El ruido del otro lado de la puerta. El llanto de Emilia, el consuelo de Julián. Si algo admiraba Clara de él era su capacidad para contener y alojar, para dar espacio, pero estar. Es complicado no invadir y Julián solía resolverlo con bastante lucidez. Daba espacios cuando había que dar espacios, sostenía silencios cuando hablar era mala opción, gritaba cuando era necesario limitar o cortar alguna estupidez. Una estabilidad emocional que ella nunca logró adquirir ni manejar.
Como en ese momento exacto, donde Julián y Emilia discutían, o hablaban, o lo que sea en la planta baja, pero la que estaba sintiendo un colapso emocional era ella. Que estaba a muchos metros, dentro de su habitación en la casa de Julián, lejos de ellos y también, al menos por el momento, lejos de cualquier peligro. La cama la abrazaba, las sabanas la cubrían. Esa escena no le agradaba para nada.
Era una estupidez estar así. Darle ese lugar otra vez a Agustin, no afrontar la situación con la altura correspondiente, no animarse a hacer nada, estar paralizada. Los días se acumulaban, el calendario empezaba a pasar, ella no se movía más de lo estrictamente necesario. Clara se puso de pie rápidamente frente al espejo de su cuarto al percibirlo: ya no se podía seguir de esa manera.
— ¿Qué te hizo Agustin? — la voz de Juli estaba impostada. Clara seguía acurrucada en su cuerpo, un poco más tranquila, pero todavía evitando su mirada.
— Creo que intentó venderme por droga — susurró deseando ser sincera, pero buscando las palabras justas para que Julián no se espante. Porque todo ello era aterrador para cualquiera, pero más para él. — Juli...
— Está bien — apretó los dientes — no hacen falta detalles sino queres.
— Emilia lo sabia y me ayudó, éramos dos adolescentes — el relato desanimado llamó la atención de Julián, que seguía anonadado ante la actitud de su hermana.
Clara hablaba en voz tenue, llorando, pero con tranquilidad. Como si cualquier sentimiento hubiera salido de su cuerpo, totalmente despersonalizada, apagada, oscura. Los destellos de oscuridad que tenia su hermana cuando se apagaba eran profundos, como las caídas, pero también lo era su fortaleza para correrse de eso, para salir adelante y volver a sonreír y sentir.
— No es buena mina Juli.
— ¿Ella qué hizo?
— Supongo que lo dejó pasar, supongo que algo tiene con él, no sé ni me importa. Es su problema. Pero yo a esa casa con ella no vuelvo.
— Clari... — suspiró Julián, sintiéndose en un callejón sin salida. — Emilia
— Ya sé — lo interrumpió, volteando su cabeza para mirarlo a los ojos — Agustin intentó violarla.
— Si — asintió con rabia, incomodo. — fue hace unos años. Yo estuve en ese momento.
— No entiendo Julián — Clara se limpió las lagrimas y se puso de pie — ¿Vos que sabias?
— Agustin estaba doblado de tanta droga
— Como toda su vida
— ¿Toda su vida? — la sorpresa en los ojos del castaño era sincera. Clara carcajeo.
— ¿Qué te dijo? ¿Qué empezó ahí? Julián, por dios, desde que tengo memoria Agustin se mete droga y hace cualquiera. Pero bueno, vos estabas lo suficientemente lejos para notarlo, tus papas son unos ciegos y tu hermano mayor es un tibio de mierda que no se quiere meter.
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Claroscuro - Enzo Fernández
General Fiction《 - ¿Qué estamos haciendo? - ella gime contra su oído, estremeciendo la totalidad de su cuerpo. Las manos de él recorren su espalda lentamente mientras sus ojos negros la buscan. Sus miradas chocan. El silencio es intenso, duro. Las respiraciones ac...