Martes, 17 de enero

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Hace una semana que iniciaron las clases, y no he tenido oportunidad de ver a Doyoung, ya que no ha asistido a la escuela. He ido a su casa prácticamente a diario, y no he logrado pasar de la puerta. Cada que la señora Kim me abre, me dice que Doyoung está indispuesto, está dormido, está descansando, y me pide vuelva al día siguiente.

Estoy empezando a preocuparme.

He asistido a jugar en el PC café con mis amigos varias veces, especialmente el fin de semana, más que nada para distraerme, pero la verdad es que no funciona del todo. Especialmente cuando ocurren las teamfights y tengo que presionar todos los botones en un orden específico en una fracción de segundo para asegurar la victoria, y termino imaginándome que algo así se ha de sentir tocar el piano, o si Doyoung habrá escuchado Dearly Beloved otra vez.

Esa tarde, cuando la señora Kim me abre la puerta, me dedica una sonrisa que expresa alivio.

-Está en su habitación –es todo lo que me dice, y me deja pasar.

Doyoung está sentado al piano, pero no está tocando nada.

Me pregunto si carraspear para indicarle estoy allí sea buena idea, pero me contengo. La verdad es que, pese a solo verle la espalda, sé está bastante concentrado.

Doyoung pone sus manos sobre el piano, toca un par de notas y las vuelve a bajar. Repite el proceso varias veces. Es en el quinto intento cuando finalmente logra continuar. La pieza es rápida. Agresiva. De un modo u otro puedo sentir su frustración. Cuando finalmente termina, puedo escuchar su respiración agitada. Como si el haber interpretado aquella pieza lo hubiese dejado agotado. Después de respirar profundamente un par de veces, cierra la tapa del piano, y se gira en el banquillo.

Es allí cuando me ve.

-Ah –dice, algo avergonzado de su respiración agitada-. The Four Seasons, Winter I, de Antonio Vivaldi. Winter, de Vivaldi –se apura a resumir.

-Winter, de Vivaldi –repito, pero prontamente añado-. ¿Estás bien, Doyoungie? Te veo más delgado. Y pálido. No has ido en toda la semana al colegio, y tu madre no me dejaba pasar a verte.

-Le diré que te deje pasar, sin importar la situación, Junghwanie.

Yo no puedo evitar fruncir el entrecejo. No era aquello a lo que me refería.

Ignorando mis frustraciones, Doyoung se levanta del banquillo, y se acuesta en la cama. Sin poderse contener, cierra los ojos.

-Solo necesito reposo. Me siento cansado. Eso es todo.

Yo asiento, a pesar de que tiene los ojos cerrados y por tanto no puede verme.

Al menos hoy no le sangra la nariz.

Pero, aun así, no puedo evitar sentir aquella preocupación en el pecho.

Pero, aun así, no puedo evitar sentir aquella preocupación en el pecho

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Que bonitos inviernos vamos a pasar :3

Ribo~

El Pianista [DoHwan/HwanYoungz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora