XIX

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Su rutina monótona se acababa una vez que se veía con Joohyun, con ella podía conversar y pasear libremente, se sentía bien al lado de la única amiga que había hecho en todo este tiempo. Los días al lado de su única amiga eran ligeros y cortos, podía disfrutar de real paz cuando hablaba con ella; o cuando la escuchaba hablar. Y así como disfrutaba su charla, también disfrutaba de su silencio, ambos lo hacían. Remojaban sus pies en las orillas del río sentados en una roca mientras el sol les cubría las piernas.

Un poco de vida en su muerte, así sentía la compañía de Joohyun. La luz en la niebla.

"Que relajante, ¿no?"

Jimin asintió, sonriéndole, siempre de pocas palabras, nunca sabía qué decir. Quería cambiar eso, quería ser como ella; una luz entre tanta oscuridad, una sonrisa entre las lágrimas.

"Es bonito el lugar, lo descubrí hace poco, bueno, no lo descubrí, siempre estuvo aquí y..." Se detuvo, su lengua era un enredo de palabras.

"Nunca había pasado por aquí, siempre me dio mucho miedo por todas las ramas y los sauces llorones. Buen descubrimiento." Le dio una palmadita a su rodilla. "Es un pedacito de paraíso."

"Lo es." Sonrío. "Estas tierras son muy lindas, tengo que admitirlo."

"Lo son, muy fértiles y vivas, es bueno vivir aquí. Con el paso del tiempo se expande más y más, seguro en unos años las viviendas llegarán hasta aquí quitándonos este pequeño escondite."

"Quizás." Asintió sonriéndole de vuelta, observándola por unos segundos. Era tan bonita, tan amable y tan amigable, era la omega perfecta. Viéndola con tanta atención como lo hacía ahora se preguntaba porque esa hermosa omega no tenía una pareja, ¿donde estaba?

Todos vienen a este mundo con un destinado, muchos llegan a encontrarlo y estar con su pareja para toda la vida, otros lastimosamente jamás dan con su destinado y viven una vida incompleta preguntándose por la pareja que la luna les dio. Jimin recuerda cuando supo de su destinado, la alegría invadía su alma y el sentimiento de por fin estar completo le hacía mucha ilusión, cuando perdió a su pareja destinada por la luna sintió un vacío crecer en su pecho y sintió que su espalda se partió a palazos por el dolor de ver a alguien que amo morir frente a él.

Cerró los ojos y negó con la cabeza, no quería recordar, estaba cansado de hacerlo.

"¿Puedo preguntar algo?" Dijo abriendo sus ojos, mirando al horizonte, perdiéndose en la forma que los sauces movían sus hojas.

"Claro."

"¿Dónde está tu destinado?"

Joohyun no le respondió, hubo un silencio largo e incómodo, solo se oía el aletear de los pájaros y el sonido del agua moviéndose sobre sus pies.

"No está." Dijo ella por fin, acabando con el silencio tan cortante.

"¿Cómo?"

"Que no está y ya." Se encogió de hombros. "El tema de los destinados no me emociona, nunca lo hizo y ya. No me interesa saber dónde está."

"¿Por qué? No me malentiendas, pero creí que aquí era muy fuerte eso de destinados."

"No lo es. Acá se perpetúa y refuerza la raza, solo se enlazan entre iguales y con la misma pureza. Había muchos que tenían a sus destinados entre las líneas de la monarquía pero por ser de una clase baja no pudieron unirse, así funciona aquí." Volvió a encogerse de hombros, soltando un suspiro pesado y recostando su espalda a la piedra lisa. Evadiendo los ojos curiosos de Jimin, quien suponía que algo así le había pasado a Joohyun.

"Contra todo pronóstico de la luna." Dijo sorprendido, buscando los ojos de su amiga. "¿Pero por qué? Nuestro destinado es un pedazo de nuestra alma, nunca dejaremos de buscarle en vida y mucho menos en muerte."

El canto de los lobos ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora