La criatura espectral, sedienta de poder y control, queriendo mermar la voluntad de la mujer, intenta destrozar su mente y manipularla para llevar a cabo actos atroces contra sus seres queridos; asesinar a su familia y amigos. La habitación está llena de silencio tenso y la angustia se refleja en los ojos de la mujer mientras lucha ferozmente contra la opresión de la criatura.
Con odio e impotencia en su mirada, la mujer se esfuerza por deshacerse del control de la criatura, pero sus intentos resultan en vano. El espectro aprovecha su dolor y angustia, alimentándose de su sufrimiento y asegurándose de que cada intento de resistencia sea más desgarrador que el anterior.
Lágrimas de impotencia empapan las mejillas de la mujer mientras se rinde, sintiendo que ya no tiene fuerzas para luchar contra la oscuridad que la envuelve. El peso de la derrota cae sobre ella, la habitación está sumida en un silencio insoportable, solo interrumpido por el suave sollozo de la mujer, mientras la criatura se regodea en su triunfo.
—No tienes escapatoria, pequeña marioneta. Tus seres queridos están a mi merced. Acaba con ellos y únete a mi reino de oscuridad como una muñeca —susurra la criatura con una voz que retumba en la habitación.
La angustia y el dolor se reflejan en los ojos de la mujer. Sus manos tiemblan, y su voz se quiebra cuando responde:
—No... no puedo hacer esto. No puedo dañar a quienes amo. ¡Déjalos ir!
El espectro parece sorprenderse por un instante, como si no esperara que la mujer desafiara su influencia. Sin embargo, rápidamente recupera su compostura y responde con una mezcla de desprecio y amenaza:
—Inocente criatura, tu resistencia es inútil. Yo soy el poder que habita en la oscuridad. No puedes luchar contra mí.
La mujer se siente agotada, desesperada por encontrar una manera de liberarse y proteger a sus seres queridos. Las lágrimas de impotencia corren por sus mejillas mientras se rinde ante la idea de que no puede resistir el control del espectro.
Justo cuando está a punto de darse por vencida, dos figuras emergen de las sombras. Un hombre y una mujer, ambos con cabello y ojos negros, irradian una presencia misteriosa, tienen la mirada indiferente, como si fueran seres superiores.
El espectro tiembla, parece sorprenderse por un momento pero luego recupera la compostura. Ríe, el sonido chirriante que hiere los tímpanos de la mujer hasta el punto que piensa que sangran.
—Oh, parece que hemos llegado en un buen momento querido Dubhán —comenta la mujer de cabello negro, el tono de sus voz y coqueto, con un dejo de burla.
—Cierto, mi Nia —le responde el hombre, con una mano en la cintura de ella.
La criatura parece irritarse al verlos con tanta calma.
—¡Já! ¿En verdad creen que podrán seguir reprimiendo mi poder? ¡Ahora soy más fuerte! He absorbido tantas almas humanas que ya no podrán controlarme, sobre todo tú, que incluso adoptaste un nombre mortal y desposaste a esa humana.
El espectro hace un ademán para atacar a la pareja, pero el hombre con un simple chasqueo de dedos hace que la criatura se retuerza, un humo negro emana de él, Dubhán y Nia parecen devorarlo.
—¡NOOOO! No puede ser, ¿¿¿¡¡¡por qué!!!??? —grita el espectro mientras desaparece.
—Bueno, fue un buen aperitivo —comenta Nia—. Es una lastima, ese pequeño tonto fue demasiado ambicioso, tenía potencial.
—Quería eliminar a todos los humanos, insensato, su miedo es nuestro alimento, devorando ese miedo se salvan de caer en la locura, es una relación simbiótica tan natural.
Nia y Dubhán siguen su plática al marcharse, ni siquiera se preocupan en mirar a la mujer en el suelo.
Luego de que esa criatura fuera derrotada la mujer fue liberada de su control, su cuerpo duele, como si hilos invisibles se arrancaran de sus articulaciones, está débil, sin poder moverse, su vista se nubla y solo puede ver partir a esa pareja que la ha ayudado, incluso si ese no fuera su propósito. Algo en su instinto le dice que son seres despiadados, o quizás demasiado indiferentes hacia la vida humana, pero sea como sea, la han salvado.
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El espejo de la mente rota: Entre la razón y la locura
HorrorEl terror se aferra a la psique humana como un depredador insaciable. Es un lamento trágico que se infiltra a lo más profundo del ser, consumiendo la paz y la libertad. Cada latido del corazón se convierte en un eco de ansiedad, haciendo que cada re...