Capítulo 6: Explicaciones

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Viernes. Enzo, agobiado, se sienta en la silla de aquel bar con fastidio. ¿Por qué se deja arrastrar a este tipo de cosas? Era un primer piso de un barsucho en un barrio mediocre de la ciudad. Ni siquiera estaba lleno, algunas mesas cerca del pequeño escenario en la planta baja reunían algunos grupos de amigos, pero en ese primer piso casi que no había nadie. Nadie a excepción de él, de él y de Julián, que tomaba una cerveza mirando su celular.

— Ey, tarado — le pegó una patada por debajo de la mesa, llamando la atención del castaño — ¿Qué estás haciendo? Deja eso. Por lo menos dame charla de algo interesante ya que me trajiste a este bar de cuarta.

— Si no te gusta, te podes ir.

— Daale, sabes que no te lo decía por eso — rodó los ojos. — ¿A vos Alexis te invitó al compromiso?

Los pensamientos de Enzo los últimos dos días giraban a esa pequeña fiesta que se desarrollaría la semana siguiente. Valentina no le dirigió la palabra después de la escena en la que se cruzaron y ella lo obligó a aceptar ayudarla a crear una farsa. Una farsa que podía sostenerse con facilidad. Nadie sabía lo que estaba ocurriendo puertas adentro de su casa.

— Si ¿Por?


Alexis McAllister era un amigo de ambos. Julián lo había conocido en la sub23 del seleccionado nacional hace un tiempo y, por medio de él, fue que lo conoció Enzo. Él también era parte de los "nuevos" en los entrenamientos del seleccionado mayor, por lo que rápidamente se llevaron muy bien. Al igual que Valentina y Camila, la novia de Alexis. Ellas se veían mucho, durante un tiempo previo a la muerte de Olivia, hasta que bueno, Valentina se cerró sobre ella misma.

— Voy a ir con Valen.

— Qué bueno — festejó Julián — no la veo hace mucho. ¿Cómo esta? — no era tonto. La postura incomoda de Enzo era bastante notoria, al igual que su vista clavada en el vaso de cerveza. Valentina no era precisamente de la gente que pasa desapercibida por la vida, desde que la conoció diría que, todo lo contrario. Era una guerrera, luchadora y animada. Julián no esperaba que continúe de la misma manera, de hecho, Enzo no lo hacía, pero tampoco que desaparezca de la faz de la tierra como lo había hecho.

— Mejor. — susurró. — La veo mejor. Capaz la ves ese día.

— ¿Te puedo hacer una pregunta?

— Depende. ¿Qué?

— Valentina — carraspea. Enzo lo mira con seriedad. — ¿Sabe... que vos, digo, que haces cuando salís?

— ¿Me estas preguntando si mi mujer sabe que la cago Julián? — responde con gracia, levantando las cejas. El castaño, sin embargo, asiente con seriedad obligando que el morocho suspire. — No, no sabe que estoy con otras minas.

— Te estas metiendo en un quilombo, se va a enterar tarde o temprano.

— No creo que le importe — desliza, casi en un susurro, volviendo su vista al escenario. Julián no lo escucha. Continua con un monologo que Enzo deja de oír al instante. Esto sí que verdaderamente no le interesa. No importa lo que opine Julián, ni nadie, porque nadie sabe lo que pasa en esa casa. — Bueno ya. Yo sé lo que hago. ¿Ok?

— Ok, pero amigo, en serio. Ella debe estar muy dolida, no le hagas esto.

La mirada de Enzo le heló la sangre y Julián supo que debía callarse en ese momento. Ambos toman la cerveza que quedaba en sus vasos a tiempo récord, pidiendo un relleno rápidamente a la moza. Enzo decide calmarse, no podía enojarse con su amigo por preocuparse por él o por Valentina. Aunque preferiría que no lo hiciese, no era lo correcto.

Claroscuro - Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora