XXIII

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Las noches viendo dormir a Jimin se acabaron, no podían quedarse para siempre en su aldea; no pertenecían ahí y Jungkook tenía que volver de donde provenía.

Jimin no pertenecía a ningún lado, de todas formas.

A primera hora, antes de que el sol salga, ambos se levantaron en silencio para alistar las cosas y así emprender su viaje de regreso al lugar en donde estaban atados. Entre cortas miradas y un incómodo silencio el alfa observaba como su omega se despedía de su pequeña familia, sentía un misterio alrededor de la despedida y charla que llevaban a cabo, las miradas las sentía penetrantes y las palabras no escuchadas eran un misterio que ahora mismo le atormentaban.

Después de un tiempo, muchos minutos, su omega volvió a su lado; pidió su mano para que pudiera sostenerla y subirse al corcel. Al momento de tomarse de la mano y subirse detrás de él sintió una ola de sentimientos apoderarse de su cuerpo, alma y pensamientos. Sentía sus manos calientes y su respiración agitada. Se estaba volviendo loco por la cercanía de su omega.

Lo tenía, lo tenía para él como siempre había querido desde el primer momento.

Su corazón latió aún más rápido y su respiración se agitó cuando Jimin colocó sus brazos en su cintura para sostenerse. Se sentía bien, las muertes para llegar a este momento se sentían válidas. Las lágrimas para sentir el calor de Jimin en su espalda, cerca a sus latidos; habían válido la pena.

Porque no era el único que sentía toda esa tormenta de sentimientos en su ser, no era individual aquel latido en su corazón; la sintonía de sus corazones se entrelazaba con el omega que lo sostenía con todas sus fuerzas.

Pero era un infierno para el omega, Jimin sentía que su interior ardía por la cercanía que él mismo había buscado en Jungkook. Sentía que traicionaba todo lo que era al recostarse en la espalda del asesino de su vida. Encuentra una excusa para su actuar, era invierno y su cuerpo necesitaba calor mientras comenzaban a entrar a las tierras del alfa.

Jimin se quiso engañar haciéndose creer que su necesidad de estar cerca al alfa era por el cruento invierno, la verdad le aterraba y era algo que quería evadir mientras pueda.

Mientras tanto, quería consolar a su omega abrazándose al cuerpo de su alfa. Quería buscar su calor y paz en un abrazo, quería que su corazón se sintiera tranquilo y con Jungkook en este momento podía cumplir sus deseos.

Y estaba mal, muy, muy mal. Jimin se repetía una y otra vez que era por el invierno, pero a este punto, con tanto tiempo pasado ya se tenía que haber acostumbrado al clima tan tormentoso. Pero solo eran sus excusas.

Excusas para no sentir la avalancha que caía encima suyo, la traición de su propia convicción. La traición de sí mismo.

Ahogado en sus excusas, abrazando a Jungkook. Alimentando sus instintos, olvidándose de quién era mientras dejaba que su interior traicionará quien era.

Entre una niebla espesa llegaron a su nación, fueron recibidos por los soldados que interrogaron a su líder su paradero; su madre regaño su desaparición y su mejor amiga le recibió con un abrazo. Todo pasó rápido, entre pestañeos se separaron del calor que sus cuerpos compartían.

Entre la niebla se buscaron y en sus pupilas se llamaron.

Cuando la noche llegó se sometieron a sus deseos, sus piernas se enredaron y sus brazos se encontraron con sus cuerpos, combatiendo el frío; se decía Jimin. Ambos durmieron abrazados, la cabeza del omega pegada al pecho de su alfa.

Solo era el frío, se repetía Jimin.




























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la playlist de la fic está en mi tablero y posteriormente estará en mi card :3

El canto de los lobos ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora