Mi loba estaba impaciente, sus ansias de correr y explorar el mundo exterior eran abrumadoras. Sin embargo, mi cuerpo aún estaba adolorido y débil debido a las heridas que había sufrido. Me encontraba en la bañera, el agua tibia acariciando mi piel, pero mi loba ansiaba la libertad. No sabía cómo calmarla, y el baño que nos había organizado esa amable Omega llamada Jisoo no había sido suficiente para aplacar su inquietud.
Observé el agua que me rodeaba mientras mis pensamientos divagaban. Me sentía segura, algo que no había experimentado en mucho tiempo. Era una sensación extraña pero reconfortante. Tal vez en este nuevo lugar, alejada de los alfas y de Kai, pudiera empezar de nuevo, reconstruir mi vida y dejar atrás mi oscuro pasado, junto con la familia que había perdido. El recuerdo de mi pequeño cachorro me asaltó una vez más, y mi pecho se llenó de un vacío inmenso. Había prometido cuidarlo, y no había sido capaz de cumplir con mi deber como madre. Empezaba a preguntarme si alguna vez debería ser madre, si mi destino estaba marcado para la soledad.
De repente, la cortina del baño se abrió, y Jisoo me sonrió con cariño. Me habló con voz suave y tranquila, tratándome con un respeto y amabilidad que me resultaban conmovedores. Desde que me había informado que el líder la había enviado para ayudarme y traerme ropa, me trataba como una más de su manada. La falta de miedo o desconfianza que sentía hacia ella era un alivio.
— ¿Has terminado tu baño, Omega? — preguntó con cariño mientras me ayudaba a ponerme de pie, aunque experimenté un poco de dolor en mi cuerpo al hacerlo. Mi gratitud hacia ella no podía ocultarse, y eso me llenaba de sentimientos encontrados, pues nunca antes me había sentido querida ni valorada.
— Gracias, Jisoo — respondí mientras salía de la bañera con cautela y dolor. El contacto de su amable voz y su suave toque me brindaban consuelo y seguridad. Aun así, no podía evitar la sensación de que todo esto era demasiado bueno para ser cierto.
Jisoo se acercó a mí y me habló en confianza:
— Eres una Omega muy hermosa, Jennie. Pronto te darás cuenta de que esta manada se preocupará por ti tanto o más que yo. Y, entre nosotros, quien te cuidará mejor es la Alfa Líder. Se nota que te quiere —me guiñó un ojo y se alejó con un cómplice secreto.
— No digas eso... — murmuré, sintiendo que mi pecho se oprimía nuevamente — No puedo ser su Omega, y no quiero otro Alfa — agregué mientras me ponía la camiseta y los pantalones holgados que me habían traído. La idea de estar a solas con otro alfa me aterraba profundamente.
Jisoo se acercó a mí, mirándome a los ojos con sinceridad.
— Hey, Jennie, no debes temer a Lalisa. Ella es una alfa buena, te cuidará. — me dijo con calma
— Todos los alfas son buenos al principio... —mi voz se quebró, y no pude evitar que las lágrimas afloraran— Y luego te convierten en nada.
La mirada compasiva de Jisoo me transmitía consuelo y apoyo. Estaba claro que había más en esta manada de lo que yo podía entender en ese momento, y las respuestas a mis preguntas seguían siendo un enigma. Lo único que sabía con certeza era que mi vida había dado un giro inesperado y, en cierto sentido, mi destino estaba ligado a una manada en la que ahora me encontraba.
— Jen, no todos los alfas son iguales... pero todo a su tiempo. Nadie te va a presionar, créeme — Jisoo puso su mano en mi hombro, ofreciéndome consuelo, antes de que una voz fuera del cuarto y un delicioso aroma a menta nos interrumpieran.
— ¿Omega? ¿Está Jennie bien? ¿Puedo entrar? — Me sorprendió que, siendo la líder, Lalisa preguntara, pues Kai solía entrar sin pedir permiso.
— Alfa, puedes pasar — Jisoo respondió, y la puerta se abrió de forma elegante. Al principio, Lisa mostró solo la mitad de su rostro, como si temiera ver algo que no debería, pero al verme sentada y mirándola, su rostro se iluminó con una sonrisa, que inmediatamente correspondí.
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Stitches - Jenlisa Gip
Fanfiction-- Alfa... por favor, detente, me estás haciendo daño." -- Cállate, omega inútil -- se escuchó el sonido de un golpe en la habitación. -- Por favor, soy tu o-omega -- suplicó. -- Tú jamás serás mi omega -- respondió con frialdad. Ella lo miró con lo...