El aroma de la cena invade la casa mientras la familia se reúne alrededor de la mesa. En medio de la animada charla, se encuentra un joven en silla de ruedas, cuya mente se ve atormentada por un extraño sentimiento. A medida que los platos son servidos y los relatos del día comienzan, su mirada se posa en su hermano, cuestionando si es realmente quien dice ser.
Cada acción de su hermano, cada sonrisa y movimiento, parecen sospechosos y llenos de intenciones ocultas. Su corazón late desbocado, mientras la sensación de desconfianza se arraiga en lo más profundo de su ser. El joven en silla de ruedas se esfuerza por ocultar su angustia, no queriendo asustar a su mamá y papá.
—¿Cómo te fue en la escuela hoy, cariño? —pregunta su mamá con una sonrisa cálida.
El joven en silla de ruedas mantiene la mirada fija en su hermano, sin poder responder a la pregunta de su mamá. Su familia está acostumbrada a que no responda y se mantenga en silencio; ha ido así desde su accidente.
Cada palabra que pronuncia su hermano es analizada minuciosamente, buscando cualquier indicio de falsedad o engaño. Cuando su hermano se ríe, su risa suena hueca y amenazante, como si estuviera burlándose de su confusión. O por lo menos eso es lo que él siente.
—Papá, hoy en el trabajo tuve una reunión muy importante. Estoy seguro de que vamos a cerrar el trato —dice su hermano con una sonrisa triunfante.
El joven en silla de ruedas siente cómo la tensión en la habitación se hace más evidente. Su mente se sumerge en un torbellino de dudas y temores. La paranoia se apodera de él, haciendo que su mente se convierta en un campo de batalla donde la realidad y la ilusión se entrelazan.
—¿Qué opinas de todo esto, hijo? —pregunta su papá, buscando su opinión.
El joven en silla de ruedas se esfuerza por mantener la calma, pero su corazón late con fuerza en su pecho, como si estuviera a punto de explotar. Una sensación de opresión en el pecho y un sudor frío recorren su espalda. La sospecha se intensifica, y se pregunta si alguna vez tuvo un hermano real o si todo ha sido una ilusión.
—Creo que todo va bien, papá —responde, luchando por mantener la voz firme—. En la escuela todo va bien, mamá —contesta también a la anterior pregunta.
Siempre que su hermano se levanta para servirse más comida, el joven en silla de ruedas sigue cada uno de sus movimientos con la mirada. Cada paso, cada gesto, es analizado en busca de señales de engaño. La habitación parece cerrarse a su alrededor, mientras la paranoia lo consume.
—¿Quieres más puré, cariño? —pregunta su mamá, extendiendo el plato hacia él.
El joven en silla de ruedas mira el plato con desconfianza, sintiendo cómo su estómago se retuerce. La sensación de aislamiento y desconfianza se intensifica, como si estuviera atrapado en una pesadilla interminable. Su pulso se acelera aún más, y el sudor frío empapa su frente.
Cuando finalmente la cena llega a su fin, el joven en silla de ruedas se retira a su habitación, llevando consigo el peso abrumador de su miedo y confusión. Se mira en el espejo, las ojeras en su rostro es evidente, su familia piensa que es porque se ha quedado despierto estudiandl pero la realidad es que no puede dormir pensando en que su "hermano" es en realidad un impostor.
Se sienta en silencio, incapaz de compartir sus pensamientos con su familia, temiendo que no lo comprendan o lo consideren delirante.
La oscuridad de la noche se cierne sobre él, mientras se pregunta si alguna vez encontrará la verdad en medio del laberinto de su mente atormentada. La sensación de desesperación lo envuelve, sin saber sium día podrá escapar de los lazos que lo mantienen prisionero en su propia mente. Dudando si aquello que supone es verdad o simplemente se está volviendo loco.
Por una rendija de la puerta que ha quedado abierta mira a su hermano, quien se da cuenta, le sonríe y le hace un gesto de saludo. Tiembla, ¿Es ese su verdadero hermano y solo está siendo paranoico? ¿O es un impostor? ¿De verdad tiene un hermano mayor?
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El espejo de la mente rota: Entre la razón y la locura
HorrorEl terror se aferra a la psique humana como un depredador insaciable. Es un lamento trágico que se infiltra a lo más profundo del ser, consumiendo la paz y la libertad. Cada latido del corazón se convierte en un eco de ansiedad, haciendo que cada re...