✿ 22: ayuda.

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__________ rió enternecida ante la historia que le relataba su padre, mientras lo miraba atenta.

Era demasiado tarde, había perdido el pasar del tiempo cuando se había tratado de él.
Ambos comían un delicioso postre mientras charlaban de la vida. Él tenía muchas cosas para contarle luego de veinte años sin su pequeña.

— Y entonces me caí del caballo, y me decidí a criarlos, dejando de lado mi profesión. — dijo divertido. — De hecho, Vicky fue un regalo de mí parte para tu décimo cumpleaños... Tu madre me dijo que iba a hacertela llegar.

La muchacha abrió sus labios asombrada. — Pe-Pero mí abue me dijo que era suya...

Pero cuando la puerta se abrió de un golpe se levantó asustada, viendo a Valeria en la puerta.

Garza frunció las cejas mientras se apretaba el brazo con fuerza.

— Val... — susurró, y Valeria la miró.

— ¿Qué mierda hace él aquí? — habló fuerte, y __________ palideció al ver la sangre que escurría por debajo de la mano que apretaba su brazo.

— ¡¿Estás sangrando?! — preguntó preocupada, acercándose a ella. Valeria de giró al instante, intentando alejar aquella escena de la mirada de la muchacha.

— No mires, linda. — murmuró bajo. — Estoy bien, s-solo necesito ir al baño y-y volveré a salir.

— ¿Qué te hicieron, Val? — susurró con sus ojitos llorosos, y su padre se acercó.

— Yo soy enfermero. — dijo, llamando la atención de la pelinegra, que volvió a fruncir sus cejas. — Estoy últimos años me estuve dedicando a los caballos, pero estaba trabajando en él hospital del pueblo.

— ¿Por qué está él en mí casa? — preguntó Valeria y la muchacha se mordió el labio frustrada.

— Es mí papá, Val. Luego te explico.

— Bueno, quiero saber ahora. — dijo terca, pero la muchacha se mordió su labio y la tomó por su mano.

— Por favor, Val, deja que te ayude... — suplicó, y la pelinegra terminó cediendo.

Arrastró a Valeria hacia el baño, que permanecía anonadada. La sentó en la tapa del inodoro mientras su padre buscaba en aquel botiquín que había armado.

— ¿Qué sucedió?

Garza guardó silencio, mirando al hombre con desconfianza.

— ¿Que Sucedió, Val? — preguntó ella, y los ojos de la pelinegra conectaron con los suyos.

— Me rozó una bala estando en mí auto. Planeaba venir aquí sin despertarte para curarme e irme, pero estabas con él.

El hombre obervó la herida con cautela, comenzando a limpiarla superficialmente.

— Él descurbió que era mí papá... — le relató, y a pesar del dolor de su brazo Valeria genia toda su atención en ella.

— ¿Cómo puedes estar segura? — susurró, y la muchacha le indicó con un movimiento de su cabeza que lo mirara.

Bueno, tenía un punto. Eran malditamente iguales.

— ¿Por qué no se hizo cargo de su hija? — preguntó algo enojada y el hombre levantó la mirada.

— Bueno, Señorita Valeria, eso he ansiado toda mí vida, pero su madre la ha mantenido oculta de mí. — relató con tristeza, curando suavemente ma herida. — Cuando nació la dejó con sus padres sin decirme en donde estaba, y nunca pude encontrarla. Lo único que podía hacer era darle algunos regalos para sus cumpleaños esperando que su madre se los hiciera llegar.

Flowers | Valeria GarzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora