Punto de vista

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Asrieru Dark está en negro, todo su panorama está oscuro, escucha el hablar de su hermana y quiénes les acompañan, pero no parece que estén al tanto de la condición del chico de la bandana roja.

En su castillo, el rey conquistador está sentado en su trono en una posición relajada, mientras observa su alrededor, entonces una sonrisa se esboza en su cara, dejando entrever sus dientes filosos como los de un tiburón.

—Se que puedes observarme, se que puedes oírme, se que puedes notar mi poder, y se que quieres respuestas. —expresó el rey a la nada, aún si hay guardias estos mantienen su posición sin inmutarse, entonces se quita su sombrero de copa—. Tengo una oferta, usualmente cuando llegó a un país lo primero que hago es matar al debil.

La oscuridad que invade al de la bandana roja es reemplazada por una vista hacia el trono del rey, a quien ve borroso pero escucha su voz grave.

—Se que te importan los que dejaste en tu reino, ese ser que invade tu cuerpo también parece algo a mi nivel. —afirmó el conquistador cruzando las piernas, con cuidado de que su falda no enseñe de más—. Al parecer tengo tu completa atención, Contenedor del Omnisciente.

El hermano Dark varón se quedó quieto mirando a la nada, algo que por fin llama la atención de quienes le acompañan, mientras Rages sigue dormida.

—¿Hermano? —cuestiona Kevina.

—Pero ustedes se las arreglaron para inmovilizar a dos de mis generales. —expresó el gobernante levantándose de su asiento—. Eso vale mucho para mí, obvio no ganaré nada solo hablando. —agregó para luego haber un silencio profundo en la sala—. Quiero que venga un representante humano, para charlar.

En la habitación de hospital el rostro del  chico de la bandana roja se horrorizo.

—Algo no está bien. —expresó Redox con seriedad, activando dos esferas de luz pura en sus manos, estás las avienta hacia el chico—. Veré qué pasá.

—¿Qué haces? —expreso Kevina con enojó hacia Redox—. ¡Déjalo!

Entonces Eri le toma del hombro—. Solo es para revisar su cuerpo. —le explicó la rubia rápidamente.

Pero la luz que cubre el cuerpo de Dark parece inestable—. Esto es malo, no puedo. —entonces la luz es expulsada de su cuerpo.

—De preferencia varón, y que se haya enfrentado a uno de mis generales. —dijó el rey, mientras se queda quieto por unos momentos—. No le haré daño, pero debe estar solo cuando venga. —habló nuevamente con tranquilidad—. En dos días llegará uno de los míos, frente al arco de santa, si se niegan maten a mi sirviente, lo estaré esperando. —agregó con seriedad mientras esboza una sonrisa de malicia, pero se vuelve en una de impresión—. Oh, parece que se ha ido, pero bueno, el mensaje ha sido dado. —dijó para entonces volver a su asiento como si nada.

—Una masa espesa como el petróleo, con una mirada rosa. —afirmó Edgy a Casandra parada en un rincón con Kontorerasu a la par—. ¿Fué alguno de ustedes dos?

Ambos giran los ojos—. Ah pillín, dime qué no paso nada después de esa plática si como no. —expresó la pelirroja en tono de broma, algo a lo que Edgy no reacciona—. No, y estaba consciente cuando fui controlada así que... no, no en realidad. —habló nuevamente.

—Por mi parte tampoco me he pasado por algo similar. —respondió Konto sin preámbulo—. Y sinceramente no hemos llamado particularmente la atención.

El pelinegro asiente—. Bien, gracias por responder. —dijó mientras extendió sus brazos—. Es un gusto verlos de nuevo chicos. —afirmó Edgy alegre.

Al íncubo le da incomodidad el hecho de abrazar a Edgy—. Lo siento, siento que ya estoy grande para eso Ed-. —su contestación es interrumpida al ver que la sucubo abraza a Edgy sin dudar—. ¿Casandra? —preguntó confundido, pues una mujer alta parece indefensa.

—Lo haz hecho bien, no hiciste nada malo. —afirmó el pelinegro dándole palmaditas en la espalda—. No te preocupes por lo que los demás digan.

Jetix les observa incrédulo—. El hombre que no tiene enemigos. —comentó en viva voz—. ¿Cómo es que tu reino no se ha ido a la mierda? —preguntó en tono de broma.

Edgy volteó a Jetix—. Salgan los dos un momento por favor. —dijó acercándose al ojos verdosos, mientras Kontorerasu y Casandra salen mientras ven amenazante al tipo encerrado—. ¿Cuál es tu problema con tener aliados? —cuestionó haciendo reír a Jetix—. No creas que no lo noté, pudimos encerrar a esos dos si no hubieras huido. —afirmó el pelinegro enojado.

El hombre bestia negó con la cabeza—. Mi problema no es con ellos, los aliados son en todo caso de utilidad, incluso alguien como tú sirve de carne de cañón. —afirmó burlón, camino también para estar prente a Edgy, al estar en una superficie más alta baja un poco la cabeza para verle—. Es peligroso que alguien con tanto poder como tú no acabe con sus enemigos, creyendo que hay bondad en todos.

—No creó que haya bondad en todos, creó que todos merecen ser escuchados. —respondió el pelinegro levantando la mirada a Jetix—. Y también que no hay necesidad de rebajarse al nivel del mal.

—Estas por ser puesto a prueba amigo, tendrás que romper esa postura. —afirmó Jetix con actitud sería, mientras las venas en su cabeza sobresalen—. Solo espero no sea tarde para tu miserable pueblo.

El pelinegro tampoco está contentó—. Yo no doy la vida, y definitivamente menos tengo el juicio para quitarla a quien sea. —dijó sonando con ganas de no hablar—. Y no me digas amigo, no soy amigo de quien no recibo ningún apoyo.

Ambos toman su distancia el uno del otro—. Mi error, yo tampoco trato con cobardes de actitud infantil. —finalizó dándole la espalda.

El pelinegro tiene una expresión de nervios, entonces alguien abre la puerta—. Emmm, Edgy. —esbozó Casandra—. Es mejor que vengas. —dijó haciendo que el pelinegro salga de la habitación.

—Gracias por sacarme de allí. —expresó el pelinegro también saliendo—. Pero tengo que quedarme a verlo.

—Tranquilo, yo lo vigilo al fin al cabo no tengo que dormir. —afirmó Casandra despreocupada—. Solo recarga mi energía cuando lo requiera.

El pelinegro se alegró—. Gracias, y el problema es... —dijó viendo a su alrededor, entonces notó a Unión preocupado—. Profesor ¿qué sucede? —preguntó acercándose.

Soni Unión permanece sentado con los hombros encimados—. Es Victor, perdimos contacto en la frontera de Chiapas. —respondió sonando decaído —. Literalmente antes de cruzar se perdió la señal. —expresó Unión sosteniendo su teléfono.

Edgy se asusta—. Vamos a ayudarlo de inmediato. —sugirió el pelinegro con rapidez—. Aunque probablemente se dañen las estructuras. —dijó incómodo.

—Dejalo, ese lugar sería una zona de guerra tarde o temprano. —comentó Unión levantándose—. Aprecio mucho tu ayuda, pero lo mejor será esperar.

—Cada segundo es importante, ¿tienes idea de cuál es el enemigo? —cuestionó Edgy—. O puede que hayan sido los Deadblood.

—No, tenemos una tregua con las estructuras de todo tipo hasta que la situación se calme. —dijó preocupado incluso sus ojos se ponen cristalinos—. Y esos demonios, ni se lo han topado siquiera.

Para el pelinegro ambos argumentos son convincentes—. Bueno, no perderemos el tiempo aquí. —dijo caminando al pasillo—. Llamaré a todos, también los soldados y-. —el pelimarrón le detiene su paso.

—Si movilizas a todos a esta hora causaras el pánico en los ciudadanos. —advirtió el profesor molesto, entonces toma la delantera—. Seres hará una búsqueda sigilosa, si quieres ayudarme espera al amanecer.

Edgy ve con tristeza a Soni retirandose, sin embargo, si esa es la voluntad de Unión, solo le queda respetarla.

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