Narra Gabriel
Tiempo atrás...
-Con esto cerramos el negocio. Un brindis por los millones que nos va a traer este negocio-dijo un nuevo comprador y brindamos con las copas.
Observo aquella chica que bailaba al ritmo de la música, movía sus caderas de manera sensual y se me quedaba mirando fijamente. Ella se acercó más y comenzó a moverse de manera sensual.
-Su nombre es Neftalí, es una chica que siempre viene todos los días a bailar y a veces viene con sus amigas-dijo Oliver.
-¿Que más sabes sobre ella?-pregunté.
-Vive a dos cuadras de aquí, es soltera, tiene 29 años no tiene hijos y tiene un perrito que se llama Lucas-dijo Oliver y solté una carcajada. Dejé la copa y me levante y comencé a caminar hacia ella.
-Hola-dijo ella con una sonrisa.
-Llevas rato mirándome, ¿tienes algún problema conmigo?-pregunté y ella soltó una carcajada.
-No, es solo que, nunca te había visto por aquí. Me pareciste un hombre interesante-dijo y colocó sus brazos a cada lado de mi cabeza y comenzó a bailar al ritmo de la música.
-¿Te parecí interesante?-susurré dándole la vuelta y ella sonríe.
-¿Porque no mejor vamos a mi casa y disfrutamos de la noche?-preguntó ella.
-Me parece una idea espectacular, pero no será en tu casa. Conozco un hotel aquí cerca, ¿que te parece?-dije y ella sonríe.
-Me parece una idea espectacular-dijo ella.
Llegamos a la habitación del hotel y ella se abalanzó a besarme. El beso fue aumentando de tono, le tiré en la cama y rápidamente comencé a besar sus piernas hasta llegar a sus pies. Quite sus tacones y bese sus pies y ella me observo con una mirada perversa. Regrese a besar sus piernas hasta que levante su vestido y vi sus bragas de color negra y dejé un beso encima de sus bragas y ella se incorporó y me quitó la chaqueta. Luego comenzó a desabotonar mi camisa y comenzó a besar mis abdominales mi cuello.
-Eres un Dios griego-susurró y me puse encima de ella y le quite su vestido y para mi sorpresa no traía sostén y comencé a jugar con sus pechos.
-¿Cual es tu nombre?-preguntó ella y la miré.
-Eso no importa-susurré y quite sus bragas. Comencé a besar su vientre y llegue a su feminidad y comencé a jugar y a saborearla con mi boca. Ella no paraba de gemir y agregar sus piernas contra mi cabeza. Luego saque mi cabeza de ahí y ella rápidamente quita el cinturón y mis pantalones. Comienza a sobar mi miembro por encima de la tela de mis bóxers. Hasta que lo saco y comenzó a chuparlo. Agarre su cabeza y comencé a acelerar mis movimientos con mis caderas hasta que la aparte y la puse de espaldas y entré en ella arrebatando un gran gemido.
Comencé a mover mis caderas con movimientos profundos y ella no dejaba de gritar y retorcerse debajo de mi. Ahora ella estaba sobre mi moviendo sus caderas. Seguimos cambiando de posición hasta que un líquido transparente salió de ella, llenando mis muslos y parte de la cama. En ese momento salí de ella y ella se arrodilló frente a mi y comencé a mover mi mano alrededor de mi miembro y mi semen cayó dentro de su boca. Ella me regala una sonrisa perversa y la besé.
-No te vayas-dijo abrazándome por detrás.
-Ten-dije entregándole dinero.
-¿Porque me das esto?-preguntó.
-Por lo que hicimos hoy, que tengas linda noche-dije y salí. Oliver estaba esperándome abajo y me miró.
-Todo está listo-dijo Oliver y caminamos a la camioneta.
-Quiero ir a un lugar, antes de regresar a casa-dije y Oliver manda a detener la camioneta y veo un montón de adolescentes saliendo de un bar.
-Estos muchachos crees que tienen la mayoría de edad, son unos mocosos-dije.
-Fuimos jóvenes tu y yo fuimos uno de esos mocosos-dijo Oliver y solté una carcajada.
-Tienes razón, recuerdas el día que escapamos de la policía-dije y Oliver asiente.
-Claro que me acuerdo, peor fue el regalo de tu papá-dijo Oliver.
-Que tiempos aquellos, quien iba a pensar que íbamos a terminar siendo tan inseparables y terminaste siendo mi mano derecha. Tomate el día libre hoy-dije y Oliver me miro.
-Te invito a un club-dijo Oliver y lo mire.
-Dale-dije.
*****
-Buenos días, ¿cómo estás?-dijo Valerie y dejé un beso en su frente.
-Estoy bien, huele delicioso. ¿Que preparaste?-pregunté y ella sonríe.
-Recuerdas las galletas que te preparaba cuando niño, las hice de nuevo. Están calientes-dijo Valerie y sin importar tome una y la comí.
-Esto está delicioso, Dios bendiga tus manos-dije y ella sonríe.
-¿Te ocurre algo?-sabia que algo le pasaba.
-Es sobre mi hija-dijo ella y la miré.
-¿Que ocurre?-pregunté ella me abrazo.
-Me llegaron los resultados de que tiene leucemia-dijo ella con lagrimas en sus ojos.
-Oh, cuanto lo siento Valerie. Mira, yo me encargaré de buscar al mejor médico para que ayude a Adara a que se cure de la leucemia-dije y ella me mira.
-Te lo agradezco, pero no puedo aceptarlo. Tú haz echo muchas cosas por mi y...-no la dejé terminar.
-Valerie, eres como mi madre y lo sabes. Desde pequeño té tengo un cariño muy especial, eres importante en mi vida y lo que te pase a ti también a mi me pasa y yo quiero ayudarte. Adara ya debe ser una mujer-dije y ella me regala una sonrisa.
-Si, ella tiene 27 años-dijo Valerie.
-¿Porque no la has invitado? Quizás eso les haga bien a ambas-dije y ella me mira.
-Valerie está muy concentrada en sus estudios, sólo le faltan dos años para culminar su doctorado. Me siento orgullosa de ella-dijo Valerie.
-Vale, invítala. A mi no me molesta y lo sabes-dije y Valerie sonríe.
-Lo sé, ahora puedes comer más galletas están frías.
ESTÁS LEYENDO
La Promesa Del Narco
RomanceGabriel le había echo una promesa a Valerie, que era que él día que ella faltara él iba a cuidar de su hija, la iba a proteger de todo el mal que viniera. Pero, quizás Adara confunda los sentimientos de Gabriel hacia ella. Su protección, atención y...