Capítulo 40: Despedidas

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Las despedidas son promesas de reencuentro. Los finales son posibilidades de nuevos comienzos.

Las frases de autoayuda en momentos donde la sensación de perdida y de desorientación se vuelve insoportable, a veces guían. No sé si es exactamente autoayuda mirar una y otra vez unos videos de una novela adolescente tonta que le consumía la vida cuando era mas chica, pero Clara hacia dos días que no salía de su cuarto. Y no era para nada malo, en absoluto. Las sesiones con su psicóloga la habían ayudado bastante después de acordar que lo mejor para esos tiempos turbios y tormentosos sea verla más seguido.

Eso ayudó y cómo ayudó. Que las pastillas eran su soma, la forma de seguir viviendo con dolor. Que sus padres habían aparecido y su vida había seguido en pie, que les había dado poquísimo lugar, que dejó que Julián se encargara de ellos. Que al final de cuentas eran SUS padres y, no tanto, los suyos. Un trabajo personal realizado en torno a sus orígenes, una necesidad de, en algún momento, perdonarlos para seguir adelante.

Que Agustin este suelto no la deja dormir. Que el miedo ya no inmoviliza, solo molesta. Que enojarse con Julián o con Enzo por querer cuidarla es autodestructivo. Que ellos hicieron lo que hay que hacer. Que la única manera de vivir tranquila es haciendo lo que hay que hacer, que obvio es la denuncia, a la que Clara continúa negándose sumamente angustiada. Que el rol de Leandro en todo ese juego familiar era secundario, que ignorarlo no va a resolverlo.

Todas las cosas que hablaba con ella le servían, al menos para poder ponerse en perspectiva y analizarlas desde otros lugares, poder encontrarle la vuelta a la situación. Hoy mas que nunca se sentía organizada: dependía de Julián si, vivía en su casa, pero si quisiera ya podría irse a un departamento propio. Sino lo hizo fue por el pedido expreso de él y por el temor de dejarlo solo. Porque Julián se muestra inquebrantable, se muestra preocupado, pero solo se muestra. Cuando uno se quiebra no hay lugar para mostrarse de formas que no es. Y Emilia lo llevaba constantemente a esos límites. Y aunque Clara aún se pregunta qué carajos hace él con ella, se negaría a dejarlo solo, al menos que él se lo pidiera.

Y Enzo... los últimos dos días, sin siquiera mantener contacto de algún modo, le dolían. Sus ultimas palabras fueron intentar distanciarse, que se torne más fácil para los dos. Clara lo vio conflictuado, triste, angustiado, y aun pese a ello él la dejó ir. La dejó salir de ese departamento con la promesa de alejarse de él y deseándole buena vida. Y eso es algo que, más allá de toda la situación, le dolió. Porque esperaba al menos una reflexión, al menos una palabra sincera de amor porque... él debía haber sentido tanto como ella. Sin embargo, esos días posteriores los dos mantuvieron las distancias y se sintió un poco extraño. Ya no era solamente el hecho de no hablar, que varias veces había sucedido, sino también el hecho de saber que el acuerdo era no hacerlo. Clara decidió, en terapia también, darle lugar a ese dolor, pero a su vez no dejar que la derrumbe.

Las heridas de amor tienen que ser atravesadas, el amor nos lleva a esos límites. Ser vulnerables es dejar que el otro entre, que el otro pueda lastimarte. Y ella se había enamorado de Enzo y que eso no sea correspondido, no al menos de la forma en la que hubiera deseado que él la corresponda, no significa que sea malo. Duele, si, pero no significaba una traición. Duele, pero no todo lo que duele es herida y mucho menos cicatriz. Y Enzo era un dolor, momentáneo pero sano.

Aunque el hecho de no verlo más, que viva en otro país, que no mantengan contacto... simplemente la aterra. Y el suspiro otra vez, y las pocas ganas. Hablar algo en terapia no es sinónimo de resolverlo y aunque todas esas cositas estén dando vueltas en su cabeza... eso no garantiza que Clara no se enloquezca por ratos.

Y en el medio de todo ese tumulto de pensamientos, bajó la escalera de la casa en busca de un desayuno que le de alguna proteína y la ayude a traspasar el día. A dejar que las cosas fruyan y a ella seguir construyendo su vida. Y su momento y sus proyectos y su lugar. Aunque eso se veía difuso ante la ida de Julián, de Enzo...

Claroscuro - Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora