Encontró un refugio entre los brazos de Morfeo, un poco de paz luego de todo el infierno por el que tuvo que atravesar; pero aunque creyera que el infierno podía dejarlo en paz las llamas se volvían a encender entre sus recuerdos. Todo vivamente.
Volvía a escuchar los gritos de dolor de Dongsun, veía a su madre muerta y olía a los cuerpos de sus compañeros quemándose. Dongsun lo llamaba aunque jamás lo había hecho, escuchaba su voz repitiendo su nombre una y otra vez.
Los gritos eran tan desgarradores que no tuvo más opción que despertar, para una vez más sentarse en medio de las llamas de su infierno. Despertó con lágrimas en sus ojos, aún la sangre de su gente estaba en sus manos y el cuerpo le dolía por todo lo que había sucedido.
Tenía frío, miedo y hambre, miraba desde su lugar un sitio desconocido escondido entre las montañas y muchos robles, la gente no se inmutaba de su presencia que se hallaba encerrado en una jaula de madera y piedra.
No sabía lo que pasaría con él, hubiera preferido que lo mataran junto a su destinado o a su familia.
Papá. Pensó, la esperanza volvió a su corazón, él podría venir por él y sacarlo de este infierno. Después de tanto sufrimiento tenía que aferrarse a algo. Esperaré por ti, papá.
Aferrado a la ilusión y esperanza abrazo sus rodillas contra su pecho, esperando unos cuantos minutos hasta que la carreta entró a un asentamiento hecho de piedra, el lugar era aún más frío. Se detuvieron y escuchó como el alfa que lo había traído se bajó, camino y abrió la celda en la que lo tenía.
Sus manos duras y fuertes apretaron su brazo para sacarlo de ahí, quiso pelear para que lo dejara en paz, ¿pero que era su fuerza a comparación del otro monstruo?
El alfa lo tomó con fuerza y lo arrastró hasta arrojarlo en otra celda de piedra, cerró la puerta hecha de hierro y se marchó sin mirar atrás. Jimin tenía mucha curiosidad por saber qué es lo que haría con él, qué sería de él.
Creía que viviría como esclavo, eso pudo ser una opción razonable, podría hacerlo. Pero lo que su verdugo tenía en mente era peor.
Jungkook, el hijo único del líder de aquella nación creciente, había puesto sus ojos en él desde que espió a su manada en su forma animal. Se había obsesionado con tenerlo tanto que se sentía satisfecho al haber logrado capturarlo como su prisionero.
Jungkook creía que el omega era uno de los más preciosos que había visto, aunque fuera de sangre impura, tenía unos rasgos que le hacían gruñir en ansiedad por quitarle cada marca que tenía de su anterior manada. Ahora pertenecía a la suya.
Quiera o no.
Sonrío de lado en cuanto se vio en el espejo topándose con la marca que la daga del omega había hecho en su piel, el cordero tenía fuerza; la cual se desvanecerá una vez que sea suyo. Romperá tanto a aquel omega que solo quedará una cicatriz de lo que fue.
"¿Y qué harás con ese omega? Creí que lo mejor era deshacerse de todos." Preguntó su madre sentándose en la mesa para comer.
"Será tu concubino, ¿no?" Le preguntó su padre.
"No." Negó con la cabeza mientras tomaba del vino que le ofrecían. "Será mi consorte."
"¿¡Qué!?" Su madre se levantó golpeando la mesa, indignada al saber que su hijo pues sangre quería unirse a un omega de ese estilo. "¡No lo harás!"
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El canto de los lobos ; km omegaverse
FanfictionDonde Jimin odia a Jungkook con todo su ser por haberle arrebatado todo lo que alguna vez fue importante en su vida. O donde Jungkook reclama a Jimin como su premio de guerra tras haber arrasado con su vida. ; enemies to lovers ; angst / drama ;matr...