XXVII

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En definitiva, descubrir que Joohyun era la destinada de Jungkook había hecho que considere cambiar sus planes. Ella fue una luz en su inmensa obscuridad y no podía pagarle con la moneda de venganza, no cuando no le había hecho nada.

Mientras practicaba su puntería con el arco y flecha de su padre pensaba en todo. Descubrió la verdad sobre el corazón de Jungkook y ya no quería apuñalarlo para que ese amor le doliera como a él le dolió. Las flechas atravesaban las manzanas podridas que había puesto en fila mientras pensaba en dar una vuelta a lo que con tanto esfuerzo había planeado.

Sí cumplía con su venganza perdía. Quería dejar de hacerlo.

Por eso, llevando su rabia a las flechas que atraviesan las manzanas podridas decidió que no se vengaría. Su alma dejaría de pudrir por el veneno que tenía dentro, avanzaría de su dolor y el trauma.

Lo tenía decidido.

Por eso le pidió perdón a sus familiares, se arrodilló ante la luna para pedirle perdón por las promesas que fueron llevadas entre el río.

Aunque era algo ingenuo creer que podría dejar ir todo tan fácil, cuando aún conservaba las marcas de las espadas que le habían apuñalado. Aún estaba lastimado y sus heridas no habían cicatrizado, ni siquiera sanaron.

El pasado tan tormentoso venía a asaltarlo todas las noches. Entre pesadillas de lo que había sucedido, entre los gritos de sus recuerdos y entre el aroma de la madera quemarse, recordaba todo una y otra vez. Revive todas las noches lo que le había marcado hasta el alma.

Ni siquiera dormir abrazado de Jungkook espanto a los fantasmas, ni siquiera los ruegos porque lo dejarán en paz pudieron. Había hecho una promesa, había dejado su corazón en prenda ante la luna y tenía que cumplir.

Tenía que cumplir no solo por la promesa a la luna, sino por su alma traumada y envenenada que le pedía a gritos que cobrará lo que le había hecho. No podía ser solo un mártir que llevaba el luto de sus muertos, tenía que vengar sus vidas, tenía que vengar el egoísmo de su conquistador.

No podía solo hacer como si nada hubiese pasado, no podía vivir una vida tranquila después de desarrollar terror por los ruidos fuertes porque le reviven el trauma.

En sudor helado, llorando y rogando que le dejarán en paz miró a Jungkook que dormía a su lado. Soltó un suspiro y lo abrazó por última vez, le dio un beso en la mejilla y tomó sus cosas para irse.

Huiría para ver si así los fantasmas dejan de atormentarla. Corrió por el bosque hasta desgarrar sus pies descalzos, encontró refugio en lo que quedó de sus tierras. Cayendo de rodillas volvió a rogar por su paz.

“Por favor, déjenme vivir. Perdonenme, por favor.” Sollozo bajo el reflejo de la luna. “No quiero ser un monstruo como él.”

Pero ya lo era al haber desarrollado sentimientos por el asesino de su familia, era un monstruo que debía cumplir con su promesa.

Que la cumpliría a pesar de tener mucho que perder, cumpliría lo que llorando a la luna pidió.






























(5/5)


no podemos entrar al arco final sin esta imagen legendaria!

El canto de los lobos ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora