𝑶𝒏𝒆 𝑫𝒂𝒚

92 6 10
                                    

Podría decirse que era muy notorio que la navidad estaba cada vez más cerca.

Pues a tan solo una semana, la cuidad que antes había estado llena de humedad, ahora estaba cubierta de nieve.

Blanca y brillante nieve que alegraba a los niños que aún tenían esa pizca de inocencia en su corazón

Villancicos, olores, colores.

La ciudad lucía preciosa con todas aquellas decoraciones que los habitantes amantes del espíritu navideño se habían encargado de colocar.

Ahora cierta joven se encontraba en el centro comercial, comprando lo que sería justamente la última decoración para su hogar.

Aquella estrella que iba en la punta del árbol navideño, una qué a la vez le traía mucha nostalgia porque solo tuvo la oportunidad de colocarla una vez.

Una sola vez.

-Esta luce linda -Sonrió viendo una pequeña estrella con brillos en su interior.

-Lo es, pero, ¿no quisieras algo más grande?

Pregunta Luther estando a su lado, siendo feliz por la simple compañía de la chica a su lado.

Desde la mañana habían quedado en salir para poder disfrutar el tiempo juntos.

Luther no sabía que entre los planes de ella aún existía la posibilidad de irse, es por eso que, sutilmente, ella se encargó de pasar el mayor tiempo con él y disfrutarlo.

Porque nunca sabía cuándo se iría.

Y tampoco sabía cómo se lo diría.

-Siento que esta quedaría bien, mi árbol no es tan grande -negó levemente.

-Pero tampoco es tan pequeño, podrías llevarte una más grande -sugirió viéndola desde unos pasos atrás.

Ella pensó por un momento más, todavía no era momento de gastar sus ahorros, solo debía comprar algo pequeño para un menor precio y así no se verían tan afectados sus ahorros.

-Hey.

-Mande.

-No te limites por el dinero, sabes que yo puedo pagarlo.

Giró para verlo de nuevo.

-No hagas eso.

-¿Cuál te gustó? ¿La de la izquierda? Tómala y vayamos por algo para tomar, está empezando a hacer más frío.

Luther estaba consintiendo muchísimo a su amiga, pero para él no era ningún problema.

Podría pasarse toda la vida así y jamás se arrepentiría.

Justo cuando iban de regreso a casa, ella observaba la blanca nieve decender, con aquel vaso de café calentando sus manos.

El olor a café era increíble.

No sabía cómo, pero en aquel instante se sintió nostálgica, pues el recuerdo de una noche llegó a su mente.

Un suspiro salió de sus labios, haciendo que Luther acariciara su mejilla sin despegar la vista de la carretera.

-¿Te encuentras bien?

-Estoy bien, Lu. Solo que imaginé cosas y recordé... A personas.

-¿Quieres hablar de ello?

-Es una historia larga, pero esque hace tiempo leí un libro que me pareció la cosa más interesante del mundo -pasó la vista al frente, contenta por el recuerdo del libro leído.

𝑳𝒂 𝑴𝒊𝒔𝒊𝒐́𝒏 | 𝑳𝒖𝒕𝒉𝒆𝒓 𝑯𝒂𝒓𝒈𝒓𝒆𝒆𝒗𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora