En un pequeño pueblo rodeado de altas montañas, vive una niña de diez años. A simple vista, parece una niña normal, pero hay algo que la distingue de los demás. Ella le teme a la luz. No importa si es el suave resplandor del sol o el brillo de una vela, la luz la aterroriza.
Desde temprana edad, la niña ha luchado con este miedo. El simple acto de abrir las cortinas de su habitación o encender una lámpara es suficiente para desencadenar una intensa angustia en su corazón. Sin embargo ese temor no es irracional, la luz le hace daño. Desde su nacimiento su familia sabe que el mínimo contacto la hiere, al principio fue un enrojecimiento en la piel, luego se convirtió en algo más grave, con el tiempo la sola idea de la luz le provoca escozor. La gente del pueblo es supersticiosa, sino fuera porque un médico viajante le ha diagnósticado fotosensibilidad a la luz y les explicó de qué se trata, habrían creído que hay algo maligno en la pequeña.
El temor de la niña a la luz es una carga pesada de llevar. No puede disfrutar de las actividades diurnas como los demás niños. En lugar de eso, se encuentra escondida en su habitación, con las cortinas bien cerradas y las luces apagadas. La oscuridad se ha convertido en su único refugio, su escudo contra el mundo exterior.
Es difícil tanto para su madre como para su padre, la aman y la quieren pero no pueden estar todo el tiempo con ella ya que necesitan trabajar, al principio ella se sentía sola, pero desde que su hermana menor llegó a su vida, se siente más feliz. Juega con ella y la mira por la ventana divertirse bajo los rayos del sol, correr, saltar, reír, disfrutar sin miedo y hasta hacer amigos con las niñas y niños del pueblo, cosa que ella no puede hacer.
Un día, mientras la niña está en su escondite oscuro, escucha gritos desesperados provenientes más allá de su jardín. Es su hermana menor de seis años junto con sus amigos. Al mirar por la ventana se percata de que un jabalí los persigue, no hay adultos a la vista, hay pánico y caos, por suerte el jabalí es pequeño; es un jabato.
Los infantes corren desesperados, se esparcen y la más pequeña cae y el animal corre hacia directamente hacia ella. La niña dentro de la casa sabe que debe superar su miedo y salir al mundo iluminado para ayudar a su hermana. Porque más que el dolor físico, le teme más a perder a su hermanita.
Con el corazón latiendo rápidamente y el sudor escurriendo por su frente, la niña abre las cortinas de su habitación y se enfrenta a la luz. Sus ojos se llenan de lágrimas y su cuerpo tiembla de miedo, pero se obliga a seguir adelante. Cada paso que da hacia el exterior es un acto de coraje y valentía. Su respiración se agita, siente el mundo girar y un ruido sordo tapa sus oídos.
La niña sale de su refugio oscuro y se enfrenta a la luz deslumbrante del sol. Sus ojos, acostumbrados a la oscuridad, se ven afectados instantáneamente por el brillo cegador. Una intensa sensación de ardor y dolor recorre su piel pálida, como si estuviera siendo consumida por llamas invisibles.
El sol brilla intensamente sobre el jardín cuando la niña llega al lugar donde su hermana está en peligro. A pesar de su miedo, se acerca con determinación y trata de rescatar a su hermana. Sin embargo, en ese momento, algo inesperado y terrible sucede.
La luz del sol que cae directamente hacia la niña comienza a provocar reacciones en ella, siente una dolorosa quemadura en su piel y un grito de agonía escapa de sus labios. El jabato asustado por el sonido huye, para ese momento los adultos van llegando en la distancia, quizás alguno de los niños fue en busca de ayuda.
La niña grita de nuevo, pero el sonido se ahoga rápidamente en el aire. Sus piernas se debilitan y cae de rodillas, incapaz de soportar la agonía que se apodera de su cuerpo. Sus manos tiemblan mientras intenta cubrirse el rostro, buscando un poco de alivio. Sin embargo, cada contacto con la luz solar solo intensifica su tormento.
La piel de la niña se enrojece rápidamente, como si estuviera expuesta a un fuego abrasador. Las ampollas comienzan a formarse en su piel, llenándose de líquido doloroso. Cada vez que intenta moverse, su cuerpo se resiste, como si estuviera siendo sujetado por una fuerza invisible.
El dolor se vuelve insoportable, envolviendo a la niña en una agonía inimaginable. Cada respiración se convierte en un esfuerzo doloroso, mientras su cuerpo lucha por mantenerse en pie. Sus ojos, enrojecidos y llenos de lágrimas, ya no pueden soportar la luz brillante y se cierran con fuerza.
Finalmente, el cuerpo de la niña se rinde ante el sufrimiento. Sus músculos se debilitan y su respiración se vuelve entrecortada. En un último suspiro, su cuerpo se desploma en el suelo, inmóvil. La luz solar, que debería haber sido una fuente de vida y energía, se ha convertido en su trágica y mortal enemiga.
La niña se desploma en el suelo, incapaz de soportar la luz abrasadora.
Su hermana, aterrada, corre a su lado y llora desconsoladamente mientras la niña lucha por su vida. Los vecinos acuden en su ayuda, pero es demasiado tarde. La niña ha sucumbido a los efectos de la luz, dejando un vacío de tristeza en los corazones de todos los que la conocieron.
La noticia de la trágica muerte de la niña se extiende rápidamente por el pueblo, dejando a todos conmocionados y entristecidos. La gente se pregunta cómo pudo suceder algo así, cómo puede la luz ser tan cruel y despiadada.
A medida que el tiempo pasa, el pueblo guarda luto por la pérdida de la niña. Su habitación permanece en silencio y oscuridad, como un recordatorio constante de su ausencia. Los días se vuelven grises y sombríos, ya que la luz del sol parece haber perdido su brillo en el corazón de todos.
Y así, la vida de aquella pequeña termina de manera trágica. La niña, que le temía a la luz, encuentra un destino cruel en su intento por superar su miedo y proteger a su amada hermana. Su sacrificio deja una marca indeleble en la memoria de todos.
Segunda historia de esta antología.
¿Qué les parece hasta ahora?
¿Tienen algún miedo, alguna fobia?
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El espejo de la mente rota: Entre la razón y la locura
HorrorEl terror se aferra a la psique humana como un depredador insaciable. Es un lamento trágico que se infiltra a lo más profundo del ser, consumiendo la paz y la libertad. Cada latido del corazón se convierte en un eco de ansiedad, haciendo que cada re...