No es tan fácil [II]

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Dos semanas, dos semanas tiene Esteban tratando de ganarme nuevamente. No sé como he aguantado tanto tiempo, es obvio que quiero perdonarlo, pero me lastimó mucho en esa llamada.

Flashback

-¿Hola? -respondí una llamada proveniente de un número desconocido

-Hola, oye... No quiero verte de nuevo -escuché su voz inconfundible, aún con ese tono de ebrio a punto de vomitar, era inconfundible.

-¿De qué estás hablando? Hablamos mañana que estés más tranquilo y sobrio

-No, no, no, yo sólo quiero decirte... a ti, que no quiero verte de nuevo... no quiero que me llames ni tampoco quiero que me busques

-¿Estás jugando, cierto?

-¡Sí!... no... ¡NO! -su voz temblaba por una risa casi ensordecedora, me hacía alejar el teléfono del oído pero mis ojos despedían lágrimas al por mayor, con mi mente trabajando y diciéndome ¿qué mierdas es ésto?

-Ok, aunque se trate de un juego, es así como lo quieres, entonces adiós

Terminé la llamada con furia y mi cara ardía por las lágrimas derramadas.

Fin flashback

Mi amiga Sofi tampoco me cree como he aguantado tanto tiempo, ella mismas estuvo cerca de mí el mes siguiente de esa llamada. Ella vio como dejé de comer, dejé de dormir e incluso ya no salía como antes. Mis lugares favoritos del vecindario me mantenían bien por horas. El parque, la biblioteca, el antro al que cada viernes íbamos con Diana y con algunos otros compañeros. Pero después de esa maldita llamada cargada de mierda, me fui a un espantoso pozo, del que apenas estoy saliendo, pero quiero sin duda, salir lo más pronto posible.

Pienso que ya lo hice, pero quiero darle un castigo a Esteban, me hizo sentir una mierda y tiene que pagarlo.

Hoy es viernes, y ya tengo muchas pruebas desde hace dos semanas de que en verdad está arrepentido. En primer lugar, me regaló un álbum donde puso todas las fotografías en las que estamos los dos. Fotos de nuestra primera cita, de nuestro primer beso, nuestros cumpleaños, navidad, año nuevo y alguna que otra fiesta. El segundo regalo que me ha traído es un arreglo de todo lo que él sabe que me gusta. Chocolates amargos, helado napolitano, tulipanes y dalias, un envase lleno de gomitas y otro de bombones blancos, además de dos boletos para el concierto de Linkin Park que venían con una nota la cuál decía "Ve con quién tú desees ir". Y el tercer regalo, más que regalo fue una recopilación de tarjetas con las frases de mis escritores favoritos. En cada regalo me hizo perder la respiración, ¿por qué? Por que sabe y recuerda cada detalle que a mí me gusta y eso, me hace sentir que en cualquier momento puedo desmayarme.

Ahora sólo tengo parte de los chocolates, de las gomitas y de los bombones. Todo lo demás, sigue aquí, en mi habitación.

-Mat

-Mande ma -abro la puerta de mi habitación

-Esteban está afuera, ¿cuándo le dirás que lo perdonas, amor?

-Mamá, no quiero que piense que soy tan fácil, debe aprender que la cagó

-Esas palabras... -me llama la atención -Pero tienes razón, mi hijo debe darse su lugar... Anda no seas tan cruel, allá afuera hace frío

-Ok

Ella se va y me termino de arreglar el cabello, me pongo una sudadera y bajo las escaleras corriendo. Abro la puerta y él está ahí, con un Marlboro entre los labios, y sus brazos adentro de los bolsillos de su pantalón.

-Hola -me saluda apagando su cigarrillo

-Hola -le respondo saliendo y cerrando la puerta tras de mí -Hace frío, ¿quieres...?

Esa pregunta sólo quedó en un estúpido intento de hablar, sus labios se posaron sobre los míos, y de repente sólo tomó ese segundo para que mi rostro se tornara del tono de un tomate.

-Hoy no traje ningún regalo, sólo que bueno... Los regalos que te he dado son porque sé que amas cada cosa, así que... sé que...

-Me gusta que me robes besos -completo su frase y él sonríe de una manera que jamás había visto en el tiempo que llevábamos saliendo.

-Perdóname Mat, por favor, te lo suplico

-¿Sabes que fuiste un idiota?

-Un estúpido idiota, imbécil, un hijo de perra, me gané tu desprecio, lo sé -su rostro da un giro de felicidad a uno melancólico.

-¿Entonces también sabes que pasará si vuelves a hacerlo?

-¿Ya no tendré una tercera oportunidad?

-Digamos que... ¿por qué sabes que será tercera?

-Porque tengo esperanzas a que me des una segunda, hoy

-Esteban... -detengo mis palabras para demostrarlo con una acción que podría llegar a ser excitante.

Sus labios se entreabren para dar paso a que nuestras lenguas tengan ese contacto que tanto extrañaba.

Después de algunos minutos, me siento nuevamente con los pies en el suelo. Su mirada conecta con la mía y una sonrisa se apodera de nuestros rostros.

-Gracias por esto, te prometo...

-No, no me prometas nada, no quiero más promesas, sólo... demuestrame las cosas, por favor

-Lo haré, te lo pro... Lo haré

-Ven, hace mucho frío aquí afuera

Abro la puerta de mi casa, lo tomo de la mano y con él, llego hasta la sala. Mi madre lo saluda y él pide una disculpa más para los dos... Tal vez para ella pero por mí. Mamá siempre estuvo presente en cada situación que a mí me hiciera sentir grande, ella es como mi mejor amiga, le mostré cada foto, cada regalo, ella se quedaba cuando nosotros veíamos películas en la noche. Obviamente, siempre guardó distancia, no hacía comentarios, o se metía en nuestras pláticas. Sólo era nuestra compañía.

Mi papá nos dejó cuando yo les dije que era gay, yo tenía 12 años y bueno, le agradezco todo a ella. Así que sí, también ella merecía una disculpa, desde mi punto de vista, tal vez no era necesario.

Después de los saludos y disculpas correspondientes, nos sentamos en el sofá para ver películas, mientras mamá preparaba galletas y chocolate caliente.

-Ah y sí, no tendrás terceras oportunidades -le digo al oído

-No lo necesitaré

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Esta es una segunda parte del primer relato que escribí para ésta antología, que seguí por pedido de @AngeeMars aquí está amorcito, sólo porque tú me lo pediste XD

También quiero agradecer a todos por leer aunque no estén votando, creo que aunque no voten me hacen muy feliz, porque sé que están leyendo. Muchas gracias.

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