Anochecer

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Lejos del siglo XXI, un planeta cubierto totalmente de hierro, una compuerta se abre dando paso a un dron con forma de cilindrica, con dos cohetes que impulsan su dirección, en un punto del mapa, hay tres edificios rodeados por una copula de vidrio que refleja la luz del sol.

En el suelo, el dron es recibido por seguridad que resguarda una de las entradas al domo. Cubierto por una armadura que le hace medir más de dos metros.

—Llevalo, deben estarlo esperando. —dijó uno de los guardias al otro que lleva el dron—. Yo me encargaré de aquí.

En el edificio de en medio de los tres, en una sala de operaciones, una máquina con varios brazos mecánicos que sostienen materiales quirúrgicos, realizan un procedimiento al hombro de Eri, de la cual sacan su dispositivo roto usando paletas de metal para mantener la herida abierta; mientras ella se mantiene despierta.

Una mujer de cabello blanco le observa a través del vidrio—. Manipular el tiempo es como cambiar un número de un trillon. —afirmó la mujer golpeando el suelo con su báculo azul, que tiene un reloj en la parte superior—. Ni siquiera yo puedo adivinar siempre lo que va a pasar, Nián. —dijó volteando a una armadura celeste.

—Me queda claro madre, las personas como Eri son indescifrables. —afirmó caminando unos pasos a su madre—. Se las arreglan para cambiar nuestros planes.

—Por lo pronto, hay que sustituir el chip. —afirmó la peliblanca, abriendo una compuerta pequeña en la consola que tiene enfrente—. Por favor recíbelo de mi parte.

En la entrada, el guardia entra con una cápsula que contiene un nuevo chip, reforzado con placas de metal en las esquinas.

—Aqui está, emperatriz Nihiriha. —dijó el guardia.

—Gracias por traerlo. —respondió Nian.

Tomo la cápsula con sus manos mecánicas, para de inmediato colocarlo en en la ranura que le indica su madre.

La máquina en el área estéril, desempaca el chip para de inmediato colocarlo en el hombro de la rubia, el dispositivo se conecta al sistema nervioso de Eri; haciendo que todos los nervios de su cuerpo suelten un resplandor azul, que por un momento ponen sus ojos oscuros, hasta que regresa a la normalidad.

La máquina retira las paletas de su herida, para que está de inmediato se cierre sin dejar cicatriz alguna.

La albina del báculo azúl entro de inmediato sola—. No estuvo bien lo que hiciste Eri, un poco más y todo tu ser se habría vuelto parte del universo. —expresó con indiferencia.

—Eso suena interesante. —contestó la rubia fatigada—. Ser una con todo.

—Me refiero a que te hubieras vuelto polvo para siempre Bradley. —comentó la mujer sonando fatigada, poniendo una mano suya en su rostro—. No solo eso, toda tu presencia hubiera sido borrada para siempre de todo ser.

—Linda forma de decir que todos me hubieran olvidado. —afirmó la rubia volviendo a vestirse—. En fin, necesito saber si voy por la ruta correcta.

La peliblanca miro el reloj de su báculo—. El tiempo sigue corriendo, y cambiando el entorno. —explicó sonando seria, volteó a Eridna—. Pasamos de estar rodeados de hielo a una ciudad con personas.

La rubia se impresiona—. ¿Significa que ya todo terminó? —cuestionó nerviosa.

—No, ahora hay una armadura cubriendo al mundo. —respondió Nihiriha; mientras unas compuertas se abren, revelando un cielo de metal con luz artificial—. Tuvimos que resguardarnos en este domo.

Eridna se mostró confundida con lo que tiene en frente—. En mi mundo esto no pasaba. —afirmó recordando el cielo azul y la lluvia en el atardecer—. ¿Qué fue lo que cambie? —se preguntó recordando cuando habló con Edgy.

—Nada en específico, este es el futuro que te aguarda si no regresas. —advirtió Nihiriha—. Recuerda, Edgy debe vivir, y morir cuando hayan pasado cuatro años desde que inicio el apocalipsis zombi. —esbozó sería mientras le apunta con su báculo—. Solo así, ambos alcanzaremos nuestros objetivos, Bradley.

Esas palabras resonaron en la cabeza de Eri, haciendo apretar sus puños con fuerza, pero finalmente resignandose.

En el hospital Franklin, dieciocho horas y quince minutos...

Edgy Santiago abrió los ojos anonadado, siendo el techo del hospital lo primero que ve, al sentir su cuerpo siente estar cubierto por sábanas blancas.

—Pense que no despertarías hasta mañana. —esbozó una voz femenina que sorprende al pelinegro—. Hola amigo. —expresí Nanami con alegría—. Me da mucho gusto verte despertando.

El chico volteó a todos lados—. Gracias amiga, aunque esperaba ver a más aquí reunidos. —admitió aliviado—. Aunque admito que es mejor ahorrarles este sufrimiento. —comentó en tono de broma.

La albina esbozó una leve risa—. Si, tal vez sea lo mejor. —contestó Nanami; mientras en la entrada están Kontorerasu, Casandra y Redox escuchando—. Pero es un alivio que estés bien. —agregó; en tanto los tres en la entrada emprenden la retirada.

—Como sea, debo hablar con Eri para ver qué quería. —dijó intentando levantarse—. También está lo de Raura y las demás, espero regresé.

En tanto se levanta, la albina se pone nerviosa—. E-Espera un segundo. —dijó con una voz temblorosa, pero si rostro parece ansiar algo.

Quitándose la sábana frente a Nanami—. ¿Mmmm? ¿Qué pasá? —preguntó Edgy; pero se dió cuenta que está en paños menores—. Señor mío. —dijó impresionado cubriéndose rápidamente con una sábana—. No sabía que me desnudaron.

El rostro de la albina se ruborizó—. Y-Yo trate de advertirte y-. —expresó cubriéndose el rostro.

—No descuida, perdón por no fijarme antes. —interrumpió Edgy buscando su ropa—. Mi ropa está aquí o-.

—S-Solo quería decir que... —habló la albina inclinando su cabeza unos centímetros hacia abajo—. Muchas gracias.

El pelinegro se mostró confundido—. ¿Cómo que gracias? —cuestionó Edgy viendo su ropa doblada; entonces escuchan que alguien toca la puerta, —. Por favor, atiende en los que yo me cambio.

—Claro, ja ja ja... ayyyy . —respondió Nanami para caminar a la puerta tratando de relajarse, el chico se cubre con una cortina de la cama para quitarse la sabana y empezar a vestirse—. ¿Si? ¿quién es?

Al abrir la puerta, Nanami se da cuenta que es Lara quien tocaba.

—Ho-Hola Nanami. —dijó notando a la peli blanca ruborizada; mientras el pelinegro, a pesar de estar cubierto por una cortina, puede notar que se está vistiendo—. Así qué, se reconciliarón.

A Nanami le extrañaron las palabras de Lara—. Lo siento, no te comprendo. —dijó mientras su cara vuelve a su tono blanquecino.

Para Lara era motivó de alegria—. No importa, solo quería avisarle a Edgy que el profesor Soni lo llama a una reunión. —dijó pasando a un tono más serio leyendo una libreta.

—¿Una reunión? —cuestionó el pelinegro terminando de vestirse—. ¿Para qué?

—No me dijeron para que, solo que no esperan tardar mucho. —contestó la pelimarrón preocupada—. Lo esperan en el aula donde instruimos a los reclutas.

Para la albina tampoco tiene sentido—. No importa, igual te acompañaré amigo. —afirmó Nanami con una expresión positiva.

—Perdone Nanami, pero a usted y a mi nos han llamado al salón del edificio. —expusó Lara sonando más preocupada—. Se que no le gusta alejarse de Edgy, pero al parecer es algo privado. —susurró la pelimarrón.

La explicación de Lara, aunque comprensible, bajó los ánimos de la albina—. Bien, supongo que nos veremos después, amigo. —sugirió Nanami con desánimo, Edgy solo asintió como respuesta.

Edgy se encamino a la salida confiado, aunque por dentro se siente nervioso—. Gracias por avisarme Lara. —expreso el pelinegro dándole a la chica una palmada en el hombro—. Las veré luego. —agregó, mientras la pelicafe se muestra alegre viendo la espalda del chico.

Mundos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora