XXI

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Ese amor oculto entre el café de sus pupilas le recordaba al amor que también sentía por sus padres, solo que su amor era muy expresivo y palpable al tacto; a diferencia del de Jungkook que estaba escondido en pequeños actos y miradas.

No tan oculto pues salía a la superficie cuando la vida estaba siendo arrebatada de sus pulmones. Como le pasó a él también, cuando creía que moriría en las manos de sus captores susurraba el nombre de sus padres para que lo rescatarán.

A pesar de todo, no eran tan diferentes. Sentían el mismo amor y dolor por sus padres.

Aunque, no, no sentían el mismo dolor pues Jungkook no había tenido la misma suerte de sentir sus muertes clavadas en su espina dorsal. El mismo amor, pero no las mismas lágrimas.

Y Jimin se sentía dichoso por haber encontrado el talón flojo de Jungkook, estaba feliz por haber dado un gran salto en su venganza. Pasaría por el mismo dolor que él trajo a su vida al incendiar todo lo que estaba a su paso.

Sentiría el mismo dolor clavarse en su espina, sentiría la misma desesperación y sentiría el mismo vacío que él experimentó.

“Una por otra.” Susurró mirando las montañas, perdido en el horizonte donde la luna comenzaba a aparecer. “Amor por amor, dolor por dolor.”

Mataría a sus padres, haría que Jungkook vea el cuerpo sin vida de quienes más amó alguna vez y haría que sienta la impotencia de no haber podido hacer algo para impedirlo, o le haría sentir la impotencia de no haber podido decir adiós.

El odio comenzaba a pudrir a Jimin por dentro, solo pensaba en las diferentes formas en que podía dañar a Jungkook. Quería huir de la rareza de su cuerpo y sus pensamientos, quería hundirse en el fango de los sentimientos amargos y odiosos.

Quería seguir siendo el Jimin que fue moldeado por los lobos para solo morder y atacar, era lo único que conocía ahora. Pues su anterior ser parecía solo una ilusión del pasado, la dulzura e inocencia del ayer se había perdido entre los síntomas de la rabia que comenzaría a matarlo poco a poco.

“Los mataré y luego te mataré a ti.” Dijo. Perdido en sus pensamientos y en su amargura, lejos de la paz. “Los mataré y sabrás lo que es sufrir en carne propia, te arrebatare todo y luego te llevaré conmigo. Es lo que mereces.”

Su respiración se agitaba repitiendo lo que haría, necesitaba la fuerza mental para lograr sus planes y obtendría la fuerza envenenadose mucho más.

“¿No te hace frío? Ya comienza a soplar más frío por las noches, la nevada comenzará en las montañas.” Ya se había acostumbrado a la constante intromisión de Jungkook, no reaccionaba con sorpresa o miedo cuando existía cerca suyo.

“No, estoy bien.” Mintió, se congelaba en la ventana, pero no quería nada de Jungkook. No ahora, nunca, jamás.

“¿Estás seguro? Tu eres de los valles donde siempre hace calor, este frío nocturno debe ser nuevo para ti.”

“Te equivocas.” Lo miró. “Teníamos una playa que también soplaba un aire frío por las noches, el invierno golpeaba de la misma forma que aquí.” Dijo levantándose de la ventana, caminando hacia Jungkook. “No sabes nada, no quieras fingir que sí.”

“Lo lamento.” Susurró.

Y causó la mayor sorpresa experimentada en Jimin. Se congeló tras escuchar a Jungkook, el arrepentimiento parecía algo reacio a Jungkook, nunca estaría en paz con aquel sentimiento porque no lo permitía en su ser. O eso creía.

Creía firmemente que Jungkook jamás se arrepentiría de algo, pero al igual que el alfa, estaba equivocado y no sabía todo.

Las olas cambiaban de acuerdo a la cercanía de la luna, las olas se agitaban.

“¿Qué?” Preguntó para asegurarse de escuchar bien.

“Que lamento haber pensado mal, creí saber algo de los tuyos pero no fue así, lo siento.” Se disculpó con sinceridad reflejada en sus pupilas. Cada palabra dicha era real.

El omega solo asintió, rodeando a Jungkook para regresar a su cama y tratar de dormir. Pero esta noche no era para eso, esta noche ya estaba reservada para la sinceridad que nació poco a poco en el alfa, misericordia y perdón.

“Jimin.” El alfa le llamó, este no le daba la cara, le llamaba de espaldas; cobarde sin poder enfrentarlo.

“¿Qué?” Frunció el ceño, el tono de voz de Jungkook era distinto, menos déspota.

El alfa inhaló y exhaló aire, suspiró y tras cerrar sus ojos logró formar palabras. “Lamento mucho todo lo que pasó.”

“¿Qué?” Solo hacía preguntas, no sabía ni dónde estaba parado.

“Lamento mucho todo lo que pasó.” Se dio la vuelta, enfrentó la mirada confundida del omega que fruncía el ceño con cada respiración dada. “Lamento mucho haber arruinado todo lo que conocías.”

Sintió como si alguien le empujara al agua helada, sintió como si alguien pusiera sus manos sobre su cabeza y tratara de ahogarlo, sintió como si muriera en el momento.

Porque, increíblemente, la disculpa de Jungkook no causó ninguna calma en su ser; todo lo contrario, alborotó y destrozó aún más.

¿Cómo se atrevía a creer que solo unas cuantas palabras tan sosas podrían solucionar todo lo que había ocasionado? Sus padres estaban muertos, su compañero eterno estaba muerto y decapitado, sus tierras eran ocupadas por sangre ajena y los suyos alejados en las montañas.

Sintió aún más rabia, sintió la necesidad de envolver sus manos contra el cuello de Jungkook para acabar con su vida; tal y como el alfa lo había hecho.

“¿Lo lamentas?” Pregunto sin aliento, arrastrando sus palabras.

“Sí.” Asintió dando un paso hacia Jimin, tratando de tenerlo cerca cuando abriese su corazón. “El tiempo que pase cerca a los tuyos me hizo reflexionar sobre lo que hice, el ayudarlos con su cosecha me hizo comprender todo el daño que ocasione solo por un capricho mío. Lamento mucho todo, lo lamento con el alma.”

El omega se quedó en su lugar sin decir nada, analizó todas las palabras, analizó el tono hablado, analizó los ojos profundos y los recuerdos emanados. Había arrepentimiento, sí, era sincero. Pero ni toda la pena en sus ojos podría solucionar lo que causó, lo que mató y arruinó.

Jimin se levantó de la cama, en silencio sin despegar su mirada de Jungkook camino hacia él y se puso frente suyo. Lo miro de pies y cabeza, con rabia le escupió en la mejilla.

“Eso es lo que opino de tu disculpa.” Dijo con enojo y con el ceño fruncido. “No puedo creer que me creas tan estúpido como para aceptar esa basura de arrepentimiento. Escúchame bien, ni todas las miserables pequeñas acciones podrán borrar lo que hiciste, lo que me hiciste.”

El alfa le miró a los ojos, no podía retirar la mirada. La saliva aún permanecía en su mejilla y parecía no tener intención de quitarla.

“Jamás te perdonaré, Jeon Jungkook, jamás en mi tiempo de vida obtendrás mi perdón.” Dijo con un tono alto y vacío.

El omega no dijo más, no soportaba la presencia tan cercana del alfa y tuvo que huir. Con pasos apresurados fue a pedir refugio a la casa de su mejor amiga, en el hogar tibio trató de consolar el sueño, pero no pudo hasta muy temprano en la madrugada.

Su corazón latía cual caballo galopando, sus manos temblaban y sus ojos lagrimeaban. Su alma le pedía que aceptara el perdón, su alma le rogaba de rodillas poder tener un poco de paz después de tanto tormento pasado.

Aunque su corazón esté lleno de odio y ardiendo en dolor, también se unía al pedido de su alma atormentada. Ambos querían sanar la herida que latía y dolía desde el fondo de sus entrañas.

































Holi Holi ya volvimos con las pilas para acabar esta obra que tanto les gusta!!!! (⁠ ͝⁠°⁠ ͜⁠ʖ͡⁠°⁠)⁠ᕤ

El canto de los lobos ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora