✿ 12: espera.

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Cinco semanas después.

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La libertad que sentía era increíble, poder mover su pie la hacia sentir como una persona independiente de nuevo.

Por eso había podido volver a su rancho por el día y cuidar de sus plantas, aprovechando también que Valeria había estado ocupada con su trabajo.

No le había explicado, pero se ausentaba por días, y algunas noches la visitaba para besarla, decirle que la quería y dormir abrazandola por la espalda.

__________ solo quería mimarla, porque sabía que verdaderamente la mujer estaba estresada y cansada. Las ojeras en su rostro eran notables y sus labios solían estar agrietados y lastimados.
Valeria amaba humectarlos con sus dulces besos, porque decía que era su mejor remedio.

Estaba dándole de comer a Vicky en el patio delantero de Valeria cuando escuchó su auto y sonrió enamorada.
Apenas se estacionó corrió a Valeria, que se bajó rápidamente del vehículo para recibirla en sus brazos.

— Hola, mí pequeña... — susurró enamorada, escondiendo su rostro en el cuello de la más bajita. — No te haces una idea de cuánto te extrañé...

— También te extrañé, Val... — susurró emocionada. — Fueron ocho días sin vernos...

Valeria la soltó solo un poquito, yendo directamente a besarla.
Más de una semana sin sus labios se había sentido como una completa tortura, y todo el camino había sentido aquel cosquilleo en ellos por la necesidad de besarla.
La muchacha sonrió cuando Garza soltó sus labios, solo para comenzar a repartir dulces besitos por su rostro.

— ¿Que hiciste esta semana, preciosa? — preguntó, sin dejar de abrazarla por su cintura.

— Estuve yendo a mí rancho por el día. — dijo orgullosa. — Apenas estoy llegando, fuimos con Vicky. ¿Tú que hiciste, Val?

— No importa lo que hice. — murmuró, escondiendo su rostro en el cuello de la muchacha para dejar un suave beso allí, que le erizó toda la piel. — Importa que te extrañé como la mierda, y necesito ir a la cama contigo y dormir dos días seguidos...

La muchacha rió un poquito, enredando sus dedos en el cabello de Valeria. Estaba descubriendo que le encantaba que le diese besos en el cuello.

— Cuida esa boca, Val... — susurró agitada, y Valeria sonrió sobre su piel.

— ¿No quieres hacerte cargo de ella, eh? — preguntó, dirigiéndose a su rostro para darle un corto beso. — Vamos dentro.

— Vamos...

Valeria la tomó de la mano y ambas ingresaron a su casa.
No tardaron mucho en subir, y apenas abrió la puerta Valeria la tomó en sus brazos y la llevó hacia su cama.

Ambas cayeron sobre el suave colchón, en especial Valeria, que quedó recostada encima suyo como una roca.
La muchacha rió divertida.

— ¿Estás bien, Val? — preguntó curiosa y la otra asintió.

— Sí, solo estoy cansada... Te extrañé tanto, gracias por esperarme todo este tiempo, linda...

— No hay nada que agradecer. Te esperaría el tiempo que fuese necesario.

Valeria sonrió, estirandose para besarla, pero cuando estaba por conectar sus labios con los suyos, ambas escucharon un coche detenerse en las afueras del hogar.

Flowers | Valeria GarzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora