El Pianista [DoHwan/HwanYoungz]

Jueves, 22 de septiembre

Ese día se me ocurrió parar primero en el bebedero para tomar un poco de agua. Un retraso de menos de dos minutos. Sin embargo, parece ser aquello fue más que suficiente. Cuando llego al aula de Kim Doyoung, lo encuentro sentado en su silla, su almuerzo está tirado en el suelo, y el trío de bullys están gritándole a escasos treinta centímetros del rostro.

Estoy que hecho chispas.

-¡DÉJENELO! –grito al tiempo que dejo mi almuerzo en el pupitre más cercano, y prácticamente corro hacia ellos. El bravucón no puede evitar reírse.

-Vaya, así que ya llegó tu noviecito a defen...

Le doy un puñetazo en la cara antes de que pueda terminar. Sus amigos prontamente alzan los puños y se preparan para golpearme apenas su jefe les dé instrucciones. En una batalla 3 contra uno definitivamente llevo las de perder, pero no me importa.

-¿Te crees muy valiente, verdad? –gruñe el bully, con lo que sus dos compinches me brincan encima e intentan golpearme.

Lo logran. Uno me da en el estómago y el otro en la pierna, pero la verdad es que son unos enclenques y apenas me duele. Les regreso el golpe, tal cual como ellos lo han hecho, pero ejecutado de una forma mucho mejor, gracias a mi fluidez y fuerza producto de años de estudiar tae kwon-do: al que golpeo en el estómago le saco todo el aire, y al que le doy en la pierna se la doblo en un ángulo extraño, con lo que ambos tienen que tirarse al piso, al tiempo que se aguantan las lágrimas.

-¡Te voy a enseñar! –gruñe el bully, y sin darme tiempo a reaccionar, se me avienta encima, y sus nudillos impactan en mi cara, específicamente en mi boca. Yo, completamente fuera de mí mismo, no me contengo y también lanzo mi puño: el crujido, así como el grito de dolor, la mancha de sangre que me cubre los nudillos, y posteriormente el llanto que retumba en las paredes, me confirman lo he golpeado en la nariz, y muy probablemente se la he roto.

-¡Son unos imbéciles! –gruñe el bully, y con esto, finalmente los tres salen corriendo del salón.

Esperando aquella sea la última vez que tenga que ponerlos en su lugar, vuelvo a tomar mi almuerzo, camino de nueva cuenta hacia donde Kim Doyoung se encuentra sentado, me dejo caer en la silla de enfrente, y dejo mi almuerzo en su mesa.

-Come.

-No tengo hambre.

-¡Come! –digo con voz más fuerte. No es que quiera gritarle, pero...

Para calmarme, me levanto de la silla, y me agacho a su lado, para limpiar aquel desperdicio de comida, y tirarlo a la basura. También me tomo el tiempo para acomodar las mesas que hemos empujado en nuestra riña.

Al final, Kim Doyoung hace lo que le pido. Come extremadamente despacio, pero al menos está comiendo. Vuelvo a sentarme frente a él, y antes de que pueda soltar mi pregunta, Kim Doyoung me dice:

-No pienso darte las gracias.

No puedo evitar fruncir el entrecejo.

-No lo hice por eso –es mi respuesta-. Lo hice porque es lo correcto.

Silencio. Kim Doyoung vuelve a tomar un poco de mi arroz, y yo me apuro a preguntarle:

-¿Puedo ir esta tarde a tu casa?

Kim Doyoung baja los palillos, y me mira.

-¿Por qué de repente estás pidiendo permiso? –me responde con otra pregunta-. No es como si lo que yo dijese te fuese a detener.

-Solo necesitas decir sí o no.

-No –dice. Yo finjo sentirme profundamente ofendido.

-No se suponía esto fuese así –chillo-. La temática de hoy era "preguntas que Kim Doyoung solo puede responder con un sí". A ver, déjame intentarlo de nuevo –hago una pausa para carraspear, como si me estuviese aclarando la garganta-. ¿Puedo ir esta tarde a tu casa?

Kim Doyoung no responde. Se toma un momento para mirar mi almuerzo, y me supongo todo lo ocurrido hace apenas unos instantes está cruzando por su mente, porque finalmente responde:

-Sí.

No puedo evitar sonreír, alegre.

-¿Puedo llamarte solo Doyoung?

Silencio. Kim Doyoung se lleva los palillos a la boca, y come un poco más de arroz. Yo espero. Finalmente, después de lo que parecen horas, Kim Doyoung responde:

-Sí.

Ahora si ámonos como gorda en tobogán~

Ribo~