Agua

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En una pequeña ciudad, en medio de un vecindario tranquilo, vive una mujer joven y hermosa. Tiene una vida apacible, disfruta de su rutina diaria y se siente feliz en la comodidad de su hogar. Le gusta ir al salón de belleza a arreglarse el cabello, hacerse manicure y pedicure, es vanidosa pero no arrogante, vive sin preocupaciones de forma alegre sin molestar a nadie. Sin embargo, un día algo extraño ocurre. Ella comienza a experimentar un miedo abrumador cada vez que intenta tomar agua.

Al principio, piensa que es una simple paranoia, quizás algo pasajero, pero el temor se apodera rápidamente de ella. Cada vez que intenta acercarse a un vaso o una botella de agua, su corazón comienza a latir desbocado y su mente se llena de imágenes perturbadoras. Siente como si la simple idea de hidratarse atrajera algo malévolo hacia ella. Es un instinto más allá de su comprensión.

Desesperada por encontrar una solución, la mujer comienza a buscar alternativas diferentes para hidratarse. Intenta beber jugos, refrescos, bebidas hidratantes, energizantes, café, té, lo que sea, pero su cuerpo necesita agua, tiene tanta sed.

Comienza a consumir alimentos con alto contenido de líquidos, pero eso solo sirve para calmar su sed momentáneamente. A medida que los días pasan, su desesperación y su miedo se intensifican.

Sin agua en su organismo, comienza a experimentar los síntomas de la deshidratación. Su piel se vuelve pálida y seca, sus labios se agrietan y cada músculo de su cuerpo se debilita. El insomnio se apodera de ella y la ansiedad se convierte en su compañera constante. Sus pensamientos se vuelven borrosos, sus movimientos lentos y su cuerpo consumido por la sed. Las personas a su alrededor se aterran al ver a aquella mujer que antes andaba arreglada y bella convertirse en una imagen tan andrajosa y miserable.

A ella ya no le importa su apariencia, únicamente quiere calmar esa desesperante y abrumadora sed; a pesar de todos sus síntomas físicos y emocionales, el miedo sigue la dominando. Está convencida de que beber agua, de alguna manera, desatará algo indescriptible y aterrador en su vida. Se siente atrapada en una espiral de ansiedad y terror, incapaz de encontrar una salida.

La soledad comienza a rodearla, ya que su miedo inevitablemente afecta sus relaciones con su familia y amigos. Se vuelve reclusa, encerrada en su casa, luchando contra su sed y sus miedos. Es una sombra de lo que solía ser, una mujer agotada y temerosa.

Y así, un día, finalmente llega al límite. No puede soportar más la sed y el miedo que la atormentan. En su último intento desesperado por superar su terror, decide enfrentarse cara a cara a su fuente de pánico: el agua. Llena un vaso completamente y, con las manos temblorosas, se lleva el cristal a los labios. Extasiada ante la idea de calmar por fin su sed.

Sin embargo, antes de que pueda tomar un solo sorbo, algo oscuro y retorcido emerge del vaso. Una entidad indescriptible y malévola, alimentada por su miedo, se alza frente a ella. La mujer queda paralizada de terror mientras el ser se abalanza sobre ella, consumiéndola rápidamente sin dejar rastro de ella más que el vaso roto sobre la alfombra.

Su familia y amigos intentan buscarla, arrepentidos de no haberse quedado a su lado.

En esa pequeña ciudad, la sombra de la entidad acechante siempre permanece, sin que los residentes sepan el terror puede surgir de las fuentes más inesperadas.

En esa pequeña ciudad, la sombra de la entidad acechante siempre permanece, sin que los residentes sepan el terror puede surgir de las fuentes más inesperadas

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Está vez fue un capítulo más corto.

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El espejo de la mente rota: Entre la razón y la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora