero no es eso, puede ser algo más o menos grave, algo como que puedo verlo, siempre está junto a mí, e incluso hablamos como si la muerte no estuviera presente, como si nunca hubiera pasado nada, claro está que la diferencia ahora es la peor de todas, ya no puedo sentir su contacto, el tacto de su piel en mi cuerpo me arrebataba el aliento, sentía que en cualquier momento moriría de la emoción que acumulaba en el interior de mis pantalones, pero ahora no pasa eso, su tacto es sólo una delicada corriente de aire casi inexistente, una corriente de lo más efímera.

-¿Podemos irnos ya, Leo?

-Sí, no quiero volver aquí, maldita vieja, ¿viste como me miraba?

-Sí, pero ya cállate que te está viendo.

Vuelvo la mirada por encima de mi hombro y efectivamente lo está haciendo, está observándome, a la vez que escribe sobre alguna hoja en una tablilla.

~*~

Llegamos a casa y Gabriel está recostado en mi cama, mientras yo me siento frente a mi escritorio para hacer algunas tareas.

-¿Sabes?... Mi padre, él...

-No me lo digas si no quieres, no quiero que lo hagas por obligación -le interrumpo antes de que siga.

-No es así, quiero decírtelo, porque esa doctora hará algo después.

Eso me paraliza, volteo hacia él queriendo que siga hablando, peto a la vez que calle y venga a mí, tratar de hacer que en su estado, haga lo que sea posible por volver a tocarme.

-Cuando les dije sobre tí, no les dije como tal que yo era gay, sólo mencioné que estaba saliendo con alguien, alguien que me hacía sentir bien y, en definitiva quería seguir saliendo con esa persona. Ambos entendieron lo que quise decir, ambos no necesitaron de más detalles, pero sólo mamá fue quien se quedó, al otro día... mi mamá estaba llorando en la sala, quería preguntar por qué estaba así, sólo dijo, no nos hace falta, yo estaré aquí y estoy orgullosa de tí. Siempre pensé que eso iba a traer consecuencias después, pero nunca lo demostró, a veces, algunas noches la escuchaba llorar en su habitación, quería entrar y abrazarla, pedirle perdón, pero nunca me atreví, sentía que si yo trataba de consolarla, iba a flaquear peor que ella, porque aunque él nos haya abandonado, se trataba de mi papá, de mi héroe cuando tenía 5, de la persona que me lanzaba al aire y me rescataba de algunos peligros, esa persona que me ayudaba en las peores situaciones...

-¿Por qué nunca lo compartiste conmigo? Sabías que siempre iba a escucharte.

-No lo sé, no quería tomarle mucha importancia

-Bueno, pues ahora no sé qué decirte.

-No necesitas decir nada.

-¿Qué hay de la doctora? ¿Qué es lo que hará?

-Después de algunos días más haciéndote preguntas estúpidas, hará que dejes de verme.

-¿¡Qué!? ¿Lo sabe?

-Algunas otras personas dijeron que te han escuchado hablar ¿piensas que sólo te hacía preguntas a tí? Si no quieres que te sometan a extraños recursos para hacer que me dejes de ver, ya no me hables o intentes callarme.

-Entonces también haz algo y no aparezcas por donde yo voy.

-¿Qué quieres que haga? Estoy atrapado aquí. No puedo ir a otro lado.

-Sólo no interrumpas mis exámenes o algo parecido.

-Bah, trataré.

-¿Puedes... intentar otra cosa?

-¿Como qué?

Me acerco a mi cama sentándme a su lado, mi mirada lo dice todo y por sus movimientos para acercarse a mí, me hace saber que lo entiende.

Su rostros se acerca al mío, ahora mi locura aumenta cuando sus labios se acercan a los míos, tanto que una sensación de lo más extraña se instala en mi cuerpo. Sus labios rozan los míos, pero es mejor que cuando estaba vivo, debo ser el.peor ¿verdad?. Pero ahora sé que puedo sentirlo, sentir su alma amándome.

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Si quieres leer un poco más, te invito a pasar a mi perfil, donde puedes encontrar esta historia completa. Atrapado contigo, contiene nueve partes.

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