I

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El viento venía desde el sur, golpeaba sus mejillas y despeinaba sus rubios cabellos, el olor del rocio inundaba su nariz y la felicidad del momento pintaba sus mejillas. Era una simple mañana como todas las anteriores, la rutina continuando llevándole por los caminos que ya había pisado. Con una cesta llena de vegetales caminaba al lado de su pareja mientras hablaban de lo que sea que viniera a sus cabezas, con sus manos sucias y sus tatuajes llenos del lodo que usaron para jugar.

La vida era buena para Jimin, la vida era felicidad pura.

"¿Quieres ver si la trampa cazo a algún conejo?" Pregunto Dongsun.

"Vamos." Sonrío, había tenido antojo de conejo hace mucho, esperaba que la trampa haya tomado algo.

Tomaron la ruta hacia la colina donde abundaban las madrigueras, el camino era pesado por las cosas que tenían en sus espaldas pero no era algo que no habían hecho antes, al ser un pueblo agrícola todos habían desarrollado una buena resistencia y fuerza.

El día era ventoso, más de una vez hojas pegaron contra sus caras mientras subían la colina, más de una vez el viento se llevó un vegetal. El pronóstico parecía será desolante.

Cuando llegaron donde habían dejado las trampas, algo llamo más su atención que las cajas vacías una vez más volvieron a ver aquellas huellas que les causaron mucha curiosidad la primera vez. Huellas de lobo, no eran comunes por sus tierras y hasta ahora no se habían encontrado con alguno. Era como si aquel lobo, o lobos, les vigilarán desde lo lejos.

"Otra vez." Señaló Jimin arrodillándose para tocar la tierra que se había formado en torno a la planta del animal. "¿Que harán por acá?"

"Tal vez solo es un lobo solitario."

"¿Sin manada?"

Dongsun se encogió de hombros. "Hasta en los animales hay solitarios incomprendidos. Si tenemos suerte podremos encontrarlo y tal vez domesticarlo."

"Eso es imposible, es un animal salvaje." Siguió tocando la tierra, se sentía extraño mientras lo hacía. Como si algo le dijera que pronto lloveria.

"Si otros pueblos pueden hacerlo, ¿por que nosotros no?"

"Porque son animales, ellos le pertenecen a la naturaleza." Frunció el ceño. "¿Y si....?"

"¿Qué?"

"¿Si no es un lobo?"

"Explica."

"Nada, olvídalo." Sonrío levantándose del suelo.

Dejo la cesta de vegetales en el pasto y se tiró de espaldas para descansar, palmeó a su lado para que Dongsun le acompañara. Fueron cuestión de segundos para que ambos se echarán lado a lado, mirándose a los ojos mientras se sonreían.

Dongsun, su alfa, le tomo de la mano y la levantó hacia el sol, quería apreciar bien los tatuajes que Jimin llevaba simbolizando su unión. Era típico que las parejas destinadas llevarán los mismos tatuajes en la mano derecha.

"Estos se verán aún más lindos cuando una marca adorne tu cuello." Dijo.

"Digo lo mismo." Sonrío. "¿Durmamos un rato? Tengo mucho sueño, me levantaste demasiado temprano."

"No es así, incluso tu papá me regaño cuando lo hice y me dijo que te dejará descansar."

"Pues tenía razón." Rió con los ojos cerrados, acurrucandose al lado de su alfa, colocando su cabeza en su pecho para así encontrar paz en su sueño.

La mano tibia y pesada de Dongsun se posó en su cintura, con aquel gesto se sintió aún más cómodo y seguro para tomar una siesta en la colina al lado de su destinado.

Ambos se durmieron, descansando en paz mientras se tenían lado a lado, sus aromas fusionándose y creando una atmósfera romántica entre ellos. A salvo del ventarrón que venía desde el sur.

Aunque, Jimin no podía estar en paz en sus sueños, mucho menos a salvo, porque una vez más tenía aquella pesadilla que se repetía constantemente desde la última semana. Fuego, gritos y sangre, a veces la pesadilla se disipaba en su mundo de sueños, pero otra veces la pesadilla era tan viva que lograba levantarlo a media noche con sudor en la frente y lágrimas en los ojos.

Lo mismo le pasó ahora, la pesadilla fue tan lúcida que se levantó de golpe con lágrimas en los ojos y agitado. Se tomó el pecho para calmar su respiración, contó hasta tres y cerró los ojos, cuando pudo calmarse noto algo extraño.

El cielo azul que les cubría era negro, había humo por todo lado y por reflejo Jimin se levantó, viendo desde su sitio como es que el humo venía de su pueblo. Todo se quemaba.

"¡Dongsun!" Grito con desesperación, el alfa se levantó y con mucha intriga miro las nubes negras en el cielo. "Todo se quema." Susurró mirando las llamas crecer, viendo entre ellas personas con espadas y caballos.

"Todo lo queman." Susurró en shock.

Cuando menos se dio cuenta comenzó a correr colina abajo, no podía quedarse congelado mientras le arrebataban todo lo que tenía, como el hijo único del líder del pueblo tenía la obligación de defender todo lo que su familia había construido para los suyos. Corrió sin importarle las ampollas que saldrian en sus pies, o la sangre que ya pintaba con sus pasos.

"¡Jimin!" Escucho a sus espaldas pero no pudo voltearse, tenía que ayudar.

Tenía que encontrar a su familia, encontrar algo para defenderse a él y a los suyos, pero entre todas las llamas no podía ver bien, entre los lamentos no podía escuchar y todo se volvía confuso.

Su vida acababa entre las llamas de pirómanos.



































holiiii volví a aparecer jaja
estaba muy ocupada y por eso dejé abandonado este proyecto :""" pero ya me acomode mejor y ajá :3

primer capítulo cortito pero necesario

los días de actualización serán martes, jueves y sábado :3

sí, Jimin ya tiene a un destinado y la fiesta de unión iba a ser pronto

nos vemos <3

El canto de los lobos ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora