Control I

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En un tranquilo pueblo vive una mujer que lleva consigo el peso del síndrome de la bella durmiente. Pero eso no es lo peor de su vida, sino que cada vez que se sumerge en un sueño profundo, se adentra en un mundo oscuro y desconocido. Al despertar, encuentra su ropa manchada con sustancias que parecen ser sangre seca, lo que la llena de horror y desconcierto.

Su familia, preocupada por su bienestar, ha presenciado numerosas ocasiones en las que ella desaparece sin dejar rastro. Cada vez que se percatan de su ausencia, sienten un escalofrío recorriendo su espina dorsal. Sin perder tiempo, se embarcan en una búsqueda angustiosa en cada rincón del pueblo y sus alrededores.

Los seres queridos de la mujer recorren calle tras calle, interrogando a vecinos y amigos, esperando encontrar alguna pista sobre su paradero. A medida que el tiempo avanza, la tensión en la comunidad aumenta. El miedo se apodera de ellos, y la sombra de la incertidumbre se cierne sobre cada conversación.

Incluso han recurrido a las autoridades locales y han reportado su desaparición en repetidas ocasiones, pero hasta ahora, ninguna solución se ha materializado. La policía ha llevado a cabo exhaustivas investigaciones, entrevistando a testigos y revisando registros, pero los resultados son siempre los mismos: ningún indicio de su paradero. Para luego ella volver a su casa sin saber cómo.

La mujer, por su parte, se despierta una y otra vez en lugares apartados y desconocidos. El terror la envuelve cuando examina su ropa manchada, intentando descifrar el origen de esas extrañas marcas. La sensación de estar atrapada en un laberinto de pesadillas se convierte en su compañera constante.

Está atrapada en un ciclo aterrador de sueños y desapariciones, siente cómo el miedo se arraiga cada vez más profundo en su ser. Cada vez que despierta en un lugar desconocido, una sensación de opresión la envuelve, como si estuviera siendo observada por ojos invisibles. Los susurros del viento parecen llevar consigo un mensaje encriptado de control. Tiene miedo de dormir, pero no puede evitarlo y por su síndrome es cada vez más frecuente.

Un día, mientras deambula en el mundo onírico, la mujer percibe una presencia ominosa. La oscuridad se aglutina a su alrededor, y una figura sin forma emerge de las sombras. El espectro malévolo, tan negro como la noche misma, se materializa ante ella. Su apariencia espectral y aterradora sugiere una entidad que trasciende las leyes naturales.

El corazón de la mujer se acelera, y una sensación de angustia la envuelve. Sabe que este ser es quien la controla, quien la arrastra hacia estos terribles sueños y la utiliza como títere para perpetrar actos de horror que supone por las manchas de sangre. Ella lucha por controlar su miedo, pero se encuentra atrapada en un ciclo de terror del cual parece no haber escapatoria.

—¿Quién eres? —pregunta,  con la voz temblorosa, mientras el espectro se acerca lentamente a ella, sin emitir sonido alguno.

El espectro, sin rostro, responde de forma que penetra en la mente de la mujer.

—Soy la sombra que acecha tus sueños, el verdugo de almas. Me alimento de la oscuridad que habita en tu interior y de las vidas que despojas.

La mujer siente cómo su piel se eriza y un escalofrío recorre su espalda. El terror la consume, pero también una mezcla de repulsión y fascinación ante el ser que la ha atrapado en su maligno dominio.

—¡No quiero ser tu títere! —grita la mujer, luchando contra las cadenas invisibles que la atan a esta pesadilla interminable.

El espectro emite una risa oscura y ladina, una carcajada que resuena en el aire y envuelve a la mujer en un aura de espanto.

—Tu voluntad es débil, tu alma vulnerable. Eres una marioneta en mis manos, y seguirás danzando al compás que marque siempre que lo desee.

La mujer siente una mezcla de asco y desesperación, una sensación de impotencia ante la presencia abrumadora del espectro. Cada vez que despierta, se ve arrastrada nuevamente hacia la pesadilla, condenada a ser testigo y ejecutora de horrores indescriptibles.

La oscuridad del espectro se funde con la oscuridad de su propia existencia, y la mujer se sumerge en un mar de emociones encontradas. La sensación de estar atrapada en un abismo sin fin la consume, mientras lucha por encontrar una salida de este tormento interminable.

Esa criatura, el espectro malévolo, ha revelado su poder y su intención de utilizarla como un instrumento para sembrar el caos y alimentarse de las almas de los inocentes.

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El espejo de la mente rota: Entre la razón y la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora