XXVI

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Todos los besos que había compartido con Jungkook le mareaba, tenía que permanecer un momento lejos de él porque toda su cercanía era abrumante. No podía pensar con buena claridad cuando lo tenía cerca porque su presencia significaba un debate interno que arrasaba con todo lo que era.

Por eso es que a primera hora salió para tomar un poco de aire y así poder despejar su cabeza. Paseó por los senderos y quiso relajarse en un pequeño jardín, pronto saldría el sol y con ello vendría el calor que necesitaba por sus manos congeladas. Con los primeros rayos logró cerrar sus ojos para ser bañado en ellos, relajándose lo suficiente como para escuchar lo que pasaba detrás de él.

Una conversación muy curiosa que lo tenía a él y a Jungkook como protagonistas.

“¿Ya tanto tiempo y aún no hay un cachorro? Yo te dije que esa unión sería castigada.”

“Recién puedo creerte. Porque la primera vez que vi a ese chiquillo yo creí que tendríamos de forma inmediata al primer heredero, pero aún no sucede nada. ¿La luna si los habrá castigado?”

“Muy seguro, ellos no eran destinados y por eso aún no tienen ningún cachorro.”

“Qué tristeza. ¿Cómo es que los Bae permitieron que su hija fuera reemplazada por un omega de otra manada? Si estuviera en su lugar hubiera hecho el mayor escándalo, arruinaron la vida de esa pobre omega.”

“Me imagino el dolor que habrá sentido al ver como su destinado marcaba a otro.”

“Y después de la historia que tenían, yo siendo ella ni miraría a quien reemplazó su lugar.”

“Oh, si, se hizo muy amiga de ese omega. O es muy buena, o simplemente una estúpida por estar conviviendo con el que le quitó a su destinado.”

“Joohyun solo es buena, vio lo miserable que era ese omega y decidió hacerse su amiga, pase lo que haya pasado.”

“Aún así, me tiene preocupada no tener noticias de un heredero, el rey está muy tranquilo con eso ¿no?”

“Tal vez solo se rindió y hará que Jungkook embarace a otro para tener al heredero, hasta puede que le pida a su destinada cumplir con lo que ese omega no pudo.

Dejó de escuchar, sus manos temblorosas y el sudor frío en su nuca le distrajeron. Se sentía mareado recordando todas las palabras que habían sido dichas.

¿Joohyun era la destinada de Jungkook? ¿Por qué no se lo dijeron? Las cosas comenzaban a tener sentido, su amiga siempre hablaba bien de Jungkook y parecía conocerlo mejor que nadie, era por eso. Porque antes de que su vida se volviera cenizas ellos habían tenido algo, se habían enamorado y tenían una historia que por alguna razón había terminado.

La razón: él.

Quería saber más, estaba sediento de la verdad y de la historia. Estaba triste. Demasiado triste. Podría llorar mientras caminaba para buscar a la única mujer que se apiadó de él siendo un extranjero en sus tierras.

Cuando la encontró con una canasta de patatas quiso llorar mientras la abrazaba, porque no podía ser. Tenían que estar equivocadas y la Joohyun de la que esas mujeres hablaron era otra, no su mejor amiga.

“¿Qué pasa?” Jimin la abrazo, haciendo que soltara su canasta de patatas.

“Por favor, necesito hablar contigo.” Su voz temblaba.

“Claro, vamos a mi casa, ahí hablaremos mejor.” Sostuvo su mano y recogió su canasta, dirigiéndose a su hogar mientras la garganta de Jimin se hacía un nudo por las lágrimas que quería derramar.

El canto de los lobos ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora