Viernes, 28 de octubre

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-¿Dónde estabas, Kim Doyoung? –es lo primero que puedo decir, cuando me siento frente a él, a la hora del almuerzo, intentando sonar duro.

-En clase –es su respuesta, completamente ajeno al ataque de paranoia que he estado sufriendo las últimas doce horas.

-No me refiero ahorita, hoy. Me refiero ayer. El piano no estaba, tú no estabas.

Doyoung abre la boca, como si quisiese decir "ah", y prontamente explica.

-Mamá dice que está comenzando a hacer mucho frío para que esté afuera. Así que han metido el piano.

Yo asiento, en señal de entendimiento. La verdad es que la temperatura si ha descendido en estos últimos días.

-¿Por qué no viniste ayer, Junghwan?

La pregunta de Doyoung me toma ligeramente por sorpresa. Hago mi mejor esfuerzo para no sonrojarme.

-No sabía me extrañaste.

Se encoge de hombros.

-Algo así –es su respuesta-. Quizá es solo que ya me he acostumbrado a que seas mi público.

-Y yo también me he acostumbrado a escucharte –sonrío-. La verdad es que, mi mamá no me ha dejado. Verás... -y el sonrojo se me extiende al cuello-. No he estado haciendo las tareas.

-Eso lo explica –musita, mientras come un poco de su almuerzo. Yo hago lo mismo-. Supongo tu mamá considera soy una mala influencia.

-No realmente –me apuro a responder-. Deberías ver lo maravillada e impresionada que estaba cuando le dije que Nocturnes, de Chopin, forma parte de la banda sonora de Orgullo y Prejuicio. ¿Puedes creer que me hizo sentarme a verla? Pero esa es otra historia. En fin, como decía, de verdad no he estado atendiendo los deberes, y ella considera que mi educación es muy importante y que Chopin o Mozart o Beethoven no deberían de distraerme tanto...

No digo nada más. La verdad es que la solución es muy sencilla. Tal como al principio, escuchar a Doyoung tocar el piano era lo que aclaraba y relajaba mi mente para cumplir los deberes, quizá pueda hacer lo mismo escuchándolo en su habitación, en vez de desde la mía.

Así, esa tarde, cuando llego a casa de los Kim, llevo no solo entre las manos aquel pay de limón recién horneado de mi mamá, sino también la mochila al hombro.

-Buenas tardes, señora Kim. Mi mamá le manda esto.

La señora Kim toma el pay con ambas manos, y me agradece el gesto de mi madre, con una sonrisa.

-Les llevaré un pedazo. Dobby está en su cuarto, ya conoces el camino.

Yo asiento. Me acomodo la mochila, y mientras la señora Kim se dirige a la cocina, yo subo escaleras arriba, a la habitación de Doyoung.

La verdad es que pese a cruzarla casi diario, nunca me he tomado el tiempo de realmente observarla. La habitación es realmente enorme, considerando el hecho de que un piano de cola cabe perfectamente entre los pies de su cama y la puerta que lleva a la terraza. La cama tiene un dosel que parece sacado de un cuarto de princesa, y hay una gruesa alfombra que cubre casi todo el piso, por lo cual no se escuchan mis pasos, ni el golpe que hace mi mochila cuando la dejo caer al piso.

-¿Qué melodía es? –preguntó cuándo Doyoung termina de tocar.

-Arabeske Op. 18, de Robert Schumann.

-Arabeske, de Shumann –me apuro a resumir.

Esta vez, en vez de volver a tocar la pieza, Doyoung se gira en el banquillo, y me mira.

-¿Y la mochila para qué?

-Bueno, he tomado la decisión de venir a hacer la tarea contigo.

Doyoung sonríe, pero antes de que pueda fingir le molesta mi intromisión (pues ya me he dejado caer en el piso, panza abajo, y estoy sacando mis cosas para ponerme a trabajar), su madre entra a la habitación.

-Les traje una rebanada de pay a cada uno.

-Les traje una rebanada de pay a cada uno

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Hoy no hay anuncio (? lol

Ribo~

El Pianista [DoHwan/HwanYoungz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora