✿ 03: lágrimas.

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— O-Oh, cuidado Vicky. — murmuró asustada la muchacha  cuando un coche pasó frente a ellas. La yegua detuvo su paso, esperando la orden de la muchacha para continuar.

Una bocina se escuchó, y miró asustada hacia un auto azul que pasaba junto a ella.

— ¡Sal de la calle, imbecil!

Parpadeó, moviéndose hacia un costado con nervios. Ambas ya estaban en el costado de la calle y no impedían su paso, ¿por qué estaban tan nerviosos?
Vicky comenzó a moverse nerviosa, bufando de vez en cuando para calmarse.
La muchacha mordió sus labios y la giró, llevándola hacia un costado.

Apenas estaba entrado al pueblo y ya la trataban mal. Se bajó y ató a Vicky al primer árbol que vió, tomando del fondo de su canasta aquello que había traído para que comiera.

— Toma, Vicky, ya vengo... — murmuró despacito, dándole un besito antes de girarse y caminar apresurada hacia el pueblo.

No sabía a dónde ir, pero seguiría el rumbo que tomaban aquellos automóviles.
Habían de muchos colores y muchos tipos, y estaba realmente anonadada con todos los ruidos que había en la ciudad, realmente anonadada, pero no tardó en chocar fuerte contra algo duro, y cayó directamente al suelo.

Sus billetes se desparramaron en el suelo y sus manos se rasparon.

— Ay, pendeja... — gruñó el hombre, sin molestarse en levantarla. — Ten cuidado y mira por dónde vas.

Juntó aquellos billetes nerviosa y los guardó en la pequeña bolsita que tenía atada a su cintura, levantándose con sus ojitos llorosos.

La idea de casarse con su vecino le resultaba cada vez más razonable. Su abue tenía razón, tal vez debía volver a su casa y esperar a que Leonardo hiciese esas cosas difíciles que no entendía y-

— ¿Apenas estás llegando al pueblo? Vaya...

Se giró asustada ante la voz femenina a su costado, viendo cómo Valeria la miraba desde el interior de su auto rojo, estacionando a un costado de la calle.

— ¿Otra vez estás llorando? — preguntó incrédula, apagando el auto y bajándose de él en un segundo. — ¿Qué fue lo que te dije?

— Que no llore...

— ¿Y que estás haciendo?

Ella guardó silencio, mostrándole sus manitos con pena.

— Me caí.

Valeria soltó una risa pequeña, sacudiendo las manos de la muchacha.
La más joven sonrió un poquito ante su risa contagiosa.

— Eso no es nada, oye, ya no llores. — dijo divertida y ________ la miró curiosa. — Vamos, te acompañaré solo esta vez, tengo que ir a comprar algo.

— Está bien... Gracias. — susurró, intentando seguirle el paso cuando comenzó a caminar.

Obervó atenta a las mujeres que caminaban por aquellas aceras, con vestidos coloridos y pañuelos en su cabeza. Miró también a Valeria, curiosa por el hecho de que usaba pantalones.
Ella nunca había usado pantalones, sus abuelos decían que eso era incorrecto.

— No sabía que había tanta gente aquí. — murmuró curiosa.

— Si... Es un pueblo grande, casi una ciudad. Está lleno de ricachones, así que no tendrás problemas en vender tus flores aquí.

La muchacha asintió, y cuando estaba por volver a abrir su boca para hablar escuchó un llamado detrás suyo.

Se giró, mirando curiosa al hombre que venía detrás de ella.

— ¿A cuánto tienes el ramo? — preguntó y ella sonrió emocionada.

— Un dólar. — dijo tal y como Valeria le había indicado.

— ¿Y en pesos?

Boqueó.

¿Por qué el mundo era tan complicado?

"Uno con treinta" escuchó a sus espaldas y se lo repitió al hombre, que le entregó las monedas con rapidez y se llevó un ramo.

La muchacha se giró y Valeria soltó una risa al ver su cara.

— ¿También hay pesos? — chilló. — ¿Qué más falta?

— Cada país tiene su moneda. — murmuró, pero ante la mirada confundida de la muchacha supo que tampoco lo conocía. — ¿Tampoco has visto un mapa nunca?

— No... — susurró apenada y Valeria volvió a sentir aquella sensacion extraña en su pecho.

— Da igual. Por ahora solo necesitas esos dos.

— ¿A dónde va, Señorita Valeria? — preguntó, retomando el paso cuando ella volvió a caminar.

— Necesito comprar algunos filetes para esta noche.

— ¿Comes carne?

— Si, ¿tú no? — preguntó, asombrandose ante la negativa de la muchacha. — Vaya, que rara eres...

— Que mala... — murmuró con un puchero y Valeria rió un poco.

— No te lo tomes personal, linda.

___________ detuvo su paso cuando vió algo que le llamó la atención y le apretó el corazón.
Era un hombre, sentado en el suelo frente a un gran edificio, con su rostro y cabello sucios, y su ropa desgastada.
Se veía agotado, y estaba bajo el caliente sol sin beber una gota de agua.

Valeria la miró curiosa, sintiendo su pecho sensibilizarse cuando la vió acercarse a aquel hombre.
Miró con curiosidad el sombrero que había en el suelo, y cuando se percató de que había algunas monedas allí no dudó en buscar en el pequeño bolsito que tenía atado a su cintura las monedas que había recibido unos pasos atrás.

Garza levantó la mirada para mirar al cielo derrotada cuando le entregó el dinero que apenas había ganado.
Su pecho encogiéndose era algo extraño. Ella era una mujer dura, nada la sensibilizaba.

Cerró sus ojos ante el hecho de que la muchacha le resultaba tierna, intrigante. Mordió sus labios y bajó la cabeza, conectando al instante con los ojos de la muchacha.

— ¿Por qué él está así? — preguntó curiosa y Valeria soltó un suspiro.

— Porque no trabaja. — respondió sin más. — No seas ingenua, niña, cuida tus cosas.

La muchacha la observó alejarse por unos segundos y retomó el paso.

Tal vez Valeria era un poquito cruel... pero era agradable.

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Valeria no quiere sentir nada y ella la hace sentir cosas jijijiji

Yo escribiendo esto porque amo el romance amo el amor amo todo:

Yo escribiendo esto porque amo el romance amo el amor amo todo:

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DOBLE ACTUALIZACIÓN PORQUE ESTOY FELIZ JEJEJEJEJEJ <333

tengan linda tarde!!

Flowers | Valeria GarzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora