Viernes, 24 de febrero

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La última semana de clases ha sido extenuante. Temporada de exámenes. Vaya manera de arruinarnos el ambiente de las vacaciones de primavera que están por iniciar. Doyoung no ha ido a la escuela en toda la semana. Tampoco he tenido oportunidad de visitarlo a su casa por las tardes, porque he estado ocupado estudiando para los exámenes. Estudiar ha sido una tortura. Doyoung no ha aparecido por la terraza de su casa en ningún momento, así que he tenido que depender de la grabación de Dearly Beloved que ha hecho para mí.

Pero no es lo mismo.

Es por ello que este viernes, negándome una vez más a la invitación de mis amigos de ir a un PC café, estoy ahora en la puerta de la casa de los Kim.

-Buenas tardes señora Kim.

La señora Kim ha estado llorando. Lo sé porque tiene los ojos hinchados y le tiembla el labio. Por un momento temo vaya a decirme que no puedo pasar, que vuelva otro día, pero en el último segundo parece recordar algo, y asiente:

-Está en su habitación.

Una vez que entro, cierra la puerta tras de mí, y por un momento la veo tan frágil, que temo vaya a caer. Pero ella se limita a dirigirse a la cocina, y por lo tanto no tengo de otra más que subir las escaleras.

Toco a la puerta. Se escucha un débil "pase".

Al abrir, él es lo primero que veo. Aunque hubiese deseado no verlo así.

Doyoung está en la cama. Acostado, cubierto hasta el pecho por las cobijas, aunque tiene los brazos extendidos por encima de ellas. En su antebrazo izquierdo, así como en su nariz, hay una serie de tubos que no deberían estar allí.

Junto a la cama, muy cerquita de él, hay un tripie que sujeta un par de bolsas con suero, los cuales le están siendo administrados a cuenta gotas, por aquellos tubos.

No puedo evitar preguntarme qué está pasando.

-¿Doyoungie... estás bien? –es todo lo que puedo decir, a pesar de que se perfectamente de que no está bien. De que no ha estado bien desde hace tiempo.

-Una recaída –es su respuesta-. Solo debo guardar reposo absoluto y pronto podrán quitarme esto.

Apunta a los tubos, a las bolsas de suero que cuelgan del tripie, de manera casi siniestra. Intenta reír, como si aquello fuese nada más que una simple gripa o un resfriado.

La puerta de la terraza está cerrada. Definitivamente aquella tarde no aprenderé el nombre de ninguna pieza nueva.

 Definitivamente aquella tarde no aprenderé el nombre de ninguna pieza nueva

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Feliz inicio de semana, y de cuenta regresiva al final de este fic.

Ribo~

El Pianista [DoHwan/HwanYoungz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora