Epílogo.

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Los corazones no podían quedarse en medio del bosque y de las montañas, alguna vez tenían que volver al lugar de donde provenían.

Sus lobos se llamaban, se necesitaban a través del lazo que hicieron al haber existido juntos. Aunque se le haya prohibido a Jungkook estar a lado de quién pertenecía solo era cuestión de tiempo para que corriera a los brazos de quién había arrasado con todo.

Aunque el sentimiento siguiera siendo el mismo por parte de Jimin, también corría a los brazos de su colonizador cuando era el momento de volver a verse.

Cada cierto tiempo, casi dos veces a tres al año volvían a reunirse rompiendo las reglas que habían puesto alrededor de ellos. Sentían que si no se veían morirían por la pena que albergaban sus lobos. Con caricias pesadas, con besos llenos de metal y el palpitar de sus rotos corazones se abrazaban para completar los cantos rotos que soltaban a la luna por aquel destino.

Hoy era aquel día, uno de los pocos días en donde ambos volverían a verse después de mucho. Jimin tomaba de la mano a su cachorro para que no se distrajera con la mínima mariposa que volará cerca de él.

"Pero déjame ir." Reclamo el pequeño niño de ocho años, quería perseguir las mariposas que volaban cerca de un montón de flores. "No me alejaré, lo juro."

"No, la anterior vez por poco y te caes al acantilado." Negó con la cabeza, decidido a no soltar la mano de su hijo. "Además ya llegaremos, cuando estemos con él podrás jugar todo lo que quieras."

"¡Ja! Papá si me dejara jugar donde quiera." Le sacó la lengua, a su cachorro le gustaba estar con su padre a pesar de verlo poco; le dejaba hacer lo que quería y le enseñaba distintos caminos por donde esconderse.

Jimin solo rodó los ojos riendo, sintiendo algo de pena por su hijo que tenía que someterse a la condena de otros y ver a su padre tres veces por año. Le entristecía que sus acciones le cobrarán hasta el día de hoy.

Solo penaba por esa parte, sabía que su hijo necesitaba de su figura paterna-alfa y que ese vacío siempre le perseguirá. No le importaba lo que había perdido por derecho, su puesto como heredero a la nación de Jungkook era algo que sabía que no le importaría.

A pocos metros del lugar de encuentro, Jungkook volvió a repetir lo que siempre hacía: correr hacia su hijo para alzarlo en sus brazos, ambos reían por aquello, ambos disfrutaban el pequeño instante que pasaban juntos. Padre e hijo se abrazaron con felicidad y nostalgia; Jimin sonrió en una mueca al verlos.

Jimin y Jungkook se saludaron con una simple mirada, rozaron sus manos y caminaron juntos hacia el lugar de siempre. Su pequeño refugio era una roca enorme llena de musgo, rodeados de flores y de grandes abetos; muy en el fondo del bosque y perdidos de los lugares donde no eran permitidos.

Siempre en silencio, ambos solo se miraban y se mantenían lejos, quien sacaba palabras de ambos era su pequeño cachorro que los necesitaba juntos para jugar o expresar su amor. El pequeño lobo no entendía porque solo podía ver a su padre alfa pocas veces al año, algún día lo sabría y Jimin esperaba que su corazón no se amargara en su contra, o peor, esperaba que no fuera a reclamar lo que le pertenecía a la nación sangrienta.

Jimin supo desde el primer momento de su embarazo que sería difícil para su cachorro, lloró por la vida que no tendría al lado del padre de su hijo y renegó por todo lo que le habían arrebatado al exiliarlos sin permitir que su descendencia sea algo en la nación.

Eran nada allí, pero, de cierta forma, no se sentían así. No sentían que fueran insignificantes cuando el alfa de sangre pura recorría por días el bosque, esquivando las prohibiciones de su propia nación; solo para verlos y brindarles lo que les faltara en el momento. Jungkook los hacía sentir especiales, aún después de tantos años el alfa jugaba con el latido del corazón de Jimin.

"Ven aquí, pa." Grito su cachorro, quería corretear a los pájaros y no sería divertido sin Jimin.

El omega rió e hizo caso omiso a su hijo, se posicionó a su lado y corrió junto a ellos. Reían mientras atormentaban a las pobres aves para que volarán más rápido, cuando se cansaron simplemente se tiraron de espaldas en las hojas secas de otoño, rieron y rieron. Fingieron ser la familia que jamás serían.

Jimin y Jungkook se reían mientras intercambiaban miradas, a pesar de los años; aún tenían el corazón del otro, aún conservaban el ardor de su amor. Esa ceniza se encendía cada vez que volvían a verse, los recuerdos del amor que arrebataba se encendía en sus pechos al mirarse.

Pero esas miradas no eran eternas, el día no era eterno y cuando la luna salía a vigilarlos sus caminos tenían que volver a separarse. El viento volvía a llevarlos en direcciones distintas, perdiendo su rastro y olvidando lo que pasaba en el corazón roto.

El viento no era fuerte, no podía borrar las huellas que dirigían al otro.

"Nos vemos después." El cachorro dijo abrazando a su padre alfa, el abrazo duró más de lo necesario, soltando lágrimas se alejó de él.

"Nos vemos, hijo mío." Siempre repetía lo mismo, Jimin se preguntaba si le decía lo mismo a sus otros cachorros; no lo hacía. El hijo que había tenido con Jimin lo era todo para él, suyo y suyo.

Por otro lado, Jimin solo lo miró y asintió. Era el camino que habían elegido, no podían llorar, no podían sentir más que la nostalgia de lo que nunca fueron y fueron.

El omega tomó en sus brazos a su cachorro y le dio la espalda al alfa. Con un suspiro soltado volvió a su lugar, hablaba con su hijo de las estrellas para hacer el viaje más corto.

En el camino escuchó como una rama se había roto a sus espaldas, fue pisada por una pata peluda que siempre le acompañaba de regreso a su hogar. Sonrió vagamente al sentir la presencia del lobo que siempre le veía de lejos, entre los arbustos siempre se encontraba con sus ojos miel y a la distancia escuchaba su aullido.

Aunque los suyos le habían prohibido estar cerca de Jimin, Jungkook encontraba la forma de hacerlo; ya sea en su forma animal o en su forma humana. Pero siempre estaba ahí.

Y siempre estaría.

Aunque estén condenados a no ser, siempre serían.






fin.

















comoooooo me gusta hacer historias de amantes condenados ahhhhhh

bueno, aquí la conclusión de esta historia :3 ciertamente me encantó mucho escribirla, me quiero incursionar en estos amores que arrebatan y que consumen je

muchas gracias por todo el apoyo, gracias por sus votos y comentarios yyyyy su espera, sin ustedes no sería nada!!!!

espero verlas en otras historias, futuras o pasadas :'3

si tienen alguna pregunta ahí tienen mi curious cat, mi tablero o esta sección de comentario :3

nos vemos💗

El canto de los lobos ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora