El íncubo pelirrojo miró el cielo estrellado nostálgico, a su mente llegaron recuerdos de su estancia en la cabaña en medio de la nada, dónde la una preocupación era sobre lo que comería el día de mañana.
Hoy ese ya no es el caso, mataron a varias personas frente a él sin remordimiento alguno, es un pensamiento que ha invadido su mente. Aunque fuera así, no es como si extrañará a gente que invertia todo su tiempo en hacer sufrir a los demás.
El pelirrojo saco un cigarro casero de su bolsillo con la intención de utilizarlo—. Hoy fue un día largo. —expresó una voz femenina, es Nanami quien va llegando.
—Señorita Nanami, ¿que hace a esta hora? —cuestionó avergonzado intentando ocultar el cigarro—. Se supone que no debería—.
La albina le detiene su mano; mientras él parece asustado ella no lo mira—. Konto, estoy preocupada por todo lo que haz pasado. —afirmó quitándole el cigarro—. Pasaste de ayudarnos a vigilar las caravanas a, intentar controlar la mafia. —dijó Nanami con nerviosismo, mientras el íncubo se parece irritar.
—Las noticias vuelan rápido. —comentó el pelirrojo burlón—. Bendita Ghoatemala.
—La gente está asustada, más cuando aun en esta crisis las personas siguen siendo asesinadas. —contestó Nanami, incluso derramando unas lágrimas de impotencia—. Dime qué tú no fuiste, digas lo que digas te creeré.
—No fui yo. —respondió de inmediato—. ¡No fui yo!
Su respuesta aunque sean solo palabras parecen tranquilizar a la albina—. Aún puedes regresar y ayudarnos. —afirmó sonando más tranquila e incluso tomando un tono amable.
—¿Para vigilar caravanas? —cuestionó Kontorerasu dándole la espalda a Nanami—. Yo solo manejaba mientras los soldados me custodiaban. —afirmó el pelirrojo haciendo rabieta—. Soy mejor que un "cochero".
Nanami se le acercó—. ¿Casandra te convenció diciéndote eso? —le preguntó a Konto nerviosa.
—No. —dijó bajando la mirada con vergüenza—. No exactamente. —agregó volteando a Nanami pero sin la valentía de verla de frente—. Iba a irme sin avisar pero ella me detuvo, o al menos lo intento. —afirmó volteando a la derecha.
—Edgy se asustó, prácticamente es tu padre. —afirmó la albina volteando a la izquierda—. Si no corrió por ti y Casandra es porque—.
—Hace rato hablé con él y no corrió a abrazarme. —interrumpió el íncubo cruzandose de brazos, hasta que recuerda que había abierto sus brazos para abrazarle—. «¿Oh sí?». —se preguntó confundido.
Nanami se sorprende—. Él, ya sabía que estabas bien, o al menos acompañado. —expresó confundida.
—Ya no soy un niño. —expresó señalándose a si mismo—. Solo mira mi aspecto.
Tales palabras hicieron que Nanami bajara la mirada mientras entrelaza sus manos—. Físicamente eres casi de mi edad, pero mentalmente tu... —habló causando pánico en la expresión facial y corporal del pelirrojo.
La albina bajo la mirada con decepción—. No, no era mi intención asustarlos, yo solo quiero, yo-. —dijó Kontorerasu con una voz entrecortada; mientras Nanami va caminando a la entrada sin esbozar palabra alguna—. No espera, yo solo quiero que ustedes, que ustedes tres esten—. —intentó volver a hablar pero no pudo terminar.
Del otro lado de la puerta la albina derrama algunas lágrimas, adjuntadas a una expresión de dolencia y desdicha, como una madre que ve como su hijo ya hecho algo incorregible.
•
Al día siguiente...
—¡Muerte a la bestia! —exclamó uno de los protestantes.
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Mundos Cruzados
Science FictionTrás la derrota de Damián en la fortaleza del Edén, Edgy ha regresado a la ciudad de Ghoatemala para limpiar a la ciudad de la plaga zombi, sin embargo se entera que una persona esta a punto de ser linchada por un grupo de sobrevivientes debido a su...