Cabeza de ave

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La demonio tuerta con cuernos similares a los de una cabra y cola blanquecina, de cabello violeta entro a una inmensa habitación con paredes de ladrillos, cubiertas por extensos cables que se unen en un mismo punto, acompañado por un sujeto con el rostro cubierto de negro, el cual tiene sus ojos sujetos por un cinturón.

—Espero este sujeto no nos haga perder el tiempo. —comentó el demonio ciego—. Estás “maquinas” no son de mi agrado.

—¿Y para mí lo son? —cuestiona la pelivioleta con sarcasmo—. Aunque quiera matarlo el líder supremo lo ordeno. —agregó mientras sostiene el trozo de vidrio que desprende un fulgor oscuro—. ¡OYE MENTALISTA! —exclamó a todo pulmón.

—¿Mmmmm? —giró el sujeto que maneja la computadora a dónde todos los cables conectan—. Oh valla, ¿acaso es mi cumpleaños? —cuestionó el tipo, piel morena con una mirada cansada, a pesar de sus cuernos negros carece de cola a diferencia de Réquiem y Rages—. Oh sí, el fragmento de la Espada Corrupta. —comentó con deleite mientras recibe el trozo de vidrio en sus manos—. Cuando esa maldita orejona lo lanzó al mirror heaven se dió por perdido.

—Si, si ahorrate tus cuentos de media noche. —comentó la pelivioleta.

—De verdad quisiera matar a este mal nacido con una canción Rages. —advirtió el ciego eufórico mientras quiere pasar a su acompañante—. Se ve tan patético como los habitantes del earth.

—Hazlo si quieres Réquiem pero el rey te matará apenas se entere. —advirtió sosteniendolo del brazo para detenerle—. Aunque de verdad me intriga como hiciste para convencerlo.

El sujetó cansado contempla el fragmento siendo sostenido por sus dedos—. Le prometí nuevas tierras para su conquista. —contestó ansioso dandoles la espalda, para colocar el trozo de vidrio en un contenedor esférico flotante—. Ahora largo de mi camino. —ordenó a secas.

Réquiem quiere sobrepasar a Rages nuevamente—. Te observaremos desde las sombras Order, pero sinceramente si mueres, haremos como que nunca hubieras existido. —agregó entre carcajadas burlonas llevándose a Réquiem consigo.

—Digno del treceavo futuro general, si, si SIIII. —expresó Order activando un monitor apagado, entonces parece estar grabando a un cuarto lleno de camaras—. Ustedes serán mis tropas, asquerosos. —afirmó con orgullo, mientras es visto con rabia por las bestias babeantes cubiertas de pelo que observa.

La pelivioleta se detuvo—. Mmmmmm... —esbozó caminando hacia la derecha—. Réquiem, he pensado en meter el acelerador. —expresó viendo a un artefacto similar a un espejo—. Me preguntó porque ese hombre con cabeza de ave nos lo dió, afirmando ser dios. —expresó acariciando el espejo como si de un perro se tratará—. Luego llegó ese estúpido para convencer al rey.

A pesar de que Réquiem no puder verla, este volteó a la presencia de Rages—. No soy idiota Rages, ese loco del conejo rojo es incalculable. —contestó enojado.

Rages le sonrió con picardía—. Por eso esperas a ver si puede matar al Order. —comentó pasando su dedo índice por su cuello—. Yo también quisiera verlo. —agregó eufórica—. Ay en fin, solo era una idea.

—Esto no está bien. —comentó el pelinegro parado frente a una vitrina, con vista a una gigantesca arena—. Esto no está para nada bien. —agregó nervioso.

—Lo hecho pecho y sin retroceso. —comentó el profesor Unión con entusiasmo—. Uy, lo dejara sin huesos. —agregó viendo a Jetix entrar por una puerta a la arena.

Mundos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora