✿ 16: charla.

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Valeria tocó aquel timbre reinteradas veces, insistiendo en aquello.
Miró de reojo a los hombres que estaban parados a sus espaldas, y sonrió cuando la luz de aquel bonito hogar se encendió.

La puerta se abrió, y Valeria sonrió cuando vió la silueta de aquella mujer justo frente a ella. Colocó su pie con rapidez en el marco de la puerta, impidiendo que Patricia cerrara la puerta al verla y al ver a todos los hombres que estaban a sus espaldas.

— Va-Valeria... — dijo asustada. — ¿Qué pa-pasa?

— Déjame pasar y te lo diré. — murmuró tranquila. — Solo quiero hablar un momento contigo.

— Por favor, no... — susurró angustiada, con sus ojos llenos de lágrimas, mirándola por la ranura de la puerta.

Valeria se hartó empujó la puerta, adentrandose y cerrandola a sus espaldas.

— No te preocupes, no te haré nada. — murmuró, mirando curiosa la decoración de aquel hogar. Sonrió cuando vió los portaretratos con Alejandro y su hija. — Vaya, vaya...

— Valeria, yo-

— Siéntate en el sofá. — murmuró, y la mujer obedeció. Ella la imitó, cruzando sus piernas con ligereza. — ¿Cuántos años tiene su hija..?

— Cu-Cumplió diez la semana pasada... — murmuró bajito, y Valeria sonrió.

— ¿Dejaste que el padre de tu hija se casara con otra mujer? — murmuró, recordando aquel fatídico día ocho años atrás que le había arruinado la vida. — No pensé que caerías tan bajo, Patricia...

— Él lo ocultó. — susurró herida.

— Y tú lo perdonaste. — murmuró, mirándola profundamente. — Seré rápida con lo que tengo que decir. Si Alejandro y tú se van del país y me dejan en paz no le pasará nada a tu familia, tendrán el camino libre para casarse.

Patricia frunció sus cejas. — ¿Me estás amenazando?

— Te estoy advirtiendo lo que pasará si no me obedeces...

La mujer negó, levantándose. Se alejó unos pasos de Valeria.

— No te tengo miedo, Valeria, yo-

— Tu hija entra a clases a las siete de la mañana a dos cuadras de aquí, sale a mediodía. Tú la vas a buscar a pie y vuelven juntas. En la tarde tiene prácticas de baile al iré libre... — susurró, y la mujer detuvo su andar, girandose despacio hacia ella. Tembló cuando sus ojos conectaron con los de la intimidante mujer.

— ¿Co-Como sabes todas esas cosas?

— Estoy en todas partes, Patricia. — dijo cansada, levantándose. — Y si quiero encontrar algo lo hago. No fue dificil saber todo de ustedes, incluso que tu pequeña tiene una alergia horrible al maní...

— ¿Por qué haces esto? — preguntó asustada, sercandose un poco en busca de respuestas.

— Es fácil... Porque Alejandro está jodiendo en mí vida... — murmuró, levantandose para dar un paso a ella. — Así como tú, yo también estoy enamorada de una persona, y quiero que tu hombre deje en paz. No me temblará la mano si tengo que matar por ella.

La mujer tragó grueso. — ¿E-Ella?

Valeria asintió, y la de cabello largo se mostró un poquito más tranquila.

— ¿Ya no amas a Alejandro?

— Nunca lo amé, Patricia, por Dios... — susurró. — Soy once años menor que ustedes, ¿cómo pretendes que querría casarme con un hombre de casi treinta años teniendo apenas dieciocho?

Flowers | Valeria GarzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora