Convivir con Emilia era una tortura diaria. La puerta de su habitación pasó a deber tener llave, los mensajes amenazantes no paraban de llegar a su celular, ella la ignoraba y se paseaba por la casa de Julián como si fuera la dueña. Era increíble, Clara no lo podía entender. No la actitud de Emilia, que era de esperarse, siempre fue así, siempre se manejo con impunidad y con franqueza, de forma avasallante con el resto, llevándose todo por delante para ser la protagonista. Lo que a Clara le sorprendía era la forma en que Julián la dejaba hacer.
Que mover los muebles, que tirar cosas que le parecían "fuera de onda" pero costaban mucha plata, que pintar la cocina, que sacar cosas afuera. En pocos días toda la intimidad y seguridad que Clara había vuelto a adquirir en esa casa que compartía con su hermano se había difuminado. Nada era lo que se suponía que fue. Y su hermano no parecía preocupado en poner un solo limite. La admiraba moverse por la casa como si fuera lo que siempre espero que suceda, ella lo esperaba con comida rica después del entrenamiento, le elegia la ropa por la mañana y estaba disponible a lo que él quisiera siempre. ¿Eso se supone que es lo que quería Julián?
― ¿Qué hiciste? ― la mirada incriminadora de Clara cayó sobre su hermano ni bien el auto de Enzo arrancó lejos. El castaño solo permaneció inmóvil en su lugar, sin mirarla ― Te estoy hablando Julián
― No hice nada, le dije la verdad. ― soltó con la voz neutra ― que estoy con Emilia, que la elijo y que lo mejor es que no aparezca por acá.
― ¿Eso es realmente lo que vos queres? ― lo preguntó en voz alta, sabiendo la respuesta. Porque él se lo había dicho, se lo había confesado semanas atrás, la quería. ― Porque te juro que pensé que era en serio que la querías.
Julián asintió en silencio y, sin decir más, comenzó a caminar a la casa. Clara continuaba anonadada. No encontraba explicación, ni motivo, ni certeza, ni nada, y por eso, lo siguió entre gritos hasta el interior del inmueble, donde Emilia los esperaba con las manos en la cintura.
― Amor ― Clara no había terminado de llamarlo cuando ella se le colgó del cuello con fuerza. Lo besó y lo abrazó, generando en Clara una sensación de rechazo. ― ¿Estas bien?
― Si ― asintió, todavía sin mirar a los ojos a nadie. Porque eso hacia él cuando no quería dar la cara, cuando se la mandaba, cuando sabia que todo estaba mal. Y Clara lo sabia y por eso no lo entendía. ― ¿me explicas por qué peleaban?
― Ella dijo que... ― Emilia se alejó unos centímetros y miró con cautela a Clara detrás de él ― que yo era la del momento y le dije que no es así, que yo estaba enamorada de vos y que...
― ¿Qué Emilia? ― la paciencia de Julián definitivamente era poca, porque comenzó a rascarse la cabeza con desesperación.
― Perdón Juli, yo sé que estuve mal, pero te juro que me sacó ― comenzó a argumentar Emilia, volviendo a enroscarse en el cuello de su hermano. Clara se cruzó de brazos, asombrada ante la escena de la cual era espectadora ― Solo le dije que por algo me elegias, que quizás ella no era lo que querías.
― ¿Le dijiste algo sobre la anorexia Emilia? ― lo seca que salió la voz a Julián hizo que su corazón estalle de algo de emoción.
Porque ese era un límite. Un límite que Clara reconocía como común, uno implícito y sumamente importante. Uno que Julián respetaría y sostendría. Uno que no permitiría que nadie pase.
― Le dije un comentario que no estuvo bien ― admitió Emilia, poniendo una cara de arrepentimiento que Clara reconoció falsa. Pero Julián no. ― Y me arrepiento Juli, pero me dio bronca, perdón. Si queres la llamo y le pido disculpas, pero ella dijo un montón de barbaridades también y me dio bronca.
ESTÁS LEYENDO
Claroscuro - Enzo Fernández
General Fiction《 - ¿Qué estamos haciendo? - ella gime contra su oído, estremeciendo la totalidad de su cuerpo. Las manos de él recorren su espalda lentamente mientras sus ojos negros la buscan. Sus miradas chocan. El silencio es intenso, duro. Las respiraciones ac...