✿ 15: fotografía.

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- ¡¿A dónde quieres irte?!

Valeria suspiró, soltando la manija de la puerta con pesar.

- A ningún lado, Alejandro, necesito fumar...

- No vas a ir a ningún lado, tienes que poner mí uniforme al sol para que seque. - murmuró altanero. - Y podrías prepararme el almuerzo, te estás tardando, mujer.

Valeria lo miró con sus cejas fruncidas. - María está para eso, por algo le pago.

Alejandro soltó una risa floja.

- Bueno... Lo dudo. La despedí. - murmuró.

Valeria enfureció, caminando a él con rapidez. Lo tomó por el cuello de su camisa y lo empujó hacia atrás, cayendo en el sofá.

- ¡No tienes ningún derecho a meterte en mí puta vida, Alejandro!

- ¡Lo tengo porque eres mí esposa! - gruñó él, alejando la mano de la mujer de su camisa. - Y no permitiré de ninguna forma que sigan diciendo en el pueblo que eres una enferma. Estoy seguro de que estabas con ella... No quiero más rumores.

Valeria lo miró enojada. - ¿Puedo saber cómo es que sabes esas cosas si estuviste prisionero, Alejandro?

Entonces el hombre perdió su expresión altenera por unos segundos, pero la recuperó segundos después.

- Son rumores muy grandes, Valeria.

Ella soltó una risa burlona, mirándolo desde arriba. - Claro... Seguro quienes te tenían prisionero te hablaban de mí... Descubriré la mierda que escondes.

- Lo mismo digo de tí, Valeria. - murmuró. - Prepararme algo para comer.

- Mueve tu puto culo y prepárate algo, cabrón. - dijo fuerte, subiendo las escaleras mientras seguía maldiciendolo.

Entró a su habitación y se encerró, soltando un suspiro largo.

Extrañaba a _________, y la destruía interiormente saber que estaba enfadada con ella, que la había herido por culpa del imbécil de su esposo.
Dió un suspiro, abriendo su guardaropas para buscar su pijama, pero el bolso de Alejandro cayó al suelo, y bufó molesta.

Se agachó, viendo con disgusto la ropa sucia del hombre.
Removió aquella ropa asqueada, pero vio un contenido detrás de todas aquellas prendas.

Parpadeó atónita, tomando aquellas fotografías con cuidado.
Una sonrisa casi malévola se dibujó en sus labios cuando vió aquello.

Era Alejandro, dejando un suave beso en la mejilla de una mujer pelinegra, de cabello largo y mejillas regordetas, con una pequeña niña en sus brazos.

Sonrió cuando entre sus recuerdos encontró a aquella mujer.

Patricia... Ex compañera de la escuela de Alejandro. Había estado enamorada de él por años, pero él había tenido que casarse con ella por el acuerdo con su padre.

Sonrió burlona, apretando un poco aquella foto en sus manos.

Acomodó todo con rapidez y se levantó, saliendo apresurada de su habitación. Bajó las escaleras, llamando la atención de su esposo.

- ¿Sabes, Ale? - dijo, con una expresión coqueta en sus labios. - Creo que lo pensé mejor... Te cocinaré algo, pero necesito ir al pueblo de compras.

Alejandro asintió confundido, viendo cómo la mujer se marchaba con rapidez.

- ¡Espera, Valeria, te acompaño! - gritó, pero no pudo siquiera ponerse los zapatos cuando la mujer encendió su auto y se marchó en dirección al pueblo. - Maldita mujer...

Flowers | Valeria GarzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora